La propuesta fue lanzada este miércoles por Emanuele Pacifici, presidente en Italia de la Asociación Yad Vashem, al intervenir en un congreso celebrado en Roma sobre la contribución de las órdenes y congregaciones religiosas en la salvación de judíos durante la segunda guerra mundial.
«Cuando Juan Pablo II, en 1942, era un aspirante al sacerdocio –reveló Pacifici–, le presentaron a un niño judío huérfano de unos dos años que él confío a un matrimonio de campesinos. Al final de la guerra, le volvieron a presentar el niño salvo y salvo para pedirle que le bautizara».
«El que se convertiría en Papa, rechazó la propuesta diciendo: «Es un niño y debe seguir siendo hebreo» –siguió diciendo–. Después supe que hizo todo lo posible para confiarlo a unos parientes que se habían ido a Estados Unidos. Si supiera el nombre de este niño, yo le daría la medalla de los Justos al Papa».
Pacifici, ofreciendo su testimonio de vida, reconoció que si sobrevivió a las persecuciones nazis de la segunda guerra mundial fue gracias «a la gran contribución de los religiosos a la salvación de hebreos, no sólo en Roma, sino por doquier».
«Muchos de mis hermanos en religión nunca han dado las gracias por esta ayuda. Quien nos ayudó lo hizo arriesgando su vida».
«Debo mi vida a las hermanas franciscanas de Santa María en Settignano, cerca de Florencia, donde fui acogido y tratado como un hijo. Una de las religiosas rezaba conmigo el «Shemá Israel». Mientras siga viviendo hablaré de la Shoá [holocausto] para que no sea olvidada».