MADRID, lunes 20 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Dentro de la agenda de celebraciones del Día Mundial del Refugiado de este año en España, está el X Premio de la Fundación por la Justicia-Banca, que recibió el pasado día 15, el Servicio Jesuita a Refugiados y que será entregado en una ceremonia el próximo 6 de julio en la capilla de la Beneficencia de Valencia.
El Premio de la Fundación por la Justicia y la Fundación Bancaja renoce la trayectoria y dedicación constante de aquellas personas u organizaciones que destacan por su aporte a la promoción y defensa de los derechos humanos.
Dotado con 18.000 euros, lo han recibido entidades como la Asociación de Víctimas del Terrorismo, la Asociación Pro-Búsqueda de Niños y Niñas Desaparecidos de El Salvador, las Hermanas de la Caridad, o Muhammad Yunus. En esta edición, el SJR ha sido elegido de entre 15 candidaturas.
El entonces padre general de la Compañía de Jesús, Pedro Arrupe, impresionado y conmovido por el clamor de miles de boat people vietnamitas, fundó el Servicio Jesuita a Refugiados (www.jrs.net ), el 14 de noviembre de 1980.
“El clamor de los 43 millones de refugiados o desplazados forzosos está más de actualidad que nunca”, afirma en una nota la Compañía de Jesús.
Aunque el SJR sigue su labor en los remotos campamentos de refugiados, la tendencia de los refugiados a buscar asilo en áreas urbanas le ha llevado a trabajar más intensamente en los últimos años en las ciudades.
Como explica su director, el jesuita Peter Balleis: “Durante estos 30 años, el SJR no se ha guiado por la restrictiva definición legal de refugiado, sino, de acuerdo con las enseñanzas sociales católicas, por una noción más generosa del término, que abarca a todos los desplazados forzosos. Así, está dispuesto a responder en campamentos, a desplazados, solicitantes de asilo e indocumentados, a los inmigrantes vulnerables en los centros de detención y, ahora más que nunca en las ciudades. La compasión motiva su acompañamiento”.
Los inicios geográficos del SJR fueron en Asia-Pacífico, pero en los 90, con la crisis de la región de los Grandes Lagos, puso la mirada en África. Más recientemente empezó a trabajar en Oriente Medio y Afganistán. Como organización cristiana, trata de llegar a gente de diferentes confesiones, para acompañarles y servirles. Lo hace “en el lenguaje del amor traducido en servicio tangible”.
Hasta ahora la educación ha sido el “plato fuerte” de los servicios del SJR desde sus inicios. Ahora está preparando un proyecto de educación superior en colaboración con universidades jesuitas.
En palabras de su director : “Las fuerzas más profundas de la triple misión del SJR son la compasión transformada en acompañamiento, el amor en forma de servicio concreto, y la esperanza promovida a través de la educación y de la advocacy a favor de soluciones duraderas, de justicia y de paz”.
El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) es una organización no gubernamental católica, cuya misión es servir, acompañar y defender los derechos de los refugiados y de otras personas desplazadas por la fuerza.
Trabaja en 57 países. Emplea a más de 1.400 personas entre laicos, jesuitas y otros religiosos para responder, entre otras, a las necesidades educativas, sanitarias y sociales de más de 500.000 refugiados y desplazados forzosos. Sus servicios se ofrecen a refugiados y desplazados independientemente de su raza, origen étnico o confesión religiosa.
Ofrece educación primaria y secundaria a unos 170.000 niños, y lleva a cabo actividades de advocacy (incidencia pública, defensa de derechos) para asegurarse de que todos los niños desplazados tengan una educación de calidad.