CIUDAD DEL VATICANO, jueves 30 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que Benedicto XVI dirigió a los arzobispos metropolitanos a los que ayer impuso el palio, así como a sus familiares y fieles de sus respectivas archidiócesis que los acompañaban, al recibirles en audiencia este jueves en el Aula Pablo VI.
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Queridos hermanos y hermanas,
Están todavía vivos en la mente y en el corazón de todos nosotros, los sentimientos y las emociones que vivimos ayer, en la Basílica Vaticana, con ocasión de la celebración de la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en la que tuve la alegría de imponeros el Palio, a vosotros, Arzobispos Metropolitanos nombrados en el transcurso del último año. El encuentro de hoy, me ofrece la oportunidad de prolongar el clima de comunión eclesial y de renovaros mi cordial saludo a vosotros, queridos hermanos en el Episcopado, así como a vuestros familiares y a las personalidades que han querido participar en este feliz evento. Extiendo mi afectuoso pensamiento a vuestras Iglesias particulares, que recuerdo en la oración, para que estén animadas por un constante empuje evangélico.
Me dirijo, en primer lugar, a vosotros, queridos Pastores de dos diócesis italianas. Le saludo a usted, monseñor Cesare Nosiglia, arzobispo de Turín, y a usted, monseñor Vincenzo Bertolone, arzobispo de Catanzaro-Squillace. El Señor os bendiga siempre y os ayude, en vuestro cotidiano ministerio episcopal, para hacer crecer a las comunidades encomendadas a vosotros, unidas y misioneras, de acuerdo en la caridad, firmes en la esperanza y ricas en el dinamismo de la fe.
[En francés, dijo:]
En esta fiesta de los santos Apóstoles Pedro y pablo, estoy contento de acoger a los peregrinos de lengua francesa venidos a Roma con motivo de la entrega del Pallium a los nuevoa Arzobispos metropolitanos. Dirijo mis cálidos saludos a Monseñor Antoine Ganyé, Arzobispo de Cotonou en Benín, Monseñor Paul Ouédraogo, Arzobispo de Bobo-Dioulasso en Burkina Faso, Monseñor Jean-Pierre Tafunga Mbayo, Arzobispo de Lubumbashi, en la República Democrática del Congo, Monseñor Gérard Lacroix, Arzobispo de Quebec, en Canadá, y Monseñor Pierre-Marie Carré, Arzobispo de Montpellier, en Francia. A los obispos, a los sacerdotes y a todos los fieles de vuestros países llevadles mis saludos cordiales y la garantía de mi proximidad espiritual. Vosotros que habéis recibido el pallium, signo litúrgico que expresa el vínculo de comunión que os une de manera particular al Sucesor de Pedro, ¡sed testimonios alegres y fieles del amor del Señor que busca unir a sus hijos en la unidad de una misma familia! ¡Que Dios os bendiga!
[En inglés dijo:]
Extiendo calurosamente mis saludos a los arzobispos metropolitanos de habla inglesa, a los que entregué el palio ayer: el arzobispo James Peter Sartain de Seattle, Estados Unidos; el arzobispo Gustavo García-Siller de San Antonio, Estados Unidos; el arzobispo Jose Serofia Palma de Cebu, Filipinas; arzobispo Thaddeus Cho Hwan-kil de Daegu, Korea; arzobispo Jude Ruwa’ichi de Mwanza, Tanzania; arzobispo William Slattery de Pretoria, Sudáfrica; arzobispo Paul S. Coakley de Oklahoma City, Estados Unidos; arzobispo Rémi Joseph Gustave Sainte-Marie de Lilongwe, Malawi; arzobispo José Horacio Gómez de Los Angeles, Estados Unidos; arzobispo Thumma Bala de Hyderabad, India; arzobispo Augustine Obiora Akubeze de Benin City, Nigeria; arzobispo Charles Henry Dufour de Kingston en Jamaica; arzobispo George Stack of Cardiff, Gales y arzobispo Sergio Lasam Utleg de Tuguegarao, Filipinas. También quería dar la bienvenida a los miembros de sus familias, a sus parientes, amigos y a los fieles de sus respectivas archidiócesis que han venido a Roma a rezar con ellos y a compartir su alegría. El palio se recibe de las manos del Sucesor de Pedro y lo reciben los arzobispos como un signo de comunión en la fe y en el amor en el gobierno del Pueblo de Dios. También recuerda a los Pastores sus responsabilidades como guías tras el Corazón de Jesús. A todos vosotros os imparto con afecto mi Bendición Apostólica como prenda de paz y de alegría en el Señor.
[En español dijo:]
Saludo con afecto a los Señores Arzobispos de lengua española y a cuantos los han acompañado en la significativa ceremonia de la imposición del Palio, que los distingue como Metropolitanos. Saludo en particular al Arzobispo de Bogotá, Rubén Salazar Gómez, al de Quito, Fausto Gabriel Trávez Trávez, al de Guatemala, Óscar Julio Vian Morales, al de Manizales, Gonzalo Restrepo Restrepo, al de Paraná, Juan Alberto Puiggari, al de Barranquilla, Jairo Jaramillo Monsalve, al de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati Andrello, al de Concepción, Fernando Natalio Chomali Garib, y al de Cali, Darío de Jesús Monsalve Mejía. Si el Palio les recuerda a ellos su especial responsabilidad respecto a las Iglesias sufragáneas y su particular vínculo de unidad con la Sede de Pedro, comporta para ustedes que les acompañan una mayor cercanía en la oración y la colaboración en el ministerio a ellos confiado. Invocando la protección de la Santísima Virgen María, les imparto de corazón la Bendición Apostólica, que complacido hago extensiva a todos los Pastores y fieles de estas Iglesias particulares en Colombia, Ecuador, Guatemala, Argentina y Chile.
[En portugués dijo:]
Saludo con gran afecto a los Metropolitanos de Angola y de Brasil que recibieron el palio, signo litúrgico que expresa una particular unión de sus archidiócesis con la Sede de Pedro: arzobispo Luís María Pérez de Onráita, de Malánje, arzobispo José Manuél Imbámba, de Saurímo, arzobispo Murílo Sebastião Rámos Kríeger, de São Salvadór de Bahía, arzobispo Pédro Bríto Guimarães, de Pálmas, arzobispo Jacínto Bergmánn, de Pelótas, arzobispo Hélio Adelár Rúbert, de Sánta María, arzobispo Pédro Ercílio Simão, de Pásso Fúndo, arzobispo Dímas Lára Barbósa, de Cámpo Gránde, y arzobispo Sérgio da Rócha, de Brasília. El Señor Jesús que os escogió como Pastores de su rebaño os ampare en vuestro ministerio cotidiano y os convierta en fieles anunciadores del Evangelio con la fuerza del Espíritu Santo. Doy también la bienvenida a vuestros familiares y amigos y a los fieles de vuestras respectivas Iglesias particulares que os han acompañado a Roma. Os aseguro a vosotros y a vuestras comunidades archidiocesanas mi recuerdo en la oración diaria y, desde lo profundo del corazón, os imparto la Bendición Apostólica.
[En letón dijo:]
Dirijo mi cordial saludo a Monseñor Zbignev Stankevičs, Arzobispo de Riga, y a todos los que los acompañan, formulando mis mejores deseos por un provechoso ministerio.
[En esloveno dijo:]
Dirijo un cordial saludo al arzobispo de Maribor, Monseñor Marjan Turnšek, y a los eslovacos que lo acompañan, deseándole un fructífero ministerio e impartiendo a todos la Bendición Apóstolica.
Queridos amigos, demos gracias al Señor que en su infinita bondad no deja de mandarnos Pastores a su Iglesia. A vosotros, queridos arzobispos metropolitanos, os aseguro mi cercanía espiritual y mi orante apoyo a vuestro servicio pastoral, cuyo requisito es el amor a Cristo, al que nada debe ser antepuesto. San Cipriano, obispo de Cartago, en su Tratado sobre el Padre Nuestro, afirma: “No antepongamos absolutamente nada a Cristo, porque tampoco Él ha antepuesto nada a nosotros. Voluntad de estar inseparablemente unidos a su amor, permanecer al lado de su cruz con valentía y dando firme testimonio”. Que vele por vosotros, queridos hermanos, y os sostenga la Virgen María, Regina Apostolorum, y que os acompañe mi Bendición, que de corazón renuevo a cada uno de vosotros, a vuestros seres queridos y a todos los que están bajo vuestro cuidado episcopal.
[Traducción del original plurilingüe por Ca
rmen Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]