Iraq: en Pascua se llenan las iglesias pese ataques y toque de queda

La catedral siro-católica de Bagdad, abarrotada de fieles el Domingo de Resurrección

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ROMA, viernes 29 de abril de 2011 (ZENIT.org).- El toque de queda no ha impedido, a los cristianos de Mosul, caminar durante una hora para asistir a un concurrido servicio de Viernes Santo en una de las ciudades más peligrosas de Iraq.

El arzobispo Amil Nona de Mosul presidió la liturgia en la iglesia caldea de San Pablo, a la que los fieles fueron a pie, ya que el toque de queda impuesto por varias alarmas de seguridad, impedía coger el coche o cualquier otro medio de transporte. El toque de queda total del día anterior provocó, sin embargo, la cancelación de la Misa del Jueves Santo.

Como en años anteriores, también la Vigilia de Pascua fue eliminada por la inseguridad que reina sobre todo después del anochecer.

Hablando de estos sucesos ocurridos en Mosul, monseñor Bashar Warda, arzobispo de la diócesis de Erbil, confesó a la asociación caritativa católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que los cristianos de la ciudad estaban decididos a celebrar los ritos de la Semana Santa y de la Pascua en la medida en que esto fuera posible.

“Los fieles en Mosul animaron a monseñor Amil con su voluntad de participar en el servicio de Viernes Santo”, dijo el prelado. Mosul, situada en la parte noroccidental de Iraq, fue testigo de algunas de las más graves persecuciones a los cristianos en el país, con raptos, homicidios y ataques repetidos por parte de los militantes, para obligar a los fieles a un éxodo en masa de la ciudad.

Valentía y esperanza

En el periodo pascual, la vida fue difícil también para los cristianos de Bagdad, y cerca de las iglesias se verificaron varios episodios de violencia.

El Domingo de Pascua, los fieles tuvieron que evacuar la iglesia católica del Sagrado Corazón antes de una explosión.

Cerca de allí, la gente acudió a la iglesia católica de la Virgen María mientras fuera del edificio, hombres armados se enfrentaban a los policías hiriéndolos.

Los cristianos, sin embargo, no se han dejado intimidar. Los ministros de la catedral siro-católica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Bagdad contaron que para la misa de Pascua, los fieles eran tantos, que fue necesario pasar de una celebración a tres.

El pasado 31 de octubre, la catedral fue el escenario de una masacre: durante un ataque en ocasión de la Misa dominical, fueron asesinadas 58 personas y más de 70 fueron heridas.

Monseñor Warda dijo que en su Mensaje para la Pascua hizo un llamamiento a las facciones políticas rivales para que buscasen una “reconciliación” con la ayuda de la Iglesia.

“La gente sufre mucho a causa de la inestabilidad”, dijo el prelado a AIN. “Ofrecemos una oración y la voluntad de ayudar en el proceso hacia la reconciliación y la cooperación”.

“La Iglesia nació de la voluntad de Dios de buscar la reconciliación con el hombre mediante la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, y por tanto se podría decir que somos expertos en el campo de la reconciliación y podemos ser capaces de ayudar”, destacó.

El prelado recordó la continúa incertidumbre política y comentó que los políticos actúan “en base a los intereses políticos más que por el bien común”.

La continua violencia contra los cristianos y la incertidumbre política se señalan como las causas de la difundida emigración de los fieles de Iraq.

Durante una década, el número de los cristianos ha descendido de casi un millón a menos de 200.000 fieles.

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ZENIT Staff

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