BUDAPEST, viernes 3 de junio de 2011 (ZENIT.org).- “Cada cinco minutos un cristiano muere asesinado por su fe”. Es el escalofriante dato difundido por el sociólogo Massimo Introvigne en su intervención en la Conferencia internacional sobre diálogo interreligioso entre cristianos, judíos y musulmanes, que se celebra en Gödollö (Budapest) promovida por la presidencia húngara de la Unión Europea.
Introvigne, representante de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para la lucha contra la intolerancia y la discriminación contra los cristianos, señaló que 105.000 cristianos son asesinados cada año por su fe, contando sólo propiamente los verdaderos martirios, llevados a la muerte por ser cristianos, sin considerar las víctimas de guerras civiles o entre naciones.
“Si no se gritan al mundo estas cifras, si no se pone fin a esta masacre, si no se reconoce que la persecución de los cristianos es la primera emergencia mundial en materia de violencia y discriminación religiosa, el diálogo entre las religiones producirá sólo encuentros muy bonitos pero ningún resultado concreto”, declaró el experto.
En el encuentro, participaron personalidades importantes como el presidente de los obispos europeos, el cardenal Péter Erdo; el custodio de Tierra Santa, el padre Pierbattista Pizzaballa; el presidente del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Migrantes y los Itinerantes, el arzobispo Antonio Maria Vegliò; el arzobispo maronita de Beirut Paul Matar; el “ministro de Exteriores” de la Iglesia ortodoxa rusa, el metropolitano Hilarion; el representante del Congreso Judío EuropeoGusztav Zoltai; el de la Organización de la Conferencia Islámica,Ömür Orhunn, y el secretario general de la Comisión para el diálogo islamo-cristiano en el Líbano, Hares Chakib Chehab.
El diplomático egipcio Aly Mahmoud declaró que en su país están por llegar leyes que protegerán a las minorías cristianas, persiguiendo como delito los discursos que incitan al odio y vetando las reuniones hostiles en el exterior de las iglesias.
“Pero el peligro -destacó el cardenal Erdő – es que muchas comunidades cristianas en Oriente Medio mueran por la emigración, porque todos los cristianos sintiéndose amenazados escaparán”.
“Que Europa se prepare para una ola de inmigración, esta vez de cristianos que huyen de las persecuciones”,advirtió.
Por su parte, el metropolitano Hilarion recordó que “al menos un millón” de cristianos víctimas de persecución en el mundo son niños.