Medio ambiente y agricultura, en la Fundación Juan Pablo II para el Sahel

Una entidad cuya gestión confió su titular a los propios africanos

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BANUL, martes 8 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- La Fundación Juan Pablo II para el Sáhel se reúne desde este martes 8 hasta el 13 de febrero en Banul, Gambia. Veinticinco años después de su creación, celebra su consejo de administración. Juan Pablo II quiso confiar a los propios africanos la gestión de este organismo colegiado de los nueve obispos de la zona del Sáhel.

A esta vigésimo novena reunión asiste el cardenal de Guinea Conakry Robert Sarah, presidente del Consejo Pontificio Cor Unum, representante legal de la Fundación.

La palabra árabe Sáhel significa ‘borde’ o ‘costa’ y designa a una zona africana, con clima semiárido y precipitaciones que fluctúan entre los 200 mm anuales en el norte y los 600 mm en el sur. Limita al norte con el desierto del Sáhara, al sur con las sabanas y selvas del Golfo de Guinea y de África Central, al oeste con el océano Atlántico y al este con el Nilo Blanco.

Tiene una extensión aproximada de cuatro millones de kilómetros cuadrados e incluye: el sur de Mauritania, Senegal, Mali, Argelia, norte de Guinea y Burkina Faso, Níger, norte de Nigeria y Camerún, así como Chad, Sudán y Eritrea.

Juan Pablo II expresó su deseo de crear esta fundación desde su regreso de la primera visita a África. Había visto la “gran tragedia” de la que son víctimas las poblaciones afectadas por la sequía y la desertificación.

Los países que participan en los programas de la fundación son nueve: Burkina Faso, Níger, Mali, Guinea Bissau, Cabo Verde, Mauritania, Senegal, Gambia y Chad.

La página de Fundación señala que la amenaza del hambre pesa todavía sobre la región del Sáhel. “Todo el este saheliano está afectado, y Níger vive la situación más dramática”, afirma.

El 10 de mayo de 1980, Juan Pablo II habló en nombre de los “sin voz” diciendo: “los afligidos y menesterosos buscan las aguas… yo el Señor, les oiré… Cambiaré el desierto en estanques de aguas (Is 41, 17-18) y el agua que yo les daré se convertirá en una fuente de agua que brota hasta la vida eterna’ (Jn 4, 14). ‘Desde aquí, lanzo un solemne llamamiento al mundo entero… elevo mi voz suplicante… Me hago aquí la voz de los sin voz, la voz de los inocentes”.

Pero como son nueve países pobres, y muy diferentes, y Juan Pablo II quería “evitar una nueva ‘imposición’ del ‘norte’ sobre ‘el sur’”, decidió confiar el funcionamiento de esta Fundación a los  episcopados de los nueve países.

Esta fórmula ha sido considerada “ejemplar” por estos países que se encuentran en necesidad y precisan la ayuda de terceros países.

El 25 de mayo de 1984, Juan Pablo II subrayaba que “la solución está a a fin de cuentas en manos de los africanos”, y que “colaborar con ellos, incluso en el plano técnico, no quiere decir reemplazarles”. Veía aquí “una realización concreta de la comunión eclesial” y un fruto de la “corresponsabilidad colegial”.

Para saber más: http://fondationjeanpaul2.org/

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ZENIT Staff

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