El beato Narciso Basté, pionero de la socioeducación católica

Coetáneo de sacerdotes pedagogos como Poveda, Manjón, Ayala y Amigó

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VALENCIA, lunes 27 de junio de 2011 (ZENIT.org).-El próximo 8 de julio, tendrá lugar en la sede de la Universidad Católica de Valencia la defensa de una tesis doctoral que revela la labor pionera en la socioeducación del beato jesuita Narciso Basté (1866-1936).

En resumen, la tesis de Carlos Martínez Herrer, dirigida por el profesor de la Universidad Católica de Valencia José Ignacio Prats Mora, presenta “La pedagogía de la religión”, como “síntesis de religiosidad y cultura”, promovida por este mártir en el contexto del primer tercio del siglo XX en el Patronato de la Juventud Obrera de Valencia.

El padre Basté fue un sacerdote jesuita que conocieron bien los miles de jóvenes que se acercaron al Patronato de la Juventud Obrera de Valencia, antes de la guerra española de 1936-1939, cuyo recuerdo sólo permanecía en las almas de algunos nonagenarios, hasta que el 11 de marzo de 2001 Juan Pablo II lo elevó a los altares en el proceso de beatificación de los mártires valencianos del siglo XX.

“El padre Basté –dice a ZENIT el autor de la tesis– no necesitaba el martirio para ser beatificado, porque ya en vida tenía fama de santo”.

Fue, como el fundador del Patronato, Gregorio Gea, un hombre plenamente entregado a la causa de la evangelización.

Se entregó de lleno, durante más de treinta años, al Patronato de la Juventud Obrera de Valencia: catequesis, apostolado con los jóvenes, culto litúrgico, confesiones, visitas asiduas a los enfermos, ayuda a los pobres y necesitados, fueron sus principales actividades apostólicas, pero fue también, como director del Patronato, un práctico de la acción social y educativa entre la juventud.

 “Cierto es –añade Carlos Martínez Herrer– que la vida de las secciones piadosas, sociales, culturales, deportivas, recreativas y escolares del Patronato informaron la vida del padre Basté y también la de todos los que nos hemos acercado al Patronato en su ya larga historia”.

Las escuelas, las colonias de Serra, los equipos de fútbol, la banda de música, los huertos del Parque, el grupo excursionista, los belenes, el teatro, etc., son instituciones que merecen una aproximación historiográfica profunda e individualizada, por la influencia que han tenido, y aún tienen, en la vida de miles de valencianos.

“Ello no obsta para decir que, en el plan de Basté, la congregación mariana fue el alma que insuflaba a las distintas secciones del Patronato, la joya de la corona”, afirma Martínez Herrer.

Hasta el momento presente, este tratado sobre la obra de Basté dentro del Patronato, desde una perspectiva pedagógica, ha motivado la intervención en una mesa redonda, una ponencia central y tres comunicaciones en congresos científicos de Pedagogía y Humanidades, en sendas líneas de investigación, lo que corrobora el interés de la materia: la recuperación de instituciones educativas católicas que funcionaron con éxito en otros momentos de la historia, “y cuya experiencia no puede ser preterida en un momento de urgencia como el presente”, asegura el doctorando.

Son coetáneos de Basté, en España, los sacerdotes pedagogos san Pedro Poveda, Andrés Manjón, Miguel Fenollera, los salesianos Guillermo Viñas y Rodolfo Fierro; los jesuitas Campoamor,  Ruiz Amado, Félix Restrepo, Pablo Hernández y Ángel Ayala; el escolapio Tomás Viñas; el cardenal Ángel Herrera Oria, el marianista Domingo Lázaro, el agustino Teodoro Rodríguez, el terciario capuchino Luis Amigó y Ferrer, Manuel Siurot, etc, “una época dorada de la pedagogía católica que, en aras de una pedagogía perenne, debemos recuperar para la actualidad”, afirma Martínez Herrer.

Narciso Basté Basté estuvo destinado en la residencia casa profesa de Valencia, desde octubre de 1901 hasta la disolución de la Compañía de Jesús, en enero de 1932, con el encargo de director de la Congregación Mariana de Nuestra Señora de los Ángeles y San Luis Gonzaga (la del Patronato de Valencia), que llegó a ser la más numerosa de la ciudad.

El Patronato de la Juventud Obrera de Valencia fue dirigido por los jesuitas desde 1901 hasta el presente año 2011.

“Sirva pues este trabajo como homenaje no sólo al beato Padre Basté sino también a todos los operarios de San Ignacio, en los 110 años de servicio en el Patronato, entre los cuales el padre Terrades Díaz cierra un ciclo que, sin duda alguna, ha sido para la mayor gloria de Dios. Qué gran importancia han tenido para la fe y la educación las congregaciones marianas”, concluye el autor.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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