«El conocimiento recíproco de nuestro patrimonio espiritual, la valoración de lo que tenemos en común y el respeto en lo que nos separa, podrán marcar la pauta para el futuro desarrollo de nuestras relaciones, que ponemos en las manos de Dios». Son palabras del Santo Padre esta mañana en el Centro «Heichal Shlomo», Sede del Gran Rabinato de Israel, donde ha llegado a las 11.15 de este lunes 26 de mayo, en su último día de peregrinación a Tierra Santa. Hasta allí se ha dirigido para la visita de cortesía a los Grandes Rabinos de Israel, el Gran Rabino Askenazi David Lau y el Gran Rabino Sefardita Yitzhak Yosef.
Francisco ha sido acogido por el director general del Centro y acompañado hasta la sala donde ha tenido lugar el encuentro con los dos Grandes Rabinos y han compartido unos instantes de charla.
A continuación han pasado a otra sala, donde han pronunciados los discursos. El Papa ha recordado que siendo arzobispo de Buenos Aires contaba con la amistad de muchos hermanos judíos y cómo juntos organizaron provechosas iniciativas de encuentro y diálogo. Francisco ha subrayado «el deseo recíproco de conocernos mejor, de escucharnos, de construir lazos de auténtica fraternidad».
Asimismo, Francisco ha aprovechado para recordar que «este camino de amistad representa uno de los frutos del Concilio Vaticano II». Y ha afirmado estar «convencido de que cuanto ha sucedido en los últimos decenios en las relaciones entre judíos y católicos ha sido un auténtico don de Dios, una de las maravillas que Él ha realizado, y por las cuales estamos llamados a bendecir su nombre».
Un don de Dios -ha especificado- que «no hubiera podido manifestarse sin el esfuerzo de muchísimas personas entusiastas y generosas, tanto judíos como cristianos». A propósito ha querido mencionar el diálogo entre el Gran Rabinato de Israel y la Comisión de la Santa Sede para las relaciones religiosas con el Judaísmo. Un diálogo comenzó en el 2002 inspirado por la visita del santo Papa Juan Pablo II a Tierra Santa. El Papa se ha mostrado confiado en que este diálogo pueda continuar y tenga un futuro luminoso por delante.
Francisco ha indicado que «estamos llamados, como cristianos y como judíos, a profundizar en el significado espiritual del vínculo que nos une». Explicando que «se trata de un vínculo que viene de lo alto, que sobrepasa nuestra voluntad y que mantiene su integridad, a pesar de las dificultades en las relaciones experimentadas en la historia».
Por parte católica -ha subrayado el Papa- «tenemos la intención de valorar plenamente el sentido de las raíces judías de nuestra fe». Pero, también ha mostrado su confianza en que «también por parte judía se mantenga y, si es posible, aumente el interés por el conocimiento del cristianismo, también en esta bendita tierra en la que reconoce sus orígenes y especialmente entre las jóvenes generaciones».
Finalmente el Papa ha señalado que «juntos podremos dar un gran impulso a la causa de la paz; juntos podremos dar testimonio, en un mundo en rápida transformación, del significado perenne del plan divino de la creación; juntos podremos afrontar con firmeza toda forma de antisemitismo y cualquier otra forma de discriminación».