Obispos europeos: Declaración sobre demografía y familia

Mensaje Final de la 40ª Asamblea general del CCEE

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ZAGREB, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación una traducción no oficial al español de la Declaración Final de la 40ª Asamblea general del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), que se ha celebrado este fin de semana en Zagreb (Croacia).

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Declaración sobre Demografía y Familia

Los presidentes de las Conferencias Episcopales de los Países europeos, reunidos en Croacia, en Zagreb, para la 40° Asamblea General del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), han afrontado el tema de la demografía y de la familia. La investigación, realizada entre las Conferencias episcopales de 47 países, confirma un claro decrecimiento demográfico. Sobre este tiene seguramente una influencia el tipo de políticas familiares que los diversos países establecen, pero esto no parece suficiente para explicar la grave y generalizada denatalidad que ha sido calificada como “invierno demográfico”. El clima cultural difundido, de hecho, incide no poco en los comportamientos personales y sociales. Por parte de los católicos es necesario crecer en una fe más consciente y documentada para poder valorar con sentido crítico la cultura dominante que ha puesto en discusión valores como la vida humana desde su inicio hasta su fin natural, la persona en su estructura objetiva, la libertad como responsabilidad moral, la fidelidad, el amor, la familia. Es seriamente preocupante, por ejemplo, el debate de estos días en el Consejo de Europa, que quiere limitar el derecho a la objeción de conciencia del personal médico para hacer más fácil el acceso al aborto. Todo esto hace ver que, además de la necesidad de tener bien arraigada y viva la fe, es necesario creer en la capacidad de la razón de descubrir la verdad de las cosas en sí mismas y de la ética. La sustancial desconfianza hacia la razón humana parece caracterizar a la llamada postmodernidad. La presencia de la Iglesia católica en este contexto debe estar caracterizada por la esperanza: nuestra esperanza es Jesucristo, y debe saber captar los signos de atención y de confianza, aunque se expresen de forma reservada.

Estamos convencidos de que la conciencia humana es capaz de abrirse a los valores presentes en nuestra naturaleza creada y redimida por Dios por medio de Jesucristo. La Iglesia, consciente de su misión de servir al hombre y a la sociedad con el anuncio de Cristo Salvador, recuerda las implicaciones antropológicas y sociales que derivan de Él. Por esta razón no cesa de afirmar los valores fundamentales de la vida, del matrimonio entre un hombre y una mujer, de la familia, de la libertad religiosa y educativa: valores sobre los cuales se implanta y se garantiza cualquier otro valor declinado en el plano social y político. Las muchas familias que acogen la presencia de Jesús y viven según la verdad de la familia, no cesan de dar testimonio de la belleza y de la correspondencia al corazón del hombre de cuanto la Iglesia proclama mostrando que es posible vivir en familia como Cristo invita.

A la luz del tema ha surgido en toda su urgencia la tarea educativa según el milenario patrimonio de la Iglesia: tarea que encuentra en Cristo – verdadero Dios y hombre perfecto – al Maestro, al modelo y la fuente de gracia.

[Traducción del español por Inma Álvarez]

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ZENIT Staff

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