CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 7 julio 2005 (ZENIT.org).- El sínodo de los obispos sobre la Eucaristía que se celebrará en octubre incluirá momentos en los que los participantes tomen libremente la palabra ante la asamblea y el número de representantes de otras confesiones cristianas será el doble.
Son estas algunas de las novedades en la metodología de esta cumbre de obispos del mundo, introducidas con la aprobación de Benedicto XVI, e ilustradas a la prensa este jueves el arzobispo Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de los Obispos, al presentar el Instrumentum laboris (documento de trabajo) que servirá de base para las discusiones del Sínodo.
«Las novedades se introducirán en el respeto de la continuidad y de la praxis positiva de la experiencia sinodal», aclaró el arzobispo croata al explicar la metodología de la discusión del argumento central del encuentro, que será. «La Eucaristía: fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia».
La XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos será más breve que las precedentes, durará tres semanas (del 2 al 23 de octubre) y no todo un mes, como en un primer momento había previsto Juan Pablo II.
Esta decisión, explicó, ha sido tomada por el nuevo Papa no sólo para «favorecer la permanencia de los obispos en sus sedes» sino también «para concentrar más los trabajos» de la discusión.
Cada participante podrá intervenir ante el aula del sínodo durante seis minutos, y no ocho, como sucedía en el pasado.
«El motivo principal de esta reducción consiste en la introducción de intervenciones libres durante una hora, de las 18,00 a las 19,00, cada día al final de la congregación general», explicó.
Esta metodología, indicó, «permitirá a los miembros pedir y obtener más información por parte de los padres sinodales que ya hayan hablado en el aula».
Los organizadores del sínodo, esperan con esta nueva modalidad sirva para «profundizar en un abierto intercambio de pareceres y experiencias en las cuestiones de mayor actualidad, ligadas al misterio de la Eucaristía».
Estas discusiones libres serán moderadas por los presidentes delegados del sínodo: el cardenal Francis Arinze, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara (México), y el cardenal Telesphore Placidus Toppo, arzobispo de Rancho (la India).
Las discusiones podrán pronunciarse en los cinco idiomas oficiales del Sínodo: italiano, francés, inglés, español y alemán. En el pasado algunos participantes han tomado la palabra en latín.
Habrá doce grupos de trabajo («circoli minores») a quienes se les pide redactar «propuestas» que después deben ser votadas en el aula para ser entregadas al Papa. En ellas, se basará Benedicto XVI para redactar la exhortación apostólica postsinodal, el documento conclusivo del Sínodo.
«Se espera que las proposiciones no repitan la doctrina tradicional de la Iglesia, sino que estén orientadas a favorecer una renovación en la aplicación pastoral y en la celebración litúrgica del sacramento de la Eucaristía en la Iglesia universal », indicó el arzobispo.
El número de los participantes será como el de los sínodos precedentes, unos 250. El único cambio en este sentido será el notable aumento de participación de «delegados fraternos», representantes de otras Iglesias y comunidades eclesiales.
«Mientras en el último Sínodo participaron representantes de seis iglesias y comunidades cristianas, a la próxima reunión sinodal se han invitado doce representantes de Iglesias ortodoxas, de las Antiguas Iglesias de Oriente de las comunidades surgidas de la Reforma», reveló monseñor Eterović.
«Se podría decir que se trata de uno de los gestos concretos de ecumenismo auspiciados por el Santo Padre Benedicto XVI al inicio de su pontificado», opinó.
Además de estos cambios, el arzobispo explicó que las nuevas tecnologías también permitirán algunas innovaciones, como por ejemplo «servicios de televídeo y votación electrónica para cuestiones de menor importancia, etc.».
«Estos cambios están orientados a hacer más fácil y provechoso el diálogo entre los padres sinodales en el ejercicio de la colegialidad efectiva y afectiva entre sí y con el Santo Padre, cabeza visible del orden episcopal», concluyó.