CIUDAD DEL VATICANO, 1 febrero 2002 (ZENIT.org).- El cardenal alemán Walter Kasper, «ministro» de Juan Pablo II para las relaciones con los demás cristianos, viajará a Moscú del 21 al 22 de febrero, según han revelado fuentes vaticanas autorizadas.
El presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos se encontrará con el patriarca ortodoxo ruso, Alejo II, y con el metropolita Kirill de Smolensk y Kaliningrad, encargado de las relaciones internacionales del patriarcado.
La visita ha sido calificada por fuentes vaticanas como «de rutina», pues es común que el presidente del Consejo Pontificio para el ecumenismo se encuentre con un patriarca ortodoxo. Ahora bien, tiene lugar en un momento particular.
En un gesto que rompe con la posición de los últimos del patriarcado, Alejo II envió una delegación guiada por el metropolita de Volokolamsk y Juriev Pitirim, vicario patriarcal, a la Jornada de oración de los líderes religiosos por la paz que el Papa convocó en Asís el 24 de enero.
Según fuentes ortodoxas, el pontífice relanzó su proyecto de visitar Moscú en una conversación que mantuvo con los miembros de esa delegación rusa. El Papa habría manifestado su intención de devolver al patriarca el famoso icono de Nuestra Señora de Kazán, que fue rescatado del mercado negro por un católico estadounidense y entregado al obispo de Roma para que lo restituyera.
Siempre según fuentes ortodoxas, el obispo ruso de Kerchen, Hilarion, miembro de la delegación que participó en Asís, habría respondido al Papa que las relaciones entre el patriarca de Moscú y Roma eran «sumamente insatisfactorias», y que Alejo II sólo podría encontrarse con Juan Pablo II, después de haber resuelto el problema del «proselitismo bajo todas sus formas».
El patriarca exige que el Vaticano respete lo que llama el principio de «territorio canónico», que se opone a la presencia de la Iglesia católica en las regiones de mayoría ortodoxa.
La Iglesia ortodoxa rusa ve además con recelo el renacimiento de las comunidades católicas de rito bizantino, que fueron obligadas por Stalin a pasar por la fuerza a la Iglesia ortodoxa. Obispos, sacerdotes y laicos greco-católicos que se opusieron a esta imposición fueron encarcelados o incluso martirizados.
El presidente ruso, Vladimir Putin, antes de visitar Polonia, en declaraciones concedidas al diario polaco «Gazeta Wyborcza», el 15 de enero, se declaró dispuesto a invitar a Juan Pablo II a visitar Moscú «en todo momento» y a alentar a las Iglesias católica y ortodoxa rusa a «entablar plenas relaciones».
El mismo Putin añadía que el viaje requería, sin embargo, la aprobación de la Iglesia ortodoxa rusa «y esto, por desgracia, no depende de mi», confesaba.
Esta toma de posición fue considerada como «sabia» por el patriarca Alejo II el 18 de enero.