BURGOS, sábado, 30 enero 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha escrito monseñor Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos, con el título «El sacerdote y el mundo digital».
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El Papa Benedicto XVI no deja de sorprendernos. Esta vez lo ha hecho con el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que inserta en el año sacerdotal desde una perspectiva tan original como sorprendente. Baste pensar que su lema es «El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra». Lo que el Papa quiere, en última instancia, es que los sacerdotes incorporen cada vez más a su acción pastoral el mundo de las nuevas tecnologías.
Es evidente que la tarea primaria del sacerdote es la de anunciar a Jesucristo y comunicar la multiforme gracia divina que nos salva mediante los sacramentos. Lo que ocurre es que los medios modernos de comunicación dan a la Palabra una capacidad de expresión y difusión casi ilimitada, y abren enormes perspectivas a la acción evangelizadora de la Iglesia. Las autopistas de la comunicación digital se han convertido en un instrumento de intercomunicación tan poderoso, rápido y eficaz, que no usarlas sería una grave irresponsabilidad.
Esta realidad sitúa al sacerdote -en palabras del Papa- ante el umbral de una «nueva historia», porque en la medida en que las nuevas tecnologías susciten relaciones cada vez más intensas y más se amplíen las fronteras del mundo digital, «tanto más se verá llamado el sacerdote a ocuparse pastoralmente de este campo».
El mandato de Jesucristo «Id al mundo entero, y predicad el Evangelio» pasa hoy, necesariamente, por el uso constante y gozoso de los medios digitales de comunicación. Por eso, el Papa no duda en afirmar que los sacerdotes, además de valerse «de los medios tradicionales, ha de hacerlo también de los que aporta la nueva generación de medios audiovisuales: foto, video, animaciones, blogs, sitios web» para «la evangelización y la catequesis».
Evidentemente, el sacerdote seguirá necesitando una sólida formación teológica y una honda espiritualidad para descubrir al hombre de hoy el rostro de Cristo. Pero a esta formación hay que «unir el uso oportuno y competente de los medios digitales». La formación doctrinal y espiritual y el uso de los medios de comunicación han de ensamblarse en perfecta unidad y tener siempre delante el mismo horizonte: anunciar a los hombres y mujeres, especialmente a los no creyentes, la persona y doctrina de Jesucristo Salvador.
Uno se imagina con qué ilusión y empeño se acercaría san Pablo, el apóstol por antonomasia de los gentiles, a esta tecnología digital para hacer llegar el mensaje salvador hasta el último rincón del planeta. Porque hoy es una realidad que una página web o un blog pueda llegar al lugar más alejado de la civilización. Y es posible entrar en contacto creyentes de cualquier religión, con no creyentes y con personas de todas las culturas.
De todos modos, no se trata de estar por estar o de un simple usar estos medios. Al contrario, nunca se puede perder de vista que son instrumentos al servicio de la evangelización y de la dignidad de la persona humana. El sacerdote, por tanto, ha de ser siempre consciente de que es un servidor de la Palabra que salva y favorece el desarrollo humano integral. De ahí que, como señala el Papa, siempre hay que asegurar «la calidad del contacto humano y la atención a las personas y a sus auténticas necesidades espirituales». Los medios son lo que son las personas que los manejan. Misión del sacerdote es darles alma y volcar ellos todo su amor y celo pastoral.
Al hacerme eco del Mensaje del Papa, animo a los sacerdotes y religiosos a servirse de los medios digitales para ampliar el radio de su acción pastoral. Invito también a los seglares a participar en ellos con toda la profesionalidad posible y a colaborar con los sacerdotes de sus parroquias.