CIUDAD DEL VATICANO, domingo 12 de junio de 2011 (ZENIT.org).- El Espíritu Santo es el que guía a la Iglesia y la hace capaz de cumplir su misión, afirmó hoy el Papa, al introducir el rezo del Regina Caeli en la Plaza de San Pedro.
Citando al beato italiano Antonio Rosmini, el Papa explicó que “en el día del Pentecostés de los cristianos Dios promulgó su ley de caridad, escribiéndola por medio del Espíritu Santo no sobre tablas de piedra, sino en el corazón de los Apóstoles, comunicándola después a toda la Iglesia”
El Espíritu Santo, «que es el Señor de la vida” – como recitamos en el Credo –, está unido al Padre por medio del Hijo y completa la revelación de la Santísima Trinidad”.
“Proviene de Dios como aliento de su boca y tiene el poder de santificar, abolir las divisiones, disolver la confusión debida al pecado”.
Él, “incorpóreo e inmaterial”, otorga “los bienes divinos, sostiene a los seres vivientes, para que actúen en conformidad con el bien”.
“Como Luz inteligible da significado a la oración, da vigor a la misión evangelizadora, hace arder los corazones de quien escucha el alegre mensaje, inspira el arte cristiano y la melodía litúrgica”, añadió el Papa.
Este Espíritu es el que crea en los cristianos “la fe en el momento de nuestro Bautismo, nos permite vivir como hijos de Dios, conscientes y consecuentes, según la imagen del Hijo Unigénito”.
Tras el Regina Caeli, el Papa quiso proponer a los presentes el ejemplo de un sacerdote alemán, Alois Andritzki, que con sólo 28 años fue ejecutado en el campo de concentración de Dachau, y que será beatificado mañana en Dresde.
Por último, se dirigió a los jóvenes, recordándoles que el próximo martes se celebra la Jornada Mundial de los Donantes de Sangre.,
Son “millones de personas que contribuyen, de modo silencioso, a ayudar a los hermanos en dificultad. Dirijo a todos los donantes un cordial saludo e invito a los jóvenes a seguir su ejemplo”, concluyó.