SAN PETERSBURGO, martes 21 de junio de 2011 (ZENIT.org).– Una visita ecuménica del vice-decano del colegio de cardenales y presidente emérito de los Consejos Pontificios Justicia y Paz y Cor Unum, el cardenal Etchegaray a San Petersburgo marcó la fiesta de Pentecostés en Rusia.
El purpuradoestuvo en San Petersburgo del 9 al 15 de junio para las celebraciones de Pentecostés, invitado por la Iglesia ortodoxa rusa, infomó a ZENIT el padre dominico Hyacinthe Destivelle, párroco de la parroquia Santa Catalina de San Petersburgo.
A su llegada a San Petersburgo, el cardenal francés quiso recogerse ante la tumba del metropolitano Nicodemo, que le recibió en esta misma ciudad hace más de treinta años.
Llegado especialmente para las fiestas de Pentecostés, celebradas este año simultáneamente por ortodoxos y católicos, el cardenal asistió a un oficio ortodoxo de vigilia durante el cual el metropolitano Vladimir y el obispo Nazaire, superior del antiguo monasterioLaura Alexandre Nevsky, le dieron el beso de paz.
A la mañana siguiente, después de un desayuno en los edificios de la catedral de la Santa Trinidad, el cardenal Etchegaray entregó al metropolitano Vladimir una carta del presidente del dicasterio romano para la unidad de los cristianos, el cardenal Kurt Koch, recordando la importancia del Concilio Vaticano II en el desarrollo de las relaciones entre católicos y ortodoxos.
El obispo Ambrosio, rector de la academia de teología ortodoxa, había invitado al cardenal a alojarse en la academia durante su estancia en San Petersburgo y organizó una recepción en su honor.
En la época de la primera visita del cardenal a esta ciudad, el rector de esta academia era el actual patriarca Cirilo, cabeza de la Iglesia ortodoxa rusa.
Destacando que iba a San Petersburgo también a encontrarse con los católicos de la ciudad, el cardenal celebró la misa de Pentecostés en la iglesia católica de Santa Catalina, situada en la famosa avenida Nevsky.
También visitó el seminario católico donde pudo encontrarse con seminaristas llegados de distintas regiones de Rusia.
El cardenal se encontró además con personalidades del mundo cultural de San Petersburgo, entre ellos Boris Piotrovski, director del prestigioso museo del Ermitage, que contiene numerosas obras maestras del arte religioso occidental.
En esta ocasión, el cardenal Etchegaray evocó la función eminente y la vocación de San Petersburgo no sólo en las relaciones entre la Iglesia y la cultura, sino también en el diálogo entre las diversas confesiones cristianas.
En el libro de oro de la academia de teología en la que estaba hospedado, el cardenal, citando la Carta a los Gálatas, invitó a los ortodoxos y a los católicos de San Petersburgo a dejarse guiar por el Espíritu: “Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu” (Gal. 5, 22-26), el Espíritu de Pentecostés.
El cardenal Etchegaray, pionero del diálogo entre católicos y ortodoxos y amigo personal del difunto patriarca de Moscú Alexis II, fue por primera vez a Leningrado por invitación del que fuera metropolitano de esta ciudad, Nicodemo (Rotov).
También es amigo desde hace tiempo del actual metropolitano de San Petersburgo, Vladimir: ambos prelados se conocieron en el marco del Concilio Vaticano II, en el que el cardenal participaba como experto y el metropolitano como observador del patriarcado de Moscú.