Pakistán: La persecución disfrazada de ley contra la blasfemia

Entrevista con el abogado que defiende a los cristianos paquistaníes

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WASHINGTON, domingo 12 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).-  Las así llamadas leyes anti blasfemia de Pakistán atraen periódicamente la atención internacional, como en el caso de Asia Bibi, una cristiana sentenciada a muerte acusada de blasfemar contra Mahoma. Pero estas leyes son algo con lo que los cristianos paquistaníes han tenido que vivir y aguantar durante más de 20 años.

Varias ONGs de todo el mundo intentan ayudar a los cristianos en Pakistán cuando son víctimas de la legislación anti blasfemia o el clima general de discriminación.

El American Center for Law and Justice es una de estas organizaciones. Shaheryar Gill, un abogado paquistaní educado en Estados Unidos y Corea, es consejero asociado de este centro.

En esta entrevista, Gill presenta una visión desde dentro de las leyes anti blasfemia y habla sobre las razones para la esperanza en Pakistán.

–¿Puede hablarnos sobre usted? ¿Usted nació y creció en Pakistán?

–Gill: Sí, nací en una familia cristiana. Me crié en Pakistán. Fui a una facultad de derecho cristiana en Corea y luego en Estados Unidos. Y ahora trabajo con el American Center for Law and Justice como consejero asociado en Virginia.

–¿Cómo llegó a usted a este tipo de trabajo?

Gill: Solía trabajar con una organización de derechos humanos en Pakistán antes de ir a la facultad de derecho, y nuestra organización daba asistencia legal a las minorías perseguidas de Pakistán, especialmente a los cristianos. Durante mi trabajo en aquella organización vi a un montón de gente en Pakistán que era perseguida por su religión y discriminada por sus creencias. Así que comencé a desarrollar el interés en el derecho y un día decidí ir a una facultad de derecho.

–¿Puede decirme de qué clase de discriminación estamos hablando?

Gill: Sí, en Pakistán la gente es perseguida por su religión. Muchas personas son objetivo de las conocidas «leyes de la blasfemia» que fueron promulgadas en 1986 por un dictador militar, el general Zia ul-Haq, y bajo estas leyes mucha gente ha sido perseguida en las últimas dos décadas.

–¿Qué significa «ley de la blasfemia»? ¿De qué estamos hablando en la práctica?

Gill: Básicamente de si alguien dice cualquier cosa despectiva sobre el Islam puede ser procesada. La más conocida de estas leyes es la Sección 295 C del Código Penal Paquistaní, que establece que: Cualquiera que, de palabra, sea hablado, escrita o por una presentación visible, profane el nombre sagrado de Mahoma será castigado con la muerte. Otras secciones del código penal prohíben la profanación del Corán y de los lugares religiosos, e incluso el decir palabras despectivas sobre personalidades religiosas.

–Usted afirma que esto afecta tanto a cristianos como a musulmanes. ¿Cómo puede afectar esto a un musulmán?

–Gill: No importa si una persona es cristiano o musulmán; una vez que dice cualquier cosa despectiva sobre el islam, cualquiera que lo escuche puede ir a la comisaría de policía y presentar una queja de blasfemia contra a ella. Pero hay que recordar que estas leyes no son utilizadas sólo contra una supuesta blasfemia sino también para disputas personales entre dos personas. Por ejemplo, alguien decide darle a otro una lección, y así va a una comisaría y presenta cargos contra el otro. Estas leyes se utilizan para fines personales.

–¿Podría ponernos un caso de cómo se reivindican las leyes de blasfemia?

–Gill: Hubo un ataque a una aldea en Kasur por una multitud de cientos de musulmanes contra una aldea cristiana de 135 familias. La chispa que hizo estallar la violencia fue una acusación de blasfemia. Había una disputa entre un cristiano y un musulmán. El cristiano estaba conduciendo su tractor y se le cruzó una moto en la carretera. Pidió al propietario de la moto que por favor la moviera para que pudiera pasar. El propietario le dijo al cristiano del tractor: ¿Cómo podía un «chuhra» decirle lo que tenía que hacer? Un «chuhra» es un término despectivo para los cristianos. Sobre esto tuvieron una pequeña disputa. Algunas personas intervinieron para parar la lucha y todos se fueron a casa. Unas horas después una familia musulmana reunió a otras y atacaron y golpearon a la familia cristiana. Al día siguiente anunciaron en la mezquita que un cristiano había profanado el Corán. Una turba se reunió y atacó a las 135 familias de aquella aldea sólo por una pequeña disputa entre dos personas.

–¿Así que es algo que se politiza con facilidad?

–Gill: Absolutamente. Se puede politizar con facilidad. Los musulmanes en Pakistán son intolerantes ante cualquier blasfemia contra el islam. Tenemos que recordar que estos incidentes pueden no ser, como he dicho antes, blasfemia, sino disputas personales. Así que la gente tiene que comprender que, al menos, deberían primero investigar lo que ha ocurrido y sacar todos estos conflictos personales ante un tribunal de justicia en vez de utilizar la ley de la blasfemia por motivos personales.

–Usted ha mencionado antes la palabra «chuhra», un término despectivo para los cristianos. ¿Cómo son, en general, las relaciones entre cristianos y musulmanes en Pakistán?

Gill: En general solemos convivir bien. A los cristianos se les permite ir a las iglesias y tener sus servicios religiosos, pero en cuanto hay un conflicto sobre la religión misma y si hay una discusión o algo que vaya más allá – si hay una disputa personal – es muy fácil utilizar la ley. Todo lo que hay que hacer es ir a una comisaría de policía para presentar una queja. Si usted tiene un pequeño conflicto conmigo, yo (como musulmán) no voy a la comisaría porque la pena si acaso será una multa. En cambio si presento una denuncia de blasfemia contra ti, se puede arruinar toda tu vida. Pueden destrozar tu propiedad. Puedes pasarte la vida en la cárcel.

–¿Cuál es el castigo típico para la blasfemia?

Gill: Hay castigos diversos dependiendo de las violaciones basadas en el código penal bajo la sección de blasfemia. El castigo más duro es la pena de muerte si has dicho algo contra el profeta islámico.

–¿Se ha aplicado alguna vez?

Gill: Nunca se ha aplicado, pero ha habido gente que ha sido sentenciada a muerte. Originariamente ha sido cadena perpetua, o muerte. En 1991 el Tribunal Federal de la Sharia, que es un tribunal islámico, afirmó que la sentencia de muerte no era un castigo apropiado y que la muerte sólo es un castigo adecuado para la blasfemia contra el nombre del profeta.

–Hemos hablado un poco sobre las leyes de la blasfemia. ¿A qué otro tipo de discriminación se enfrentan los cristianos en Pakistán?

Gill: Mencioné el término «chuhra». Todo cristiano en su vida ha tenido que sufrir al ver cómo sus vecinos musulmanes, sus amigos u otros le llaman con ese término despectivo. Los cristianos son vistos como ciudadanos de segunda clase. Incluso la constitución hace a los cristianos, o a las minorías, ciudadanos de segunda clase porque uno de sus artículos afirma que el presidente no puede ser un no musulmán. Como cristiano yo no puedo presentarme como candidato a presidente, así que automáticamente por la constitución te conviertes en un ciudadano de segunda clase. La constitución concede derechos fundamentales: libertad de expresión, libertad de religión, pero estas libertades están sujetas a restricciones. El artículo 19 de la constitución, por ejemplo, concede la libertad de expresión, pero está sometida a «restricciones razonables» como la «gloria del islam» o el orden público. Desde 1986, cuando se promulgó la ley originaria de la blasfemia, sección 295 C, hasta el 2009, ha habido más de 900 casos de denuncia por blasfemia. En lugar de prohibir o restringir los incidentes de blasfemia, estas leyes han aumentado los casos de blasfemi
a. La mayoría de estos casos se han presentado bajo alegaciones falsas. Ahora, una falsa alegación es una blasfemia. Así que estas leyes que se suponen que protegen la gloria del islam han violado básicamente la gloria o santidad de dicha religión cuando la gente presenta acusaciones falsas contra otros.

–¿Se ha encontrado usted personalmente con este tipo de discriminaciones?

Gill: No ante casos de persecución, pero sí de discriminación. Mis amigos musulmanes me llamaban el «chuhra». Es un término histórico que hacía referencia a los hindúes convertidos al cristianismo durante el mandato británico en el subcontinente. La mayoría de estos convertidos eran intocables y los hindúes no los trataban bien. Se importó este término para los cristianos y quiere decir que los cristianos son ciudadanos de una casta baja.

–Es interesante que mencione esto porque en 1947, cuando se creó Pakistán, se creó como el «hogar de los puros», pero al mismo tiempo el primer presidente estableció que los cristianos debían ser libres de acudir a sus iglesias para rezar. ¿Pueden los cristianos vivir su fe abiertamente? ¿Pueden expresar su fe?

Gill: Puedo decir a la gente que soy cristiano pero no puedo tratar de que alguien se convierta al cristianismo, especialmente si es musulmán. No tenemos leyes contra la conversión en Pakistán, pero la sociedad en general no toleraría que una persona se convirtiera.

–¿Qué ocurriría si se descubriera que usted como cristiano está intentando lograr conversiones? ¿Y qué le ocurriría a un musulmán?

–Gill: Ha habido casos en el pasado, si recuerdo bien, en que otros ciudadanos han asesinado a gente o la han atacado por convertirse al cristianismo.

–¿Ha recibido casos legales en el American Center for Law and Justice de musulmanes convertidos al cristianismo para pedir asesoramiento y apoyo legal?

–Gill: No a mí personalmente, pero tenemos casos. Cuando trabajaba en Pakistán, teníamos casos de blasfemia en los que representábamos a la gente. En mi trabajo con el American Center for Law and Justice, básicamente proporcionamos asistencia legal a las minorías cristianas en Pakistán. Tenemos el caso en Pakistán del hijo de un pastor que fue acusado por la policía local de cometer un robo. Se arrestó a algunas personas. La policía liberó a todos los demás – todos musulmanes – excepto al hijo del pastor. Fue torturado y le rompieron la columna vertebral. Representamos a este joven. No puede caminar. Es una situación terrible. La policía le amenazó con la muerte si presentaba cargos contra ellos ante un juez. Tratamos continuamente con este tipo de casos de discriminación y éste es un caso de discriminación. Es la verdadera razón por la que soltaron a todos los demás, le detuvieron, y le torturaron en vez de llevarlo a un tribunal para acusarle y permitir que el tribunal decidiera. Esta es la razón por la que tenemos tribunales. Desgraciadamente la policía actuó como juez y jurado porque él era cristiano.

–Lo que usted está tratando es muy delicado porque se trata de la cultura el derecho. ¿Debe ser difícil para usted?

Gill: Es difícil. A veces me preocupa mi seguridad porque tratas con la policía y los políticos. En otro caso, en Gojra, se asesinó a varias personas. Seis fueron quemados hasta morir y a dos les dispararon. En aquel caso, se acusó a varios musulmanes de vandalismo y del asesinato de cristianos. Se trataba de un conflicto en el que una familia cristiana tenía una disputa con una familia musulmana. La familia musulmana decidió hacerlo público y básicamente presentó cargos formales de profanación del Corán contra la familia cristiana. Esto se anunció en la mezquita. Se reunió una multitud, les quemaron y asesinaron.

–Cuando hay tensiones internacionales, por ejemplo en Irak o Afganistán, ¿afectan a su entorno, a las relaciones locales entre cristianos y musulmanes?

Gill: Veinte años o más de leyes contra la blasfemia en Pakistán han inculcado en la gente que el castigo por insultar el islam es la muerte. Así que, más que ir a los tribunales, la gente se ha tomado la justicia por su mano. Ahora, llegados a este punto: el islam es también una comunidad orientada hacia la religión, que es algo muy bueno, pero, al mismo tiempo, cuando ven estas guerras contra otros estados musulmanes como Irak y Afganistán, sienten una responsabilidad y solidaridad con estos musulmanes e intentan exigir venganza contra los cristianos locales, porque perciben a estos cristianos como agentes norteamericanos. Este es un factor que es importante considerar para comprender por qué se da un aumento de violencia contra los cristianos.

–Hemos estado hablando mucho sobre las dificultades pero también debe haber historias de ayuda entre las comunidades musulmanas y cristianas o quizá historias en las que los musulmanes han acogido a los cristianos en sus casas cuando han sido atacados o han estado en dificultades.

Gill: Hay muchas ONGs musulmanas. Son generosas y quieren ayudar pero, al mismo tiempo, que quieren ayudar a los cristianos y a otras minorías, tienen que ir contra sus conciudadanos musulmanes, lo que también amenaza su existencia. Así que básicamente sólo las organizaciones cristianas representan a estas víctimas. Algunas organizaciones musulmanas trabajan con organizaciones cristianas para dar asistencia a los cristianos.

–¿Así que una organización como la suya no sólo juega un papel jurídico, sino también un papel de defensa que es importante para presionar más, por ejemplo, al gobierno paquistaní para que respete las leyes, y respalde las leyes a favor de todas las minorías de Pakistán?

Gill: El American Center for Law and Justice proporciona asistencia legal a organizaciones paquistaníes que trabajan con él. También hemos escrito una petición a las Naciones Unidas, declarando que todos estos incidentes son una violación del derecho internacional y Pakistán está obligado a observar las leyes internacionales sobre derechos humanos. Y sí, estamos implicados en el debate público y, hace poco, hemos tenido una reunión con funcionarios de la embajada de Pakistán y les hemos puesto al corriente de estos acontecimientos. Espero que hagan algo para brindar justicia a las víctimas y perseguir a quienes comenten estos actos basándose en la religión.

–Muchos de los cristianos locales se han rendido, han recogido sus pertenencias y se han marchado. ¿Por qué se va la gente joven? ¿Y qué tipo amenaza plantea esto a los cristianos en Pakistán?

Gill: Es necesario que respaldemos a los cristianos de Pakistán. Y la manera de hacerlo es a través de la educación. Los mejores colegios de Pakistán son los colegios cristianos – católicos y anglicanos. Ambos dan la mejor educación, pero, al mismo tiempo, educan sobre todo a musulmanes. El problema con esto es que si no damos una buena educación a los cristianos, no lograran buenos puestos de trabajo. Siguen siendo analfabetos. Después no tienen ninguna influencia en la sociedad y son blancos fáciles. Y al volverse blancos fáciles es fácil explotarlos porque no pueden responder. No pueden plantar cara. No pueden defenderse.

–¿Hay esperanza para los cristianos? ¿Hay esperanza para su país?

Gill: Sí, tengo esperanza pero, por supuesto, tenemos que rezar por todo esto. Necesitamos muchas oraciones por ambos, cristianos y musulmanes de Pakistán. Especialmente oraciones por los musulmanes para que Dios les dé discernimiento, conocimiento y espíritu de tolerancia y creo que esto sólo puede lograrse con el poder del Espíritu Santo. Después, es necesario que eduquemos y respaldemos a los cristianos locales para que puedan aguantar.

Esta entrevista ha sido realizada por Mark Riedemann para «Dios llora en la Tierra», un programa semanal radiotelevisivo producido por la Cathol
ic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Más información en www.ain-es.orgwww.aischile.cl   

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ZENIT Staff

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