ROMA, martes 21 de septiembre de 2010 (ZENIT.org) – La Santa Sede expresa su “más grande confianza” hacia el presidente del IOR (Istituto per le Opere Religiose), la “banca del Vaticano”, y recuerda su elección de la “transparencia” de las operaciones.
Las autoridades del IOR llevan tiempo realizando contactos y encuentros, tanto con la Banca de Italia como con los organismos internacionales competentes – la Organisation for Economic Co-operation and Development (OCDE) y el Grupo de Acción Financiera Internacional contra el blanqueo de dinero (GAFI) – para la inserción de la Santa Sede en la llamada White List”.
Un comunicado de la Secretaría de Estado publicó hoy martes un comunicado en el que puntualiza un artículo en el diario italiano La Repubblica, que informa de una investigación sobre el presidente del banco, Ettore Gotti Tedeschi, y otro importante cargo del banco.
Según el diario, el motivo sería una presunta violación de la ley italiana contra el blanqueo de capital, el decreto legislativo 231 de 2007. El tribunal de Roma ha retenido de forma “preventiva” 23 millones de euros del IOR, una medida que ha provocado la “perplejidad” del Vaticano.
La Santa Sede hace saber que las informaciones requeridas por el tribunal ya estaban disponibles en la oficina competente del Banco de Italia, y que “operaciones análogas tienen lugar de forma habitual con otros institutos de crédito italianos”.
“Respecto a los importes citados, es hace presente que se trata de transacciones por tesorería hacia instituciones crediticias no italianas, cuyo destinatario es el propio IOR”.
“La Santa Sede expresa por ello la máxima confianza en el presidente y en el director general del IOR”, concluye la nota.
El IOR, más conocido (aunque erróneamente) como banco del Vaticano, fue fundado por Pío XII en 1942 y reestructurado por Juan Pablo II en 1990, y se dedica a “la custodia de los bienes muebles e inmuebles transferidos o confiados al propio Instituto por personas físicas o jurídicas y destinadas a obras de religión o de caridad».
Los órganos del Instituto son la Comisión cardenalicia (cinco cardenales nombrados por el Pontífice), un prelado, nombrado por esta Comisión que sigue las actividades del Instituto y participa como secretario en las reuniones de la Comisión, y el Consejo de superintendencia.
Este Consejo es responsable de la administración y gestión del Instituto, además de la vigilancia y supervisión de sus actividades en el plano financiero, económico y operativo.
Sus miembros deben ser cinco laicos de reconocida experiencia económico-financiera, nombrados para cinco años (aunque prorrogables) por la Comisión cardenalicia. El papel del Consejo de superintendencia es comparable al de un consejo de administración.