El escándalo de abusos por parte de sacerdotes, una purificación, según el Papa

No es casualidad que hayan aflorado en el Año Sacerdotal, afirma

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 11 de junio de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI afirma que no es casualidad que el escándalo de los abusos a menores por parte de miembros del clero haya estallado precisamente durante este Año Sacerdotal.

Sin embargo, este hecho hay que considerarlo “como una tarea de purificación, un quehacer que nos acompaña hacia el futuro y que nos hace reconocer y amar más aún el gran don de Dios” del sacerdocio.

Así lo afirmó durante la homilía pronunciada hoy, en la Concelebración Eucarística celebrada en la Plaza de San Pedro con alrededor de 15.000 sacerdotes de todo el mundo, y con la que concluye en Año Sacerdotal.

En su intervención, el Papa se refirió a lo sucedido, afirmando que “era de esperar que al ‘enemigo’ no le gustara que el sacerdocio brillara de nuevo; él hubiera preferido verlo desaparecer, para que al fin Dios fuera arrojado del mundo”.

“Así ha ocurrido que, precisamente en este año de alegría por el sacramento del sacerdocio, han salido a la luz los pecados de los sacerdotes, sobre todo el abuso a los pequeños, en el cual el sacerdocio, que lleva a cabo la solicitud de Dios por el bien del hombre, se convierte en lo contrario”.

El Papa reiteró su petición de perdón “a Dios y a las personas afectadas”, y aseguró que se hará “todo lo posible para que semejante abuso no vuelva a suceder jamás”, vigilando más las admisiones al seminario y “acompañando aún más a los sacerdotes en su camino, para que el Señor los proteja y los custodie en las situaciones dolorosas y en los peligros de la vida”.

Por otra parte, recordó que el sacerdocio es “un don de Dios”: “Si el Año Sacerdotal hubiera sido una glorificación de nuestros logros humanos personales, habría sido destruido por estos hechos”.

Este don “se da en vasijas de barro”, y a pesar de ello Dios “una y otra vez, a través de toda la debilidad humana, hace visible su amor en el mundo”.

“El sacerdocio no es un simple ‘oficio’, sino un sacramento: Dios se vale de un hombre con sus limitaciones para estar, a través de él, presente entre los hombres y actuar en su favor”.

“Esta audacia de Dios, que se abandona en las manos de seres humanos; que, aun conociendo nuestras debilidades, considera a los hombres capaces de actuar y presentarse en su lugar, esta audacia de Dios es realmente la mayor grandeza que se oculta en la palabra ‘sacerdocio’”, añadió el Papa.

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ZENIT Staff

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