Los obispos europeos reunidos en Kosice (Eslovaquia) han mirado con preocupación la dramática situación de sufrimiento de sus hermanos y fieles cristianos en Oriente Medio, y en particular en Siria y han lanzado un llamamiento por el cese inmediato del fuego.
«Unidos al santo padre y a los obispos, pedimos que la vía del diálogo se tome con más decisión» y que «el respeto de las distintas comunidades religiosas lleve a un cese inmediato del fuego, al abandono de cualquier tipo de violencia y al final del ingreso de armas que alimenta la guerra en el país».
Los obispos católicos orientales de Europa se han reunido en su encuentro anual del 17 al 20 de octubre bajo el patrocinio del Consejo de las Conferencias episcopales de Europa, en la ciudad de Košice (Eslovaquia) capital europea 2013 de la cultura y en la conmemoración de los 1150 años de la llegada de los santos Cirilo y Metodio entro los pueblos eslavos.
Y han recordado que «nuestras ricas tradiciones no son un monumento para admirar o recordar, sino una fuente de vida para curar la cultura europea que cada vez más se está secularizando y descristianizando».
«Una cultura sin Dios conduce a la muerte». El mensaje del encuentro se leyó en una rueda de prensa en la facultad teológica de la Universidad católica de Kosice y fue presentado por monseñor Dimitrios Salachas, exarca Apostólico para los católicos de rito bizantino en Grecia. Recogidas las declaraciones por la agencia SIR, informa que monseñor Salachas explicó que «queremos repetir una vez más lo que nuestros políticos no han sabido decir: las raíces de Europa son cristianas».
En el mensaje dirigido no sólo a los fieles, sino a todos los hombres de buena voluntad, los obispos escriben: «una cultura sin Dios conduce al hombre a la desesperación y a la muerte. Nosotros defendemos una cultura de la vida y de la esperanza: una cultura que sea capaz de abrazar al hombre en todas sus dimensiones y a crear hermandad, amor, amistad y solidaridad, especialmente hacia el pobre, el inmigrante y el abandonado».
En relación a la crisis que está atravesando Europa, «no sólo económica sino espiritual», han afirmado que «nosotros cristianos, en nuestra identidad de católicos orientales, estamos llamados a ser testimonios más auténticos del rico patrimonio de nuestros padres corroborado por el martirio de tantos de nuestros pastores y hermanos» y a «colaborar en la edificación de una cultura del encuentro y del diálogo basado sobre la verdad, libertad, justicia, respeto y tolerancia».