BARCELONA, martes 7 de junio de 2011 (ZENIT.org)-. La condición homosexual se puede prevenir y puede cambiar con una atención personalizada o con un acompañamiento en grupo, pero no tiene tratamiento farmacológico.

Lo indicó a ZENIT el presidente de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC), Josep Maria Simon.

Sus declaraciones responden a unas informaciones aparecidas en los últimos días en algunos diarios europeos según las cuales una auto-llamada “Asociación de médicos católicos alemanes” (de Munich), dirigida por Gero Winkelmann, cura la homosexualidad a base de homeopatía y otros elementos.

Simon aclaró que esa asociación no es la asociación de médicos católicos alemanes y no forma parte de la FIAMC ni refleja la opinión de la federación de médicos católicos sobre la homosexualidad, que está explicada en el documento Homosexualidad y esperanza.

El presidente de la FIAMC explicó que muchos homosexuales tienen adicciones (por ejemplo, al sexo) o ansiedades, y entonces sí se les puede ayudar con medicamentos.

También destacó que para manejar la homosexualidad, además de la ayuda médica, resulta útil la pastoral de la persona homosexual.

Simon reconoció la dificultad de abordar estos temas públicamente y recordó el ejemplo de la Policlínica Tibidabo, de Barcelona, que hace un año recibió intensas presiones por sus servicios de atención a personas que querían dejar de ser homosexuales y ha acabado desapareciendo. (cf. ZENIT 15 de junio de 2010).

Las enseñanzas de la Iglesia sobre la homosexualidad manifiestan un profundo respeto por las personas homosexuales pero pasan por el rechazo a la práctica de la homosexualidad.

La declaración de la Asociación Médica Católica de los Estados Unidos Homosexualidad y esperanzacontradice el mito de que la atracción homosexual es genéticamente predeterminada y no se pueda cambiar, y ofrece esperanzas para la prevención y el tratamiento.

“El etiquetar a un adolescente, o peor, a un niño, como "homosexual" sin remedio hace un muy flaco servicio a la persona -señala el documento-. Tales adolescentes o niños pueden, dada la intervención positiva adecuada, recibir consejos adecuados para poder superar el problema de traumatismos emocionales anteriores”.

De hecho, el investigador psiquiátrico de la Universidad de Columbia Robert Spitzer, que participó directamente en la decisión de 1973 de retirar la homosexualidad de la lista de desórdenes mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana, reconoció décadas más tarde la posibilidad de que una persona homosexual cambie su tendencia.

“Estoy convencido de que muchas personas han hecho cambios sustanciales hacia llegar a ser heterosexuales... Creo que eso hace noticia... -declaró-. Empecé este estudio escéptico. Ahora afirmo que tales cambios pueden ser mantenidos”.

Homosexualidad y esperanza afirma que “con la ayuda poderosa de la gracia, los sacramentos, el apoyo de la comunidad y un terapeuta con experiencia, un individuo bien decidido debiera ser capaz de alcanzar la libertad interior que Cristo ha prometido”.

Y asegura que “terapeutas experimentados pueden ayudar a individuos a descubrir y comprender las causas profundas de los traumatismos emocionales que dieron origen a la atracción por el mismo sexo”.