ROMA, domingo 19 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Quizá haya aumentado la libertad religiosa en Vietnam, pero depende del capricho del gobierno.
Así que más que hablar de libertad religiosa, afirma el padre Bernardo Cervellera, tendríamos que hablar de una cierta tolerancia religiosa.
El director de AsiaNews explicaba esto en una entrevista con el programa de televisión «Dios llora en la Tierra» de la Catholic Radio and Television Network (CRTN) en colaboración con Ayuda a la Iglesia Necesitada.
–Un 10% de la población vietnamita es católica. Las cosas han mejorado, pero, ¿es posible la libertad religiosa en Vietnam hoy?
–Padre Cervellera: Ha habido algunas mejoras, por ejemplo, los seminarios en los últimos años, que antes estaban limitados a un número fijo de candidatos, ahora se han abierto y hay muchas vocaciones. También hay una cierta tolerancia del gobierno hacia, por ejemplo, la atención médica proporcionada por las hermanas, la educación en las guarderías y cosas similares. Diría tolerancia, no permiso, (es el término correcto). De alguna forma hay más libertad y todas estas libertades dependen de la buena voluntad del gobierno, que en ocasiones las permitirá y otras veces no.
–¿Pero todavía hay violencia contra los cristianos?
–Padre Cervellera: En algunas zonas de Vietnam, por ejemplo en el norte y entre las tribus de las montañas, todavía hay violencia. En Sung La y otras diócesis, y en otras ciudades más pequeñas y pueblos, los católicos no pueden celebrar misa en Navidad o Pascua y se les prohíbe tener catequesis y enseñar a sus hijos la fe porque el gobierno local no permite ninguna expresión de fe. En la práctica, quieren destruir la fe católica.
–¿De dónde obtiene usted la información?
—Padre Cervellera: Nuestra información viene de fuentes de fuera de Vietnam. Es muy peligroso para ellos enviarnos esta información. Varias diócesis de Vietnam han tenido también el valor suficiente para publicar en sus páginas webs noticias y discursos de sus obispos, valoraciones y críticas de algunas violaciones de la libertad religiosa – de modo que a través de estas páginas podemos obtener noticias.
–Usted escribe en AsiaNews que la violencia anticatólica suele ser una consecuencia de la corrupción.
—Padre Cervellera: La mayor parte de la violencia contra la Iglesia católica en el Vietnam actual tiene como causa el soborno y la corrupción de los cuadros del Partido Comunista. Vietnam está en transición. Antes de esta transición había una economía comunista centralizada. Ahora avanzan hacia una economía capitalista y, debido a esto, muchos cuadros del Partido Comunista están asumiendo el control y convirtiéndose en propietarios de edificios, que antes pertenecían a las iglesias – incluso templos budistas y edificios de otras religiones. Esto es ilegal porque la ley de Vietnam establece que todos estos edificios y tierras que han sido expropiados a la Iglesia o a otros se tienen que devolver cuando estas propiedades dejen de ser utilizadas por el Estado.
–¿Y ahí está el problema?
—Padre Cervellera: Sí, estos cuadros comunistas se quedan para sí estas propiedades y las desarrollan como centros turísticos o villas que venden más tarde en el creciente mercado inmobiliario de Vietnam. La Iglesia, no obstante, intenta reclamar estas propiedades. Ha ocurrido en Hanoi, Saigón, Vinh y en muchos lugares – y los católicos tienen la razón en sus exigencias. La respuesta del régimen comunista ha sido violenta. Arrestan o golpean a estos católicos que han exigido que se devuelvan sus propiedades legales. Un sacerdote fue arrojado del segundo piso de un edifico y otro sacerdote golpeado hasta quedar en coma. Hay violencia y es una forma de amordazar las voces y derechos de estos católicos.
–Los católicos vietnamitas necesitan oraciones.
—Padre Cervellera: Toda Iglesia perseguida necesita apoyo y, sobre todo, a través de la oración: las oraciones de la Iglesia de todo el mundo porque nadie puede resistir el sufrimiento y la persecución de la falta de libertad religiosa sin la fuerza que da la oración. Hay además otra reflexión: el hecho de que Vietnam se haya vuelto un país con cada vez más relaciones comerciales internacionales – estas relaciones comerciales deben ser también una vía para transmitir la importancia de los derechos humanos y el respeto por la libertad religiosa. De este modo los negocios irán mejor, porque, si la libertad religiosa está ausente, todos los demás aspectos de los derechos humanos, como también la libertad para emprender un proyecto económico, están en peligro.
–¿Es la historia de martirio de Vietnam una de las razones por las que la Iglesia crece con tanta rapidez?
—Padre Cervellera: Creo que sí. Vietnam es, con China, una de las Iglesias más perseguidas de Asia, al menos en los últimos siglos. En los siglos XVIII y XIX, hubo, quizás, 200.000 mártires vietnamitas. Este martirio ha sido semilla para una nueva vida de la Iglesia. El segundo aspecto que creo que hace que la vida de la Iglesia en Vietnam sea tan fuerte es su unidad.
–¿De dónde viene esta unidad?
—Padre Cervellera: Esta unidad viene de la educación que los jesuitas les dieron y también de los testigos de la Iglesia ante el pueblo de Vietnam a lo largo de la historia de la Iglesia en Vietnam. Hoy se tiene más confianza en las personalidades de la Iglesia que en los funcionarios del gobierno.
–Uno de los grandes testigos ha sido el cardenal François-Xavier Nguyen Van Thuan. ¿Puede decirnos algo sobre su vida?
—Padre Cervellera: Es una de las personalidades más grandes del Vietnam contemporáneo. François-Xavier Nguyen Van Thuan era sacerdote y se convirtió en obispo unos meses antes de la invasión de Vietnam del Sur por parte de Vietnam del Norte. Era el obispo auxiliar de Saigón durante aquella época. El cardenal Van Thuan lo dio todo al servicio de la gente en el Sur: a los pobres, a los niños, para la educación, para la construcción de casas…
–¿Por qué acabó entonces en prisión?
—Padre Cervellera: Fue encarcelado, en primer lugar, porque era pariente del último presidente de Vietnam del Sur y, en segundo lugar, porque era obispo. Era un defensor apasionado de su pueblo y el pueblo le seguía, y por eso fue encarcelado durante 13 años de los que nueve los pasó en confinamiento en solitario. El obispo Van Thuan – más tarde cardenal Van Thuan – escribió un gran libro, un diario, sobre su época en prisión en el que dice que en los momentos de desesperación, la oración era su único consuelo. En este libro también menciona cómo celebraba la misa en secreto y cómo sus parientes le enviaban las así llamadas «medicinas», que en realidad eran vino, y cómo guardaba pan de la prisión. Es un diario muy conmovedor, un libro muy conmovedor. Hay también un elemento muy conmovedor en este libro: muchos de los guardias de la prisión poco a poco se fueron mostrando más amigables con él y muchos se convirtieron por su testimonio.
–¿Qué impresión le causó a usted cuando le conoció?
—Padre Cervellera: Era muy tranquilo. Lo conocí en Roma. Si no recuerdo mal, el Vaticano obtuvo su liberación con la condición puesta por el gobierno vietnamita de que nunca volvería a Vietnam. Me encontré con él cuando era secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz. Era, como diría, muy calmado pero de una mirada muy profunda y siempre muy comprometido con Vietnam. Se reunía con refugiados aquí en Italia o la personas venían de todas partes del mundo para visita
rlo. Siempre estaba trabajando y siempre apoyando a la Iglesia en Vietnam con, lo que yo llamaría, una calma muy plácida, como si dijera: «Sabemos que Cristo siempre saldrá victorioso. No hay prisa ni angustia».
Esta entrevista fue realizada por Marie-Pauline Meyer para “Dios llora en la Tierra”, un programa semanal producido por la Catholic Radio and Television Network en colaboración con la organización católica internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.
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Más información en: www.ain-es.org, www.aischile.cl
Cortometraje “Dios llora en la Tierra – Vietnam”: www.wheregodweeps.org/video-audio/short-films/vietnam-give-the-church-a-home-short-film