LAMEZIA TERME, domingo 9 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- “¡No tengáis miedo de vivir y dar testimonio de la fe!”, exclamó hoy domingo el Papa Benedicto XVI en la celebración eucarística que presidió en Lamezia Terme (Catanzaro), durante su visita pastoral de un día a la región italiana de Calabria.
Esta región, en el sudeste de la península italiana, es una de las zonas de Italia menos favorecidas económicamente, y donde se hace sentir la presencia de la mafia local, especialmente sanguinaria, la Ndragnheta.
En la homilía de la Misa, celebrada en la Zona ex Sir, en la periferia industrial de Lamezia Terme, el Papa confesó haber llegado a Calabria para compartir con los fieles “las alegrías y esperanzas, las fatigas y empeños, los ideales y aspiraciones”.
“Si observamos esta bella región, reconocemos en ella una tierra sísmica no sólo desde el punto de vista geológico, sino también desde un punto de vista estructural, comportamental y social”, observó.
En Calabria, “los problemas se presentan de forma aguda y desestabilizadora”, destacó el Papa: “una tierra donde el desempleo es preocupante, donde una criminalidad a menudo atroz hiere el tejido social, una tierra en la que se tiene la continua sensación de estar en emergencia”.
Ante esto, quiso alentar a los fieles: “¡no tengáis miedo de vivir y dar testimonio de la fe en los distintos ámbitos de la sociedad, en las múltiples situaciones de la existencia humana!”, les exhortó.
También les animó a “no ceder nunca a la tentación del pesimismo y de cerraros en vosotros mismos. Recurrid a los recursos de vuestra fe y de vuestras capacidades humanas; esforzaos en crecer en la capacidad de colaborar, de cuidar del otro y de todo bien público, custodiad el vestido de bodas del amor; perseverad en el testimonio de los valores humanos y cristianos tan profundamente arraigados en la fe y en la historia de este territorio y de su población”.
Acción eclesial
Recordando que su visita se coloca casi al final del camino emprendido por la Iglesia local con la redacción del proyecto pastoral quinquenal, el Papa advirtió que “para afrontar la nueva realidad social y religiosa, distinta del pasado, quizás más llena de dificultades, pero también más rica en potencialidades, es necesario un trabajo pastoral moderno y orgánico que comprometa en torno al obispo a todas las fuerzas cristianas: sacerdotes, religiosos y laicos, animados por el compromiso común de evangelización”.
Al respecto, expresó su apoyo a la difusión de la práctica de la Lectio divina y al proyecto de la Escuela de Doctrina Social de la Iglesia”.
“Auguro vivamente que de estas iniciativas brote una nueva generación de hombres y mujeres capaces de promover no tanto intereses parciales, sino el bien común”, auguró.
Otro campo del que el Papa insistió su importancia es el de “la formación de las parejas cristianas al matrimonio y a la familia, con el fin de dar una respuesta evangélica y competente a los muchos retos contemporáneos en el campo de la familia y de la vida”.
Apreció “el celo y la dedicación con que los sacerdotes llevan a cabo su servicio pastoral, como también el trabajo de formación sistemático e incisivo dirigido a ellos, en particular hacia los más jóvenes”, y exhortó a los presbíteros a “cultivar la vida interior, una intensa relación con Dios y alejándoos con decisión de una cierta mentalidad consumista y mundana, que es una tentación constante en la realidad en que vivimos”.
“Aprender a crecer en la comunión entre vosotros y con el obispo, entre vosotros y los fieles laicos, favoreciendo la estimación y la colaboración recíprocas”, añadió: “de ello vendrán sin duda múltiples beneficios tanto para la vida de las parroquias como para la misma vida social”.
Igualmente, pidió valorar “con criterios de eclesialidad”, los grupos y movimientos, de forma que éstos “se integren bien dentro de la pastoral ordinaria de la diócesis y de las parroquias, en un profundo espíritu de comunión.”.
“Basta con la mafia”
En su saludo al Papa antes de la celebración, el alcalde de Lamezia Terme, Gianni Speranza, definió a Calabria como una “tierra de sufrimiento”, “de extraordinarias bellezas, de enormes potencialidades y recursos, de grandes talentos, pero, al mismo tiempo, de inaceptable desocupación, de dramáticas injusticias y violencias”.
La historia de la región, reconoció, ha visto el alternarse de “grandes esperanzas y terribles desilusiones”. “Esperamos en vano el trabajo y la industria. En cambio, sólo despilfarro de dinero público”, pero “puede haber aún una ocasión concreta de futuro”.
“No podemos aceptar que en nuestra tierra se refuerce el dominio de los poderes criminales, la empresa buena sea expulsada por la mala y contaminada, el capital ilegal sustituya al legal, nuestros jóvenes no tengan trabajo ni perspectivas y se vean obligados a irse, y que incluso muchos sacerdotes sean amenazados”, declaró el alcalde.
“El cambio es indispensable y posible”, añadió, indicando que las palabras del Papa dejarán “una huella indeleble en el corazón” de todos, sobre todo de los jóvenes, que “necesitan ser alentados para construir su futuro libres de las mafias, de las amenazas y de los miedos”.
Por Roberta Sciamplicotti, traducción del italiano por Inma Álvarez