CIUDAD DEL VATICANO, viernes 8 de abril de 2011 (ZENIT.org) – Benedicto XVI percibe que se están dando signos alentadores para la nueva evangelización en América Latina, relanzada por la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida (Brasil, mayo de 2007), como lo demuestra el redescubrimiento de la meditación en la Palabra de Dios en parroquias y comunidades, la así llamada «lectio divina».
Lo constató en la mañana de este viernes al concluir la asamblea plenaria de la Comisión Pontificia para América Latina, organismo de la Santa Sede presidido por el cardenal Marc Ouellet, fundado en 1958 por el papa Pío XII, con la misión de impulsar las relaciones entre las iglesias locales y los distintos departamentos de la Curia Romana.
En su audiencia a los cerca de cuarenta participantes en la asamblea, el pontífice reveló que «durante los encuentros que he tenido en estos últimos años, con ocasión de sus visitas ad limina, los obispos de América Latina y del Caribe me han hecho siempre referencia a lo que están realizando en sus respectivas circunscripciones eclesiásticas para poner en marcha y alentar la Misión continental con la que el episcopado latinoamericano ha querido relanzar el proceso de nueva evangelización después de Aparecida, invitando a todos los miembros de la Iglesia a ponerse en un estado permanente de misión».
Según el obispo de Roma, «se trata de una opción de gran trascendencia, pues se quiere con ella volver a un aspecto fundamental de la labor de la Iglesia, es decir, dar primacía a la Palabra de Dios para que sea el alimento permanente de la vida cristiana y el eje de toda acción pastoral».
El papa consideró que «este encuentro con la divina Palabra debe llevar a un profundo cambio de vida, a una identificación radical con el Señor y su Evangelio, a tomar plena conciencia de que es necesario estar sólidamente cimentado en Cristo», reconociendo como él mismo escribió en su primera encíclica, «Deus caritas est», «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y, con ello, una orientación decisiva».
Benedicto XVI manifestó su satisfacción al constatar que en América Latina «ha ido creciendo la práctica de la ‘lectio divina’«, la meditación orante de la Palabra de Dios, «en las parroquias y en las pequeñas comunidades eclesiales, como una forma ordinaria para alimentar la oración y, de esa manera, dar solidez a la vida espiritual de los fieles».
Una de las conclusiones del sínodo de los obispos del mundo sobre la Palabra de Dios, celebrado en el Vaticano del 5 al 26 de octubre de 2008, fue precisamente la promoción de la «lectio divina», y así ha quedado recogido en la exhortación apostólica postsinodal Verbum Domini, en la que Benedicto XVI recoge sus frutos.