La Comunidad Cenáculo abre su primera casa en España

Inaugurada el 2 de julio en un pequeño pueblo del Montseny

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BARCELONA, lunes 11 de julio de 2011 (ZENIT.org).- La Comunidad Cenáculo, dedicada a la rehabilitación de drogodependientes, ha abierto su primera casa en España, concretamente en la rectoría de la parroquia de Fogars de Montclús, en la provincia de Barcelona.

Monseñor Josep Àngel Sáiz, obispo de Terrassa, presidió el pasado 2 de julio una misa en la parroquia de la pequeña localidad, situada en pleno Montseny, con motivo de la inauguración de la casa, que acoge doce residentes en este primer momento.

En su homilía, el obispo habló sobre los pilares de la Comunidad Cenáculo: la oración, el trabajo y la amistad, y agradeció su presencia en la diócesis.

También hizo referencia al Inmaculado Corazón de María, fiesta del día, destacando la firmeza de la Virgen y su respuesta generosa a la llamada de Dios, informó el obispado de Terrassa.

A imagen de ella, añadió, los cristianos deben mantenerse firmes en medio de las dificultades y con un profundo sentido de servicio.

Después de la misa, se realizó el traslado del Santísimo al oratorio habilitado en las dependencias de la comunidad y finalmente los asistentes, cerca de un centenar, compartieron un refrigerio.

“En su momento -recuerda un comunicado del obispado de Terrassa-, responsables de la entidad se pusieron en contacto con el obispo de Terrassa para explorar la posibilidad de instalar una comunidad en el territorio diocesano, preferentemente en un espacio aislado y donde se pudiera favorecer el trabajo y la oración”.

La propuesta se trató en los organismos diocesanos y se estudió la posibilidad de ubicar las instalaciones en la rectoria de la parroquia de Fogars de Montclús.

El párroco, Ignasi Fuster, consultó la cuestión a la feligresía diseminada de la parroquia y a las autoridades locales y el proceso culminó con la firma de un convenio de cesión, entre la parroquia y la Comunidad Cenáculo.

La Comunidad Cenáculo es una asociación internacional fundada en Italia por la Hermana Elvira Petrozzi el año 1983.

Actualmente tiene 56 comunidades en distintos países del mundo, entre ellos los Estados Unidos, México, Brasil, Perú, Argentina, Italia, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Polonia, Austria, Francia, Inglaterra, Irlanda, Rusia y Eslovaquia.

La Comunidad Cenáculo utiliza un método en la vida en fraternidad, a través del trabajo manual y la oración, con el acompañamiento de voluntarios y profesionales y la ayuda de otras personas que han pasado por el proceso e rehabilitación.

Colaboran con la Comunidad voluntarios, consagrados y familias que viven y trabajan a tiempo completo y en total gratuidad al servicio de esta obra.

La «Casa Madre» de la Comunidad se encuentra en Saluzzo, una ciudad en la provincia de Cúneo (Piemonte), en el noroeste de Italia.

A quienes llaman a las puertas de la Comunidad se les propone un estilo de vida sencillo, familiar, orientado a descubrir el trabajo vivido como un don de Dios, la amistad verdadera y la fe en la Palabra de Dios, hecha carne en Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros.

“Creemos que la vida cristiana, en su plenitud, es la respuesta verdadera a cada inquietud del hombre, y que nadie más de Aquél que lo ha creado, Dios Padre, es capaz de reconstruir los corazones confundidos y perdidos en una vida sin sentido – explica la Comunidad Cenáculo –. Nuestra fuerza quiere ser el Amor, aquel Amor que nace de la cruz de Cristo y que da vida a los muertos, libertad a los prisioneros y vista a los ciegos”.

“Somos nosotros los primeros en sorprendernos de aquello que el Señor está obrando ante de nuestros ojos y en darle las gracias porque nos hace espectadores cotidianos de su Resurrección, resultado de la cual cada día vemos la vida sonreír en los rostros de quienes habían perdido toda esperanza”, reconocen.

El 30 de mayo de 1998, en la solemnidad de Pentecostés, el obispo de Saluzzo, entonces monseñor Diego Bona, reconoció la «Comunidad Cenácolo» como «Asociación Privada de Fieles».

La Comunidad recuerda como un momento eclesial particularmente significativo la peregrinación que hicieron a Roma en compañía de su obispo el 16 de febrero del 2000, Año del Jubileo.

Juan Pablo II saludó entonces “con afecto al numeroso grupo de jóvenes de la Comunidad Cenáculo, provenientes de Italia, Croacia y Francia, guiados por el obispo de Saluzzo, monseñor Diego Bona”.

“El Papa está con vosotros –dijo-, aprecia vuestra obra y os recuerda en su oración. No os desaniméis ante las dificultades. Que la cruz sea vuestro apoyo y que en Cristo, muerto y resucitado, encontréis el estímulo constante para perseverar en el camino emprendido, de forma que seáis testigos de esperanza en la sociedad” (Cf. Juan Pablo II, Audiencia, miércoles 16 de febrero de 2000).

En enero de 2001 fue ordenado el primer sacerdote de la Comunidad. Y en la solemnidad de Pentecostés del mismo año el obispo renovó la Aprobación Eclesial para el Cenáculo como «Asociación Pública de Fieles».

Para ampliar información sobre la «Comunidad Cenáculo»», formas de participación en su misión o petición de acogida, y para leer el testimonio personal de sor Elvira Petrozzi se puede visitar la página www.comunitacenacolo.it.

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ZENIT Staff

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