Jubileo y clase media: un llamamiento a la solidaridad

Cumbre mundial de laicos sobre «Constructores de un mundo solidario»

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FIUGGI, 29 oct (ZENIT.org).- El Jubileo del año 2000 constituye un llamamiento a todos los cristianos, en especial a los de la clase media, a salir al encuentro de los más necesitados. Para profundizar en este aspecto tan específico y sugerente del año santo, el Movimiento Internacional de Apostolado de los Ambientes Sociales Independientes (MIAMSI) está celebrando en Fiuggi, cerca de Roma su X Asamblea General y el I Congreso Mundial.

Los delegados son más de 1.300. El tema: «Constructores de un mundo verdaderamente solidario». El compromiso es: «Utilizar nuestros espacios de libertad para erradicar la pobreza». Se sintetiza en la expresión: conjugar fe y vida.

El Movimiento Internacional de Apostolado de los Ambientes Sociales Independientes es una comunidad de movimientos laicales presente en 35 países de todos los continentes (menos Oceanía), nacida de la iniciativa de Marie-Louise Monnet, hermana del estadista francés Jean Monnet (1888-1979), uno de los fundadores de la Europa unida, cuya causa está en proceso de beatificación a nivel diocesano ( http://www.jean-monnet.net/).

El MIAMSI une a 2.400 grupos y en Italia cuenta con unos 6.000 miembros a través del Movimiento de renacimiento cristiano, fundado en 1943 por Immacolata Salviati. El movimiento está integrado, en general, por personas pertenecientes a las clases medias: abogados, comerciantes, arquitectos, profesores, intelectuales, etc.

«Es uno de nuestros eslóganes –explica Bianca Maria Pisoni, responsable italiana del Movimiento de Renacimiento Cristiano–. Para el 1999-2000, todas las realidades adheridas al MIAMSI han hecho suyo el lema «Con los pobres por la justicia». No sólo con palabras. Desde hace dos años, nos ocupamos de la deuda externa de los países pobres. Nos hemos adherido a la campaña que en este sentido ha emprendido la Conferencia Episcopal Italiana que prevé, entre otras cosas, la compra de deuda pública de países pobres».

Además, estas realidades se encuentran entre los socios fundadores del «Banco Ético» en Italia, una iniciativa que pretende ofrecer financiación a condiciones interesantes a las organizaciones cristianas y que trabajan a favor de la dignidad de la persona humana en países en vías de desarrollo.

«Así llevamos el Jubileo a nuestros ambientes de vida, en el mundo del trabajo y de las profesiones, en el compromiso civil y cultural», añade Pisoni.

En este sentido, el Movimiento ha creado también «las «ventanillas de la mujer» contra la violencia y la explotación, nacidas en algunos municipios italianos gracias en parte a nuestra iniciativa –testimonia Giorgio Grigolli, de la oficina de prensa del MIAMSI–. También nosotros nos damos cuenta del malestar que a veces atraviesa a las clases medias. Es una postura que observamos y criticamos pero tratando de ser positivos».

En Fiuggi confluyen experiencias de todo el mundo. Como la que inspiró la ponencia introductoria pronunciada el viernes pasado por Muhammad Yunus, el economista que fundó el Grameen Bank, el «banco de los pobres» de Bangladesh basado en el microcrédito.

El sábado intervinieron el arzobispo de Argel, Henri Teissier, y el presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, el cardenal James Francis Stafford.

El sábado pasado los presentes recibieron también un mensaje del Papa, enviado por el cardenal Angelo Sodano, en el que se subraya la relación entre la conversión personal y el compromiso social contra las «estructuras de pecado».

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ZENIT Staff

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