CIUDAD DEL VATICANO, viernes 14 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI destacó la gran dignidad del trabajo en las Administraciones públicas este viernes al recibir en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los prefectosde diversas regiones de Italia junto al Ministro del Interior Roberto Maroni.
“La función civil es tan eminente e insigne como para revestir de un carácter casi “sagrado” -afirmó el Papa-; por tanto esta exige ser ejercitada con gran dignidad y con una gran sentido de la responsabilidad”.
Citando a san Ambrosio en su comentario al Evangelio de San Lucas, afirmó que “la institución del poder civil deriva tanto de Dios, que el que lo ejercita es también ministro de Dios”.
El Papa pidió a los 200 gobernadores de regiones italianas que acudieron al Vaticano que no olviden que la Administración pública, “como instrumento del Estado, tiene el objetivo de servir a los ciudadanos”.
Citando el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, indicó que “el papel de quien trabaja en la Administración pública no se concibe como algo impersonal o burocrático, sino como una ayuda al ciudadano, ejercitada con espíritu de servicio”.
Y les exhortó: “No os desaniméis frente a las dificultades y a las incomprensiones, sino estad siempre preparados para tratar las cuestiones que se os confían, con gran sentido del deber y con prudencia, sin despreciar el obsequio de la verdad y la valentía de la defensa de los bienes supremos”.
También destacó que los valores cristianos “dan nuevo vigor y nuevo esplendor a la obra de los que están comprometidos en la vida pública”.
En este sentido, subrayó los “testimonios de la presencia del cristianismo que a lo largo de los siglos ha fecundado la cultura italiana, suscitando una civilización rica en valores universales”.
La audiencia de hoy se enmarca en el 150º aniversario de la unidad de Italia y el Papa destacó la importancia de la función de los prefectos en la articulación de este Estado europeo.
“También vosotros, como altos representantes del Estado, en el ejercicio de vuestras responsabilidades, estáis llamados a unir la autoridad con la profesionalidad, sobre todo en los momentos de tensión y enfrentamientos”, afirmó.
Y auspició que el testimonio de san Ambrosio sea para los prefectos “estímulo y ánimo para que vuestro trabajo pueda estar cada día al servicio de la justicia, de la paz, de la libertad y del bien común”.
“Dios no dejará de secundar vuestros esfuerzos -les aseguró-, enriqueciéndolos con frutos abundantes para una civilización del amor cada vez más extendida y amplia”.