Alta tecnología al servicio del narcotráfico

La ONU critica los esfuerzos por liberalizar las drogas

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NEW YORK, 16 marzo 2002 (ZENIT.org).- El tráfico de drogas ha seguido el camino de muchas industrias: la alta tecnología. Frecuencia de radio de banda ancha, lugares de acceso restringido en Internet, criptografía, telefonía por satélite y teléfonos clonados son sólo algunas de las herramientas que los traficantes están usando para evadir la ley.

Esto es lo que se desprende del informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de las Naciones Unidas para el 2001. El informe hace un repaso de la batalla contra las drogas ilegales en todo el mundo y examina con detalle dos temas específicos: las nuevas tecnologías y los movimientos para liberalizar las drogas.

El primer capítulo del informe se dedica a analizar la manera en que nuevas tecnologías, como Internet, están enfrentándose a la lucha legal contra las drogas en una era de creciente globalización. El segundo capítulo considera las propuestas de algunos países de legalizar la marihuana y permitir su uso para fines médicos.

Con las nuevas tecnologías, los traficantes de drogas pueden supervisar sus operaciones sin salir de casa. Entre sus aliados se encuentran hackers informáticos. China informó de un caso en el que los criminales intentaron evitar la detención penetrando en las bases de datos de las aduanas para cambiar los detalles y el status de una entrega de mercancías comercial. En Australia, los traficantes de drogas se sirvieron de las webs de servicios de correo expreso que permiten a los clientes seguir la pista de sus envíos por todo el mundo. Los traficantes pudieron saber así que un envío estaba siendo investigado.

Los traficantes también usan la web para vender sus productos. Según el informe de Naciones Unidas, desde 1996 varias compañías con sede en Holanda han estado usando Internet para vender semillas de marihuana y derivados. A inicios de 2000, las autoridades del Reino Unido identificaron más de mil sitios web en todo el mundo que ofrecían drogas, afirmaba la Interpol.

Por su parte, los criminales que exportaban drogas desde Colombia a Estados Unidos mantenían contacto unos con otros usando chats de Internet criptados de manera que se hacían impenetrables, según el informe de Naciones Unidas. Los detalles de las actividades de cada día de tráfico eran suministrados desde un ordenador localizado en un barco en las costas de México. Los traficantes usaban criptografía que las autoridades no pudieron descifrar a tiempo. Los teléfonos móviles clonados son un instrumento útil, de manera que los traficantes mueven cientos de toneladas de cocaína durante años sin ser detectados.

Internet permite a los traficantes blanquear fondos de manera más sencilla. Los casinos han sido usados durante mucho tiempo como una solución al problema: ahora hay miles de “casinos virtuales” sin regulación. El informe de Naciones Unidas establecía que, en marzo de 2001, un sitio de entusiastas del juego recogía 12.000 links de Webs, incluyendo 2.045 casinos virtuales.

El informe de Naciones Unidas recomendaba que se afrontaran estos desafíos. Las fuerzas del orden deben desarrollar nuevas formas de cooperación, estrategias y habilidades profesionales. Se necesitan también redes de cooperación a nivel global, insiste el informe.

Otro problema que hay que superar es la falta de legislación relacionada con los delitos cometidos “electrónicamente”. E incluso tras haber introducido una adecuada legislación a nivel nacional, observa el informe, los gobiernos necesitan afrontar la naturaleza transnacional del crimen de alta tecnología. Tales crímenes pueden tener lugar en un país, pero sus consecuencias pueden hacerse presentes en un segundo, mientras que sus indicios y huellas pueden quedar desparramados por otros muchos.

“No” a la legislación
Hamid Ghodse, presidente de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, establecía en su introducción al informe: “La junta no ha recibido información creíble que indique que la relajación de la leyes antidroga reduzca el abuso de drogas. Al contrario, la liberalización progresiva de las leyes antidroga en algunos países en los últimos 20 años ha estado asociada a un aumento progresivo del abuso de drogas”.

El informe defiende que es importante distinguir entre trato comprensivo y rehabilitación de quienes abusan de las drogas, y la normalización del abuso de drogas. “El uso social y recreacional de drogas constituye un uso negativo de las mismas y no debería ser ´normalizado´, como algunos piden ahora”, afirma el informe. “Actuar así ofrecería quizá ganancias a corto plazo a nivel de ahorro de recursos pero tendría consecuencias profundas para los jóvenes de hoy y para las generaciones futuras”.

Por lo que se refiere al argumento de que el uso de drogas es un tema privado, el informe explica: “Mientras los derechos sean importantes y deban respetarse, estarán también inextricablemente unidos a responsabilidades, en este caso, a responsabilidades sociales. El perseguir el placer y la libertad de elección se valora altamente y con razón en una sociedad libre, pero en relación con las drogas, también pueden ser peligrosas, no sólo para los individuos sino también para la sociedad en su conjunto y especialmente para sus segmentos vulnerables”.

El informe observaba un deslizamiento reciente hacia una concepción más liberal en el uso de la marihuana en Europa occidental. En Italia, Luxemburgo, Portugal y España, la posesión de marihuana para consumo personal no se considera un delito criminal; actos anteriores al consumo, como la adquisición, transporte y posesión de la droga, no son penalizados. En Holanda, cientos de “cafeterías” ponen la marihuana al alcance de todos. Gran Bretaña y Suiza están considerando también leyes más suaves para el uso de la marihuana.

Sobre la cuestión de legalizar la marihuana para fines médicos, propuesta en algunos estados de Estados Unidos y en Canadá, el informe estable que Junta de Fiscalización de Estupefacientes de las Naciones Unidas “da la bienvenida a la investigación científica seria sobre las posibles propiedades terapéuticas y sus usos médicos”. Sin embargo, “cualquier decisión sobre su uso médico debería basarse en evidencias médicas y científicas claras”. De hecho, el informe observa: “Hasta la fecha, no ha habido evidencia científica alguna de la seguridad y eficacia de fumar cannabis para fines terapéuticos”.

El informe es crítico con las acciones unilaterales de algunos países de cambiar sus leyes sobre el uso de la marihuana. “En ocasiones, se les da preferencia a las ´soluciones rápidas´, tomadas por prioridades políticas inmediatas e internas”, hace notar el informe.

Un postura más conveniente, recomienda la junta de las Naciones Unidas, sería invitar a todos los gobiernos y agencias relevantes a que discutan y fomenten nuevas políticas en el marco internacional de derecho. El informe también pide que la Organización Mundial de la Salud ayude a evaluar la potencial utilidad médica –y los peligros– del uso de la marihuana. “Si los resultados de la investigación científica demuestran objetivamente que el cannabis es útil médicamente, seguirá siendo una sustancia fichada, que necesitará control estricto”, avisa el informe.

El documento avisa: “La comunidad internacional tiene que sopesar cuidadosamente las posibles ventajas de rebajar los controles contra el aumento muy probable del abuso de cannabis y las consecuencia que conllevaría tal acción”.

“Añadir otra droga a la misma categoría que el alcohol y el tabaco sería un error histórico, especialmente en un momento en que las políticas dirigidas a luchar contra el abuso de esas dos sustancias están recibiendo la atención que merecen”, advierte la Junta de las Naciones Unidas. Si no quieren arriesgarse a
que una situación mala se vuelva peor, los legisladores deberían pensárselo dos veces antes de liberalizar la legislación sobre drogas.

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ZENIT Staff

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