ROMA, viernes, 22 abril 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI revivió junto a decenas de miles de peregrinos el drama de la muerte de Jesús, en el Coliseo romano, durante la noche del Viernes Santo.
Al final del acto de piedad cristiana, desde la colina del Palatino, el pontífice invitó a los fieles que recorrieron en una noche de clima agradable las catorce estaciones de la pasión y muerte de Cristo a sumirse «en el silencio de la muerte» «del Hombre rechazado, oprimido y aplastado».
De este modo, los fieles que llevaban en su mano una vela encendida que iluminaba este lugar de suplicio en la Roma imperial, revivieron, por invitación del obispo de la ciudad eterna, «el drama de Jesús, cargado del dolor, del mal y del pecado del hombre».
El papa dirigió sus palabras con voz clara después de una larga jornada de oración, en la que horas antes había presidido la celebración de la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
«La Cruz no es el signo de la victoria de la muerte, del pecado y del mal, sino el signo luminoso del amor, más aún, de la inmensidad del amor de Dios, de aquello que jamás habríamos podido pedir, imaginar o esperar», aseguró.
El Via Crucis de este año tuvo por novedad a dos niños, hermanos, que leyeron en italiano la descripción de las catorce estaciones: Diletta de 10 años, y Michele de 12.
La cruz fue llevada en sucesivas estaciones por el obispo vicario del papa para la diócesis de Roma, el cardenal Agostino Vallini, una familia romana con cinco hijos (trillizos y gemelos), una familia de Etiopía, dos monjas agustinas, un franciscano de Egipto y una joven de ese mismo país, un enfermo en silla de ruedas empujado por un voluntario, y dos frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa.
Benedicto XVI presidió el rito de rodillas frente al Coliseo. Las estaciones del Vía Crucis avanzaron por el interior del Coliseo –el famoso anfiteatro Flavio–, continuaron por delante del Arco de Trajano y concluyeron en el Palatino.
Por primera vez en el este pontificado, las meditaciones que comentaron las estaciones fueron escritas por una mujer, sor Maria Rita Piccione, madre agustina (http://www.zenit.org/article-39026?l=spanish).
Y una mujer, también religiosa agustina, sor Elena Manganelli, es la artista que ha creado las imágenes que ilustraron estas estaciones tanto en televisión como en el librito que se repartió entre los peregrinos con los textos.