Cardenal Kurt Koch habla sobre el cincuentenario de su dicasterio (II)

Entrevista con el presidente del Consejo Pontificio para la unidad de los cristianos

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes 10 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- La imagen de San Pedro y San Andrés Apóstol, discípulos de Cristo, cabezas de la Iglesia católica y ortodoxa respectivamente, se encuentra en la puerta de las oficinas del Consejo Pontificio para la promoción de Unidad de los cristianos, ubicadas en la vía de la Conciliación, antes de llegar a la Plaza de San Pedro, como símbolo de hermandad y de diálogo entre las iglesias cristianas.

Este dicasterio, que celebra este año sus bodas de oro, busca el diálogo y la promoción del espíritu ecuménico entre los cristianos según el decreto conciliar Unitatis redintegratio (1964).

Tiene también la misión de nombrar los observadores o «delegados fraternos» de otras Iglesias y Comunidades eclesiales, con motivo de la celebración de grandes acontecimientos de la Iglesia católica.

Sobre la historia, los desafíos y los frutos del Consejo Pontificio para la promoción de la Unidad de los Cristianos, ZENIT entrevistó al cardenal suizo Kurt Koch, quien hace cuatro meses fue nombrado por el Papa Benedicto XVI como nuevo presidente de este dicasterio. Recibió el capelo cardenalicio el pasado 20 de noviembre.

La primera parte de esta entrevista se publicó en el servicio de ayer jueves 9 de diciembre.

– ¿Cómo nació este dicasterio?

Cardenal Koch: En 1960 el santo padre Beato Juan XIII quiso que la dimensión ecuménica fuese uno de los principales puntos a tratar del Concilio Vaticano II. Por ello creó el secretariado para la unidad de los cristianos – así se llamaba anteriormente. Nombró como primer director al cardenal jesuita Agustín Bea. En 1988 el Papa Juan Pablo II transformó el Secretariado en Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

– ¿Cuáles considera que son los principales frutos de estos 50 años de trabajo?

Cardenal Koch: Creo que la dimensión ecuménica ya no es un pensamiento extraño, sino una dimensión necesaria e importante para la Iglesia, como dijo Juan Pablo II en su encíclica Ut un sint (1995). Cuando Benedicto XVI fue elegido Papa, en su primer mensaje dijo que el ecumenismo iba a ser uno de los principales desafíos de su pontificado. Este es uno de los frutos principales.

Luego tenemos varios frutos específicos como el diálogo con las iglesias ortodoxas que ha avanzado mucho. También el ecumenismo en la situación de Oriente. Hay algunos frutos que hemos recogido con los luteranos y los metodistas.

– ¿Cree que el encuentro histórico que tuvo el papa Pablo VI con el patriarca Atenágoras I en 1964 forma parte de los frutos de este dicasterio?

Cardenal Koch: Sí. Forma parte del primer encuentro del Papa, obispo de Roma y el patriarca ecuménico. Después de este acontecimiento tenemos la costumbre de la visita recíproca de una delegación de Constantinopla que viene a la fiesta del 29 de junio de San Pedro y San Pablo y una delegación de la Santa Sede que viaja a Constantinopla cada 30 de noviembre para la fiesta de San Andrés apóstol, patrono de los ortodoxos. Pedro y Andrés son hermanos. La Iglesia de Roma y de Constantinopla son las iglesias hermanas.

– Por otro lado, ¿usted cree que la reciente beatificación del cardenal Newman puede ser también uno de los frutos de este dicasterio?

Cardenal Koch: Sí, porque Newman es muy conocido y muy venerado entre los católicos y entre los anglicanos. Porque esta fiesta de beatificación en Birmingham era un evento ecuménico.

– ¿También la constitución apostólica Anglicanorum coetibus?

Card Kurt Koch: En la Santa Sede hacemos una diferencia. Este dicasterio es responsable del diálogo. La constitución Anglicanorum coetibus sobre estos creyentes, sacerdotes y obispos anglicanos que quieren regresar a la Iglesia católica, es responsabilidad de la Congregación para la Doctrina de la fe.

La conversión de los fieles es algo que siempre ocurre en la Iglesia. La novedad, esta vez es que vienen grupos de creyentes, sacerdotes y obispos. Todas las personas que quieren entrar a la Iglesia, el Santo Padre les quiere abrir la puerta. Para nosotros no es un peligro para el diálogo ecuménico. Este sigue su curso.

– ¿Cuáles cree que son los principales obstáculos para el diálogo con las iglesias ortodoxas y con las iglesias orientales antiguas, y con las que nacieron luego de la llamada reforma protestante?

Cardenal Koch: Aunque tenemos un gran fundamento común en la fe, tenemos especialmente otra cultura con las iglesias y comunidades orientales. Por ejemplo, para el diálogo ecuménico con la Iglesia está la cuestión del primado del Obispo de Roma. En cambio con las iglesias nacidas luego de la Reforma hay más puntos culturales que nos unen, pero hay toda una eclesiología que debemos discutir.

– Acaba de pasar el sínodo del Medio Oriente y hay muchas iglesias antiguas que han alcanzado la plena comunión con la Iglesia católica. ¿Como ha sido esta experiencia de comunión entre las iglesias sui iuris a pesar de las diferencias culturales entre los ritos?

Cardenal Koch: Estas Iglesias son una gran riqueza para nuestra Iglesia Universal. Son fieles al Santo Padre y permanecen fieles a su magisterio. Pueden ser un puente de ecumenismo como se ve en el decreto conciliar Orientalium Ecclesiarum del Concilio Vaticano II sobre las iglesias orientales católicas.

Creo que este sínodo ha tenido dos frutos centrales que todas las iglesias del Oriente Medio se hayan reunido en una asamblea de dos semanas y puedan vivir la comunidad entre ellos, creo que esto es una gran iniciativa y una bella experiencia.

Se ha hablado de la situación tan difícil en estas iglesias de esta zona del planeta y más ahora a nivel de la Iglesia universal y de cómo los católicos y cristianos de todas las iglesias locales ven la necesidad de ayudar estas iglesias y de soportar y vivir en una gran solidaridad con estos cristianos del Oriente Medio.

– ¿Cree que hace un siglo hubiera sido posible crear un dicasterio como este, con el objetivo de propiciar un espacio para el diálogo ecuménico? ¿O cree que esto sea fruto de un nuevo tiempo?

Cardenal Koch: En la primera encíclica de Pablo VI Ecclesiam Suam sobre el mandato de la Iglesia en el mundo contemporáneo, el pontífice hablaba del principio del diálogo. Cada pontífice responde a su tiempo y a sus desafíos.

La Iglesia está abierta también a una nueva evangelización que ha querido el Papa Benedicto XVI y va en la misma vista de apertura y de profundizar la misión de la Iglesia en países secularizados que tienen una gran tradición cristiana pero que la están olvidando. Es necesaria una nueva evangelización.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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