JERUSALÉN, 7 feb 2001 (ZENIT.org).- Los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa analizan con suma atención los resultados de las elecciones en Israel, que han confirmado la clara derrota de Ehud Barak, poniendo en manos de Ariel Sharon el futuro de la política del país.
En declaraciones ofrecidas hoy a la prensa italiana, el padre Michele Piccirillo, del Instituto Franciscano Bíblico, se dice optimista: «El pueblo árabe y el pueblo israelí están cansados y ya no soportan la violencia. Por eso, estamos confiados y esperamos que al final prevalezca el deseo de paz».
Por lo que se refiere a la victoria de Sharon, el franciscano es prudente, pues según recuerda: «El final de la guerra no depende sólo del vencedor».
Por su parte, el padre David Jaeger, miembro de la Custodia de Tierra Santa y uno de los artífices de los acuerdos entre Israel y la Santa Sede, ha explicado a la agencia misionera de la Santa Sede, Fides (http://www.fides.org): «El voto de los israelíes no ha sido contra la política de paz de Barak, sino contra sus «deficiencias administrativas». Si Sharon no continúa el proceso de paz, perderá todo el consenso popular».
«Preocupa sobre todo el futuro de las relaciones con los vecinos sobre todo con los palestinos –explica el padre Jaeger, israelí y judío de origen–: todos conocen la posición del primer ministro elegido, de su partido y de los otros partidos de la derecha».
Ahora bien, reconoce, «Sharon se muestra consciente de esta preocupación y ha tratado de acercarse no sólo a los países vecinos, sino también a esa clara mayoría de israelíes que apoya desde siempre el proceso de paz».
El padre Jaeger recuerda que cuando Sharon era ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de Benjamin Netanyahu, había prometido al Vaticano bloquear la construcción de la mezquita de Nazaret, un proyecto de grupos radicales islámicos.
Los franciscanos no se oponen a la construcción de lugares de culto musulmanes en Tierra Santa, simplemente constatan que los promotores de la iniciativa ya han atacado en años anteriores a cristianos y peregrinos al salir de la Basílica de la Anunciación y que el templo no tiene fines religiosos sino que busca provocar tensiones y violencia.
«En los ambientes eclesiásticos cristianos se ha expresado el deseo de que Sharon sea fiel a sus promesas y anule la decisión del gobierno Barak de construir la mezquita en las puertas de la basílica de la Anunciación de Nazaret», explica el padre David Jaeger.
