BRUSELAS, jueves 20 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Según una reciente investigación de Caritas Europa titulada “Reflexión sobre las dinámicas entre migración y desarrollo”, las políticas migratorias represivas “están condenadas al fracaso mientras la principal razón de los migrantes para abandonar su país siga siendo la falta de oportunidades para mantener una vida digna en sus propios hogares”.
Una serie de casos recientes de migrantes desesperados que arriesgan sus vidas para llegar a Europa ha catapultado el tema de la migración y el desarrollo al primer plano de la agenda europea, asegura en su página web Caritas Europa, la red europea de 48 organizaciones de Caritas en 44 países, con sede en Bruselas.
Aunque el discurso oficial de la Unión Europea subraya el papel positivo de la migración para el desarrollo y el papel de los emigrantes en el desarrollo de sus países de origen, los Gobiernos de los distintos Estados miembros, asegura Caritas Europa, “se distinguen por dar prioridad política a la protección de las fronteras exteriores de Europa, lo que revela un enfoque cada vez más restrictivo de la inmigración”.
Esta tendencia, añade, “se ha visto fortalecida por la actual crisis económica que ha destruido millones de puestos de trabajo en Europa y las recientes tensiones relacionadas con la inmigración que se han registrado en algunos países como Italia”.
Sin embargo, según Caritas Europa, “estas políticas represivas están condenadas al fracaso mientras la principal razón de los migrantes para abandonar su país siga siendo la falta de oportunidades para mantener una vida digna en sus propios hogares”.
De ahí, subraya la organización humanitaria de la Iglesia, “la necesidad de impulsar una política más ambiciosa que incluya medidas destinadas a mejorar el nivel de vida en los países en desarrollo”.
Caritas Europa está convencida de que el debate sobre migración y desarrollo “debería centrarse en identificar sinergias positivas entre estos campos, antes que entender las políticas de desarrollo como una herramienta de control de migración”.
Esta es una de las conclusiones a las que llega Caritas Europa en la investigación que ahora sale a la luz bajo el título “Reflexión sobre las dinámicas entre migración y desarrollo”.
Concebida principalmente como una herramienta de trabajo para las organizaciones miembros de Caritas y otras entidades de la sociedad civil, esta reflexión “pretende ser un documento vivo que se vaya enriquecido a medida que las relaciones entre los temas de migración y desarrollo evolucionen en el tiempo”.
Pero, al mismo tiempo, “pretende presentar a los responsables políticos y a la opinión pública en general las recomendaciones que Caritas Europa cree que servirían para mejorar las políticas actuales en estos dos ámbitos”.
Inspirada en los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, Caritas Europa “se opone a cualquier política que sea incapaz de ver a las personas (en este caso, los migrantes) como seres humanos con vidas, sueños y derechos, y que se limite a considerarlos, en el mejor de los casos, como ‘fuerza de trabajo’ o, en los casos más desafortunados, como una ‘amenaza para la seguridad’”.
En este sentido, Caritas Europa “está profundamente convencida de que la migración y el desarrollo pueden administrarse de forma que sean beneficiosas tanto para los migrantes como para sus países de origen y para las sociedades que los acogen”.
En esta reflexión de Cáritas Europa se reafirman cuatro principios fundamentales que recorren todo el documento: “El derecho a vivir en un territorio, que incluye tanto el derecho a permanecer en el mismo, como el de salir o regresar cuando sea necesario”; “El derecho a residir con la propia familia y el derecho a la reagrupación familiar”; “El derecho a contribuir al desarrollo tanto del país de origen como del país de destino”; “El derecho a integrarse en el país de acogida”.