Con el debate sobre los trabajos de la Convención Europea –encargada de redactar la nueva Carta fundamental de Europa– y sobre la contribución de las Iglesias para el futuro del viejo continente, se abrió este jueves en Bruselas la asamblea plenaria de otoño de la COMECE, recoge la agencia SIR.
La COMECE es una Comisión de las Conferencias Episcopales de los países miembros de la Unión Europea. Las Conferencias Episcopales de la República Checa, Hungría, Malta, Polonia, Eslovaquia y Suiza son miembros asociados.
«Las Iglesias no piden privilegios a la Unión Europea, sino el respeto a una realidad de hecho que existe en Europa –continúan–. Hay ignorancia sobre qué es la religión y cuáles las posturas de las Iglesias en Europa. Por parte de la opinión pública, se registra en Europa un crecimiento de la atención por la Convención y las expectativas hacia la UE».
Los trabajos de la Convención Europea en la redacción de la Constitución
En una nota, los obispos de la COMECE han expresado su esperanza para los trabajos de la Convención: «Nuestras propuestas apuntan al pilar de una Europa que esté al servicio de todos los ciudadanos y no a la defensa de privilegios. Es prioritario (…) que una Constitución europea proteja la dignidad del ser humano y esté al servicio del bien común».
«Todos en Europa deben poder reconocerse en esta Constitución: la cohesión social en la nueva Europa depende del concepto de ser humano que se ponga como fundamento de la Carta», continúan.
«Se debe afirmar con claridad –añaden– que la UE favorece y protege los derechos fundamentales de sus ciudadanos en cuanto que es una comunidad de valores y sería inimaginable que no fuera reconocida la contribución que a éstos llega de la herencia religiosa».
«Reconocer que la fe en Dios, para numerosos europeos de tradiciones religiosas diferentes, es la fuente de los valores universales, permitiría a los propios ciudadanos identificarse en la Constitución sin excluir a nadie», subrayan.
La política agrícola comunitaria
La ampliación de la UE replantea con urgencia el problema de la reforma de la política agrícola comunitaria que los obispos europeos siguen con atención. Al concluir su reunión plenaria, los episcopados de la Comunidad Europea difundieron una declaración titulada «Hacia un modelo de agricultura sostenible para Europa» que ofrece indicaciones referidas a tal reforma.
Monseñor Adrianus van Luyn, obispo de Rotterdam y vicepresidente de la COMECE, resumió el documento con estas palabras: «Ante todo, la reforma de la política agrícola comunitaria es esencial para una Europa que quiera perdurar en el futuro».
En segundo lugar, también en este sector los comportamientos deben estar inspirados en los valores de solidaridad y se necesita evitar la «penalización de los países más pobres y olvidados».
«Creemos que una forma de producción sostenible no es posible si los hábitos de los consumidores no cambian», escriben los obispos europeos en la declaración. Por ello se requiere «una conciencia más clara de las consecuencias ecológicas y sociales de nuestras opciones de consumidores».
Al respecto, «el desarrollo sostenible y la política agrícola necesitan un impulso ético fundamental» con la ayuda de la doctrina social de la Iglesia.
Otros asuntos
Al término de la reunión plenaria, los obispos dieron la bienvenida a la inminente adhesión de diez nuevos países (Eslovenia, Polonia, Malta, Chipre, República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Hungría y Eslovaquia) a la UE, y anunciaron que el próximo 6 de diciembre, con vistas a la cumbre de Copenhague sobre la ampliación –12 y 13 de diciembre–, harán pública una declaración al respecto.
En la asamblea de la COMECE participaron también los obispos delegados de las conferencia episcopales de los países de la ampliación.
Durante el encuentro los obispos han subrayado igualmente la importancia de un amplio debate a nivel europeo sobre cuestiones bioéticas, incluyendo lo relativo a la financiación de la investigación sobre las células embrionales.
