Cardenal Koch: “el nuestro es el ministerio de la cruz” (I)

Testimonio del presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 9 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Con sólo 13 años de servicio episcopal monseñor Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos recibió el nombramiento como cardenal, “con los mismos pensamientos de John Henry Newman cuando fue nombrado por el papa León XIII”, es decir, “muy sorprendido” según confesó en diálogo con ZENIT.

Dice que no se lo esperaba ser nombrado para este consistorio porque lleva en la presidencia de este dicasterio sólo cuatro meses, pero cree que la elevación al cardenalato es “un signo de la importancia que el Santo Padre quiere dar al ecunemismo”.

“Pertenecer al colegio cardenalicio no es un honor sino más bien un reto: estar disponible para dar todo por la Iglesia y tener una relación cercana con el Santo Padre”, asegura el purpurado.

En la primera parte de esta entrevista el cardenal Kurt Koch habla de sus 28 años de vida sacerdotal así como de su experiencia en el diálogo con el ecumenismo. Mañana, en la segunda parte, hablará de la celebración de los 50 años del dicasterio que tiene a su cargo desde el pasado 1 de julio, cuando entró a reemplazar al cardenal Walter Kasper.

El purpurado, muy cercano a Benedicto XVI, de quien recibió el capelo cardenalicio el pasado 20 de noviembre, tiene 60 años y nació en Emmenbrücke, provincia de Lucerna (Suiza). Es el noveno cardenal en la historia de este país.

Autor de los libros Dass alle eins seine. Ökumenische Perspektiven (Que todos sean uno. Perspectivas ecumenicas, n.d.t.) Sankt Ulrich, Augsburg 2006, Dem Herrn gehört die Zeit. Meditationen zum Kirchenjahr(El tiempo es del Señor. Meditaciones para el año liturgio n.d.t), Bonifatius, Paderborn 2008, Das Geheimnis des Senfkorns. Grundzüge des theologischen Denkens von Papst Benedikt XVI – Ratzinger-Studien. Band 3 (El secreto del grano de mostaza. Lineas del pensamiento teológico del Papa Benedicto XVI – n.d.t.) Pustet, Regensburg 2010.

Fue ordenado sacerdote en 1982 y trabajó como vicario en la parroquia St. Marien de Berna hasta 1985. Es doctor y fue profesor de teología moral en el instituto catequético de la facultad de Lucerna, y de teología fundamental en el curso de teología para laicos católicos en Zürich.

En 1997 Juan Pablo II lo nombró obispo de Basilea, una experiencia que confiesa, le dio “un gran gozo” porque el ecumenismo, “siempre ha estado en mi corazón ya que mi país, Suiza los protestantes son muy cercanos. También tengo un gran interés por las iglesias ortodoxas”, dice.

“Las Iglesias y las comunidades eclesiales de la reforma en Suiza son un caso especial”, puntualiza el cardenal Koch. “El gran desafío es el diálogo ecuménico entre católicos y ortodoxos. Tenemos un fundamento de fe y una gran diversidad de culturas mientras que en las Iglesias de la reforma el fundamento. Con ellos hay otro modo de hacer ecumenismo, que no es siempre fácil”, asegura.

Entre los años 2006 y 2010 el purpurado fue nombrado presidente de la Conferencia Episcopal Suiza.

“Fue un buen trabajo”, recuerda. “Siendo presidente pude mirar mucho la Iglesia en Europa y el trabajo de la diócesis continuaba, por ello era importante trazar objetivos comunes, tarea no siempre fácil”.

Y asegura que los cuatro meses como jefe del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, “es una bella experiencia ecuménica”.

“Estoy muy contento de mirar esta responsabilidad que me causa tanta alegría”. Dice que los encuentros con los líderes de otras confesiones cristianas “pueden presentar nuestra iglesia y su identidad está muy abierta a todos los cristianos y a este ministerio”.

El cardenal Koch confiesa que del momento en que recibió el capelo cardenalicio, se le ha quedado grabado “el signo del anillo que hizo el Santo Padre al día siguiente del consistorio. Me conmovió mucho la homilía”.

“Jesús puede construir en nosotros su Iglesia en la medida en que encuentra en nosotros esa fe verdadera, pascual, esa fe que no quiere hacer bajar a Jesús de la Cruz, sino que se confía a Él en la Cruz”, dijo Benedicto XVI el pasado 21 de noviembre durante la homilía, el día siguiente del consistorio.

“El primado del sucesor de Pedro es un primado de la cruz y en el cordero permanece todavía la imagen de la cruz. Es una muestra viva de que el Señor ha padecido por nosotros”, concluye el cardenal.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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