CIUDAD DEL VATICANO, 2 noviembre 2003 (ZENIT.org).- Juan Pablo II dio por clausurado el Año del Rosario este domingo y presentó esta práctica de oración como medio para alcanzar una relación de intimidad con Cristo y su Madre, la Virgen María.
Así lo explicó al dirigir la oración mariana del «Angelus» este sábado, día en el que la Iglesia celebraba la solemnidad de Todos los Santos, junto a miles de peregrinos congregados a mediodía en la plaza de San Pedro del Vaticano.
«A nosotros, peregrinos aquí en la tierra, los santos y beatos del paraíso nos recuerdan que el apoyo de cada día para no perder nunca de vista nuestro destino eterno es ante todo la oración», aclaró.
«Para muchos de ellos el Rosario –oración a la que he dedicado el Año que concluyó ayer– ha sido el medio privilegiado para su dialogo cotidiano con el Señor», reconoció.
«El Rosario les ha llevado a una intimidad cada vez más profunda con Cristo y con la Virgen santa», siguió diciendo.
Por eso, concluyó, «el Rosario puede ser verdaderamente un camino sencillo y accesible para todos hacia la santidad, que es la vocación de todo bautizado».
Juan Pablo II convocó el Año del Rosario, que se clausuró el 31 de octubre, en octubre de 2002 con motivo de su vigesimoquinto aniversario de pontificado al publicar la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae con la que propuso los nuevos «misterios de la luz».