Vietnam: 25 años después de la victoria comunista

Estados Unidos trata de abatir el muro surgido con la guerra

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ROMA, 25 nov (ZENIT.org).- La semana pasada, Bill
Clinton se convirtió en el primer presidente que visita la capital
vietnamita, Hanoi, en un intento de sanar la brecha causada por los largos
años de conflicto entre las fuerzas comunistas y los militares
norteamericanos.

Antes de su llegada, el líder estadounidense, según informaba «Associated
Press» (16 noviembre), prometió «construir un futuro diferente» con su
antiguo enemigo. Junto a Clinton viajaron ejecutivos de más de 50
corporaciones norteamericanas, con la esperanza de ganar terreno en lo que
consideran es un vasto mercado sin explotar de 78 millones de personas.

Las relaciones entre los dos países han ido progresando lentamente durante
varios años. Clinton levantó el embargo comercial contra Vietnam en 1994, y
al año siguiente restauró relaciones diplomáticas. Abrió la Embajada de
Estados Unidos en Hanoi en 1996, y el pasado julio Estados Unidos y Vietnam
firmaron un amplio acuerdo comercial.

Libertades civiles y religiosas
En vísperas de la visita, los grupos de derechos humanos urgieron al
presidente para que presionara exigiendo mayores libertades civiles en
Vietnam. «Associated Press» (11 noviembre) indicaba que la organización con
sede en Nueva York, «Human Rights Watch», dijo en un comunicado que el
Gobierno «sigue cercenando seriamente las libertades fundamentales,
especialmente la libertad de expresión de los disidentes y la libertad de
asociación de los grupos religiosos independientes y de los sindicatos».

Mientras tanto, el Comité Vietnamita de Derechos Humanos, con sede en
París, afirmaba en un comunicado que había enviado una carta a Clinton
urgiéndole a no aceptar tácitamente el gobierno del partido único.

Al mismo tiempo un informe de la CNN (14 noviembre) comunicaba que «Freedom
House», con sede en Washington, hacía públicos documentos que prueban que
los dirigentes de Vietnam están reprimiendo a los grupos religiosos.

«Freedom House» considera que ocho documentos, fechados entre 1998 y
mediados de este año, revelan el esfuerzo del Gobierno para detener el
crecimiento de los grupos cristianos en Vietnam.

«Aunque Vietnam es signataria de convenciones internacionales de derechos
humanos que garantizan la libertad religiosa, los documentos proporcionan
evidencias irrefutables de que la represión sigue guiando la política y la
práctica cotidiana», dijo el grupo.

Un artículo publicado por el «Washington Times» (14 noviembre) citaba a
Nina Shea, directora del Centro para la Libertad Religiosa «Freedom House»
diciendo que «estos documentos… muestran que los cierres de iglesias,
arrestos y quemas de la Biblia no son hechos aislados de dirigentes
supercelosos sino que son directivas políticas del partido Comunista
Vietnamita y funcionarios religiosos estatales».

Los documentos se refieren, en primer lugar al cristianismo protestante y
su difusión entre la minoría étnica hmong que vive en zonas remotas de alta
montaña. Se estima que el 10% de los 79 millones de la población vietnamita
son cristianos.

El primer documento incluye una dura condena de la Iglesia Católica a la
que acusan de orquestar la caída del comunismo en la Europa del Este. Otro
documento, emitido por la Oficina de Asuntos Religiosos y de las Minorías
en la norteña provincia de Lao Cai, fronteriza con China, incluye 10
recomendaciones para controlar la expansión del cristianismo, incluyendo
«intensificar duramente los controles a los líderes religiosos» y mejorar
los esfuerzos de propaganda.

«Tenemos que controlar cuidadosamente el pensamiento y las actividades de
las religiones, de las asociaciones y organizaciones religiosas, y no
disminuir nuestra vigilancia en administrar las entidades sociales y
religiosas de todas las religiones», dice el documento.

El Gobierno también sigue imponiendo controles a la formación y
nombramiento de sacerdotes de la comunidad católica formada aproximadamente
por ocho millones de personas. Sin embargo, a pesar de las dificultades, la
ideología comunista parece haber perdido su capacidad de atracción ya que
un gran número de jóvenes vietnamitas parecen volverse a la Iglesia
católica para llenar su vacío espiritual.

«Cada vez vienen más jóvenes –declara el padre Stanislas Nguyen Duc Ve de
la Iglesia de San Francisco Javier–. Con la apertura de nuestra sociedad,
tienen más oportunidades para asistir a la iglesia».

El informe de 1999 sobre derechos humanos del Departamento de Estado
norteamericano dice que, si bien el respeto de los derechos humanos en
Vietnam sigue siendo defiente, ha habido una mejora apreciable en algunas
áreas. «El Gobierno restringe la libertad religiosa y limita
significativamente la actuación de las organizaciones religiosas que no han
sido aprobadas por el Estado. Sin embargo, en algunos aspectos, las
condiciones de la libertad religiosa han mejorado durante el año», indica
el informe.

Ahora bien, la publicación de los documentos secretos del Gobierno, por
parte de «Freedom House», pone en cuestión la constatación de esta mejoría
en la situación de los derechos religiosos en Vietnam. Entre los documentos
revelados, el número cuatro prohibe la reunión de «gente para estudiar
religión» y ordena que los funcionarios gubernamentales sean informados «en
caso de que llegue un extranjero para enseñar religión».

Según la BBC (14 noviembre), el Gobierno de Vietnam ha rechazado
ásperamente las acusaciones de represión de los grupos religiosos en el
país. Un comunicado emitido por el ministro de Asuntos Exteriores afirma
que la actitud de Vietnam hacia la religión ha sido aclarada en muchas
ocasiones y que las insinuaciones de que los grupos religiosos han sido
suprimidos en el país son tergiversaciones calumniosas.

Relaciones comerciales
Una de las principales prioridades de la visita de Clinton era mejorar las
relaciones comerciales entre Estados Unidos y Vietnam. Según explicaba la
edición asiática de la revista «Time» (20 noviembre), se ha hecho todo lo
posible para alentar a hombres de negocios estadounidenses para que accedan
a la reserva laboral vietnamita barata y con talento, así como a su mercado
interior de cerca de 80 millones de personas.

Las negociaciones sobre el pacto comercial firmado en julio, que deben ser
todavía ratificadas por el poder legislativo de los dos países, fueron
largas y tortuosas, y fue cancelado un primer acuerdo porque Hanoi tuvo
miedo de conceder demasiado.

En la actualidad, Estados Unidos es el noveno país inversor extranjero en
Vietnam, con proyectos por valor de mil millones de dólares y esta posición
podría mejorar. Según el Banco Mundial, el valor actual de las
exportaciones vietnamitas a Estados Unidos podría crecer hasta los 800
millones de dólares el primer año tras la ratificación, mientras que el
ministro de Comercio vietnamita prevé exportaciones a Estados Unidos de
tres mil millones de dólares para el año 2005.

Sin embargo, hay todavía muchas animosidades que superar y una prueba de
ello es la falta de ayuda de Estados Unidos a Vietnam. Si bien Estados
Unidos se gastó más de 350.000 millones de dólares en la guerra, Washington
ha proporcionado menos de 50 millones de dólares en ayuda humanitaria a
Vietnam desde 1994. Al mismo tiempo, Hanoi sigue devolviendo 145 millones
de dólares de préstamos norteamericanos al Sur y a este tenor tendrá que
seguir pagando su deuda, con intereses, durante 20 años.

Por su parte, los líderes vietnamitas se resisten a cambiar las estructuras
establecidas por el Partido
Comunista. Como informaba el «New York Times»
(20 noviembre), durante una reunión en la sede del Partido Comunista en
Hanoi, el pasado sábado por la tarde, Le Kha Phieu, jefe del Partido
Comunista y el miembro más influyente de la dirección vietnamita afirmó:
«Hemos visto el colapso de la URSS y nosotros nos mantenemos todavía, hemos
reafirmado el socialismo».

Describió cómo Vietnam ha empezado a producir suficiente arroz para
alimentarse a sí misma y cómo está determinada a encontrar su propio camino
sin renunciar a sus principios socialistas. Otra nota de la resistencia
comunista al cambio puede comprobarse en un artículo de primera página
publicado en un periódico oficial. Según Reuters (20 noviembre), el
teniente general le Van Dung, jefe de estado mayor del Ejército vietnamita,
dijo que los militares estaban determinados a aplastar la amenaza de la
«evolución pacífica» antes que abandonar el campo.

«En la actualidad (…), fuerzas hostiles están luchando contra nosotros
activamente para sabotear el socialismo y el papel directivo del Partido
Comunista en Vietnam», decía en su artículo publicado el 20 de noviembre
pasado por el diario «Quan Doi Nhan Dan» («Ejército del Pueblo»). La
advertencia se produce justamente un día después de finalizar la visita de
Clinton, en la que urgió a una mayor apertura política.
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Contenido provisto por SEMANA INTERNACIONAL
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ZENIT Staff

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