Corrupción: Una lacra para la industria

La pobreza en el Tercer Mundo no es un misterio

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NUEVA YORK, 9 noviembre 2002 (ZENIT.org).- Los gobiernos han logrado una serie de acuerdos internacionales, en los últimos años, diseñados para luchar contra las prácticas corruptas. Informes recientes, sin embargo, indican que todavía queda un largo camino por recorrer en el esfuerzo de erradicar los sobornos y la desviación de fondos.

En el último Índice de Percepción de la Corrupción (CPI, por sus siglas en inglés) hecho público el 28 de agosto por la organización no gubernamental Transparencia Internacional, 70 de los 102 países donde se realizaron encuestas tuvieron una puntuación de menos de 5 en una escala del 1 al 10.

Lanzado en 1995, el CPI es una encuesta de encuestas, que refleja las opiniones de la gente de negocios y de los analistas del país, tanto residentes como no residentes. El CPI de este año presenta 15 encuestas de nueve instituciones independientes. El CPI sólo incluye a aquellos países donde la cifra es resultado de al menos tres encuestas.

“Las élites políticas y quienes les rodean siguen cobrando comisiones ilícitas en cuanto pueden”, afirmaba Peter Eigen, Director de Transparencia Internacional, en el comunicado de prensa que acompaña el informe. “Los negocios corruptos, están enjaulando a naciones enteras en la pobreza y obstaculizando el desarrollo sostenible”.

La corrupción no es sólo un problema de los países del Tercer Mundo, sino que también está presente en naciones cuyas empresas invierten en países en vías de desarrollo, explicaba Eigen.

El análisis del 2002 muestra que la corrupción se percibe como algo desenfrenado en Indonesia, Kenia, Angola, Madagascar, Paraguay, Nigeria y Bangladesh: todos estos países tienen una puntuación inferior a 2. Al otro lado de la escala están los países con una puntuación superior a 9 –con niveles muy bajos de percepción de la corrupción–: Finlandia, Dinamarca, Nueva Zelanda, Islandia, Singapur y Suecia.

También se destaca en la presentación del informe la situación de los países que formaban la antigua Unión Soviética. “El CPI del 2002 indica que a Rusia le queda mucho por hacer y sigue siendo un país con una gran corrupción, junto con Uzbekistán, Georgia, Ucrania, Kazajstán, Moldavia y Azerbaiyán, todos con una puntuación menor de 3”, explicaba Eigen.

Miles de millones desaparecidos
Los ejemplos de corrupción y soborno desenfrenados son comunes. Los líderes africanos corruptos han robado al menos 140.000 millones de dólares de sus conciudadanos en las décadas que han transcurrido desde la independencia, afirmaba el presidente nigeriano Olusegun Obasanjo, según un reportaje del 14 de junio del periódico británico Independent.

Obasanjo también ha acusado a los países europeos de aprovecharse de gran cantidad del dinero robado, escondido en los bancos de sus naciones. Europa hace poco para intentar devolver el dinero a África y mejorar las condiciones de vida, defendía.

El líder de Nigeria defendió el tratamiento que propinó a la familia de su predecesor, el general Sani Abacha. Los familiares aceptaron entregar 2.000 millones de dólares que habían saqueado al país, a condición de poder quedarse con 100 millones de dólares en sus fondos. Obasanjo afirmaba que fue forzado al trato porque los bancos europeos insistían en que presentara pruebas de que el dinero había sido robado.

En Angola, un informe de Fondo Monetario Internacional (FMI) descubrió que cerca de 1.000 millones de dólares desaparecieron de los fondos del gobierno el año pasado, informaba el 18 de octubre la BBC. La suma es cerca de tres veces el valor de la ayuda humanitaria recibida por Angola en este año hasta ahora. Más de 4.000 millones de dólares han desaparecido en los últimos cinco años, afirmaba el informe.

El informe del FMI no menciona a dónde ha ido el dinero perdido, pero su descripción de la situación política y económica del país menciona la “corrupción extendida” como uno de los desafíos afrontados por el gobierno, afirmaba la BBC.

“Se podría alimentar a todas las personas, vacunar a todos los niños, reconstruir todos los puentes y eliminar todas las minas, si el gobierno de Angola usara apropiadamente los millones que roba cada año”, afirmaba un trabajador de ayuda internacional en un artículo del 30 de julio en el London Telegraph.

El artículo informaba que una nota al pie de página en las cuentas anuales de 1999 de British Petroleum indicaba que había gastado 75 millones de libras (116 millones de dólares) en “honorarios de empresa” para lograr un contrato de producción en la costa en Angola. El pago, sin embargo, no apareció nunca en ninguna de la cuentas del gobierno.

Asia también está sufriendo la falta de prácticas empresariales limpias. Un reportaje del 1 de julio en Newsweek sobre el tema resaltaba una estimación hecha por el Banco de Desarrollo Asiático, que calculaba que la corrupción asciende actualmente a más del 17% del producto nacional bruto en los países más pobres.

En India, por ejemplo, se estima que un 20% de los 545 miembros de la cámara baja del Parlamento tienen pasados criminales, que van desde malversaciones a asesinato, informaba el 8 de agosto el Financial Times. Las asambleas estatales, especialmente en los estados más populosos de Uttar Pradesh y Bihar, tienen incluso más criminales.

“La política de la India se ha criminalizado de manera preocupante”, afirmaba H. D. Shourie, fundador de Common Cause, una organización anticorrupción que se ha especializado en pleitos de interés público. “Y esto ha animado a que se extienda la corrupción a otros sectores de la sociedad –la judicatura, la función pública, la policía”.

En Uttar Pradesh, estimaciones recientes afirman que menos de un tercio del dinero para el desarrollo que llega de Nueva Delhi llega a los beneficiarios previstos, informaba el Financial Times el 12 de octubre.

El soborno es común en los grandes proyectos de construcción. Los gobiernos estatales son partidarios de construir grandes presas porque tales proyectos implican costosos contratos con compañías privadas. Sin embargo, se toman pocas molestias cuando hay que continuar con los trabajos de reparación y mantenimiento necesarios (y no lucrativos). De esta manera la India sufre presas que dejan escapar el agua. Son también comunes los empleados fantasma. Un estudio reciente descubrió que sólo en Nueva Delhi de los 42.000 empleados municipales, sólo 18.000 estaban en su puesto de trabajo.

Nueva estrategia para los «casos desesperados»
Para no perder el dinero con gobiernos corruptos, el jefe de la Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos ha anunciado cambios en la forma en que se distribuye la ayuda oficial, informaba el 25 de octubre el International Herald Tribune.

Andrew Natsios afirmó, ante la dirección de Cooperación al Desarrollo en la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo en París, que los países que él describía como “casos desesperados” conseguirían ayudas a través de un nuevo departamento denominado Oficina para la Democracia, los Conflictos y la Ayuda Humanitaria. Decía que esta asistencia podría distribuirse a través de organizaciones no gubernamentales, de caridad y organizaciones religiosas más que a través de gobiernos “corruptos, depredadores y tiránicos”.

En el ámbito intergubernamental, la OSCE está revisando la puesta en práctica de la Convención para combatir el Soborno de los Funcionarios Públicos en las transacciones de negocios internacionales. Un informe en marcha fue presentado al encuentro del Consejo Ministerial de la OCDE el pasado 15-16 de mayo. La convención entró en vigor el 15 de febrero de 1999. Los 30 países de la OCDE firmaron la convención así como cinco países que no son miembros: Argentina, Brasil, Bulgaria, Chile
y Eslovenia.

Forma parte también de la OCDE la Fuerza de Acción Financiera contra el Blanqueo de Dinero. Su papel es “generar la voluntad política necesaria para crear reformas legislativas nacionales y reguladoras que combatan el blanqueo de dinero”, decía la OCDE. La fuerza de acción controla el progreso de la puesta en práctica de medidas contra el blanqueo de dinero y promueve su adopción a nivel mundial.

También hay mucha actividad en el ámbito regional. Por ejemplo, la Organización de Estados Americanos ha formado una red inter-americana anticorrupción. Y desde 1999, el Consejo de Europa tiene un mecanismo llamado “Grupo de Estados contra la Corrupción”, pensado para controlar la observancia de las normas anticorrupción adoptadas por este consejo.

El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial también se muestran activos en este campo. Según una circular del primero, que lleva por título “El FMI y el buen gobierno”, con fecha de 31 de agosto, un creciente número de informes de países realizados por la organización contienen referencias a la corrupción. Y el Banco Mundial está aumentando las auditorías sobre cómo se manejan sus préstamos, además de dar consejos a los gobiernos sobre cómo desarrollar y poner en práctica programas anticorrupción.

Su éxito puede ayudar a los países en vías de desarrollo a dejar atrás la pobreza.

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ZENIT Staff

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