Cuba: En Holguín después de Sandy, la Iglesia ofrece y busca ayudas

El obispo Aranguren sigue recorriendo la diócesis e integrando fuerzas

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Por Araceli Cantero Guibert

MIAMI, lunes 5 noviembre 2012 (ZENIT.org).-Nueve días después del paso del Ciclón por el orientecubano las tareas de recuperación pasaron de la etapa de emergencia a la etapa de respuesta a lo más inmediato a lo que, oficialmente, se le llama recuperación.

Es ahora cuando los residentes de las zonas más afectadas constatan la cruda realidad de miles de viviendas destrozadas.

“Cuando se destruyen las casas todo queda al descubierto, incluso la cama en la que uno descansa”, explica el sacerdote cubano Pablo Emilio Presilla que es párroco de la Iglesia de la Caridad en Banes, la zona por la que el ciclón Sandy abandonó la isla de Cuba.

El padre Presilla atiende a los católicos en dos municipios al noroeste de la Provincia de Holguín, afectados por el ciclón, el de Banes, y el de Antilla.

Banes cuenta con unos 87.000 habitantes, la mayoría vinculados al polo turístico de las playas y sus conglomerados hoteleros. Con los reajustes económicos del país hay personas en la zona que han quedado sin empleo o son trabajadores por cuenta propia.

El fondo habitacional es básicamente de madera y techos de zinc, en edificaciones grandes que permiten la entrada del aire fresco. Ahora “todo ha quedado bajo los escombros de la madera”, señala el sacerdote. En muchos casos los techos han aplastado las casas. “Mirar al entorno es algo deprimente”, indica el padre Presilla, que también atiende otras tres comunidades de misión permanente en la zona.

Antilla es otro municipio cercano, que ha sido fuertemente afectado. Tiene 12.000 habitantes y un puerto que puede recibir a los trenes de carga en su misma orilla.

En Banes los daños en los templos son recuperables. Pero la casa diocesana de acogida San Juan Bautista en el poblado de Macabí, recibió un impacto considerable en el techo, al perderlo en su casi totalidad.

Y lo peor es que, al llegar Sandy, la población de la zona aún se recuperaba del impacto del ciclón Ike que hizo su entrada por este mismo lugar en 2008.

Como dato positivo el padre Presilla señala que de los 144 techos que se recibieron entonces, donación de Caritas Alemana, solamente 13 se han visto afectados en su totalidad. “Nos vendría bien otra donación como esa”, señala el sacerdote haciéndose eco de comentarios recibidos. En 2008, Caritas Alemania y Caritas Suiza, a través de Caritas Cubana, donaron 500 techos para viviendas afectadas en la provincia de Holguín, que beneficiaron a 500 familias previamente identificadas en tres localidades de la diócesis.

Hablar de la primera necesidad, para el sacerdote es hablar de “tener el dinero suficiente, para levantar casas seguras y confortables, con un módulo de techo que pueda enfrentar o tener el mínimo de riesgo”. Banes está a la orilla de la bahía de Nipe y la influencia del mar hay que tenerla en cuenta, señala.

Pero además, indica el sacerdote, todo es urgente: jabones de baño y de lavar, detergentes, colchones, ya que hay hogares en los que, en un mismo colchón que se pudo recuperar, duermen varios; ropa para vestir y calzado, toallas, mantas para el invierno que es muy húmedo por las lluvias, módulos de techos, comida para apoyar la alimentación ofrecida por la canasta básica).

Hasta el momento han recibido ayudas canalizadas por medio de Caritas diocesana, enviadas por la hermana Diócesis de Camagüey. En la Diócesis de Holguín, las parroquias han sido convocadas en este gesto de compartir con los más necesitados.

“Y aún así salimos a consolar al pueblo, con las manos vacías materialmente, pero llenos del amor misericordioso de Dios que sufre con este pueblo” comenta el padre Presilla. Dice que no dejan de llegar mensajes de apoyo, también de fuera de Cuba.

La gente sin hogar está evacuada en instituciones del estado y muchos en casas de familiares, dice el sacerdote. Otros “ya salen a buscar, a pedir, lo que es suyo, pero esto es para largo, esto es duro, muy duro…”, añade.

Por su parte trata de hacer comprender a la gente “que el principal ‘hogar’ son ellos mismos”. Les dice: “Conserven la familia, cuídense, ámense, traten de estar unidos para sostenerse en medio del desgaste propio de la vida. Enseñen valores a sus hijos que los constituyan hombres y mujeres capaces de forjar una nueva tierra, una patria distinta”.

El obispo de la Diócesis, monseñor Emilio Aranguren continúa recorriendo la diócesis y ofreciendo consuelo. El señala que hay que tener paciencia, no apresurarse. “Sandy cruzó el oriente cubano de sur a norte en cinco horas, pero recuperar lo perdido lleva mucho más tiempo”.

Explica que este esfuerzo requiere integrar muchas fuerzas, desde las personales hasta las estatales, pasando por los grupos intermedios.

Para monseñor Aranguren, el paso de un huracán “activa la organización de la caridad, en la Diócesis y con las Diócesis vecinas, con Caritas Nacional y con los Organismos de Ayuda Internacionales que quieran ayudarnos”.

Para información sobre ayudas a la Diócesis de Holguín: gestoSandy@obiholguin.co.cu.

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ZENIT Staff

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