El carisma de la Legión de Cristo y del Regnum Christi narrado por su fundador

Libro-entrevista del padre Marcial Maciel

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ROMA, 30 abril 2003 (ZENIT.org).- «Mi vida es Cristo» es el título del libro-entrevista en el que por primera vez el padre Marcial Maciel cuenta de manera exhaustiva, para el público en general, la manera en que fundó la congregación religiosa de los Legionarios de Cristo y el movimiento Regnum Christi, así como los rasgos fundamentales de su espiritualidad.

El volumen, que mantiene el estilo coloquial de la conversación, afronta, además, temas decisivos para el futuro de la Iglesia y del mundo, como es el nuevo contexto de la globalización, internet, o el mundo después de los atentados del 11 de septiembre.

En esta entrevista, Jesús Colina, director de la agencia internacional Zenit y corresponsal en Roma de «Alfa y Omega», autor de la entrevista, revela algunos detalles de la realización de este libro editado en México por Logos Press (http://www.cefid.com) y en España por Planeta+Testimonio (saldrá a librerías españolas en los próximos días).

–¿Cómo surgió la idea de escribir el libro?

–Jesús Colina: Como explico en el prólogo, desde que soy corresponsal en Roma en 1992, he tenido la posibilidad de entrevistar a iniciadores o fundadores de los nuevos movimientos o comunidades eclesiales, que constituyen una auténtica sorpresa tanto dentro como fuera de la Iglesia. Nadie había previsto su nacimiento, y sin embargo en su seno millones de personas, sobre todo jóvenes, han descubierto su vocación y un camino de profunda entrega cristiana. Me interesaba y me interesa comprender un poco mejor cómo ha tenido lugar este fenómeno. Desde mi punto de vista pocos han respondido con profundidad esta pregunta. He querido hacerlo pidiendo su opinión al padre Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo y del Regnum Christi, dos realidades que en las últimas décadas han experimentado un crecimiento inesperado.

–¿Cuál es la aportación específica que ofrece el libro?

–Jesús Colina: Nunca hasta ahora el padre Maciel se había expresado en un libro con tanto detalle y espontaneidad. Los Legionarios de Cristo y el Regnum Christi, tal y como sucede con las nuevas realidades eclesiales, son en ocasiones objeto de críticas que demuestran falta de un conocimiento directo. En cierto sentido, creo que es lógico el que suceda, pues ha sido tan inesperada y tan vital la novedad que han aportado las nuevas realidades eclesiales, que con facilidad pueden surgir malos entendidos o percepciones equivocadas. Este libro presenta con todo lujo de detalles la vida, el espíritu, la manera de trabajar de los legionarios y de los miembros del movimiento, así como de su fundador. Quien quiera saber qué es lo que creen, cuáles son sus ideales, principios y criterios, no tendrá más que leer las páginas del libro.

–Como Ud. menciona, la Legión de Cristo es una de las congregaciones en la Iglesia católica que experimenta el mayor crecimiento en vocaciones al sacerdocio. En el movimiento Regnum Christi, por otra parte, miles de laicos –consagrados y no consagrados– así como sacerdotes diocesanos están encontrado un compromiso de vida y apostolado. Tras todas estas horas de conversación con el padre Maciel, ¿cómo explica Ud. este fenómeno?

–Jesús Colina: La verdad es que he podido hallar la respuesta a esta pregunta en todas las conversaciones que tuve con el padre Maciel. Para él, el cristianismo no es una ideología, no es una ética abstracta o teórica, no es beatería. Para el padre Maciel el cristianismo es ante todo el encuentro personal con Cristo. Es la conciencia de sentirse amado por Él con un amor único, irrepetible. En una ocasión, me decía: «Cuando a la gente, especialmente a los jóvenes, se les predica a Cristo, el Cristo del evangelio, verdadero Dios y verdadero hombre, se sienten cautivados por la hermosura de su mensaje, por la fascinación de su persona». «La gente está demasiado cansada de ideas y nociones abstractas –añadía–. Necesita dar un sentido a la vida y Cristo lo puede dar. Lo da».

Por otra parte en la Legión y el Movimiento se propone la vivencia de la caridad, de la entrega a los demás –sin distinción de clases sociales, raza o religión–, con el estilo de los primeros cristianos. Esto es de un atractivo y de una actualidad candentes. Obviamente cada quien luego lo vive con sus propios límites, pero el espíritu ahí está, y así queda plasmado en el libro.

–¿Cuál ha sido la sorpresa más grande que se ha llevado al preparar el libro?

–Jesús Colina: En realidad, las conversaciones obligaron al padre Maciel a rememorar la aventura de su existencia y, en cierto, sentido he podido, al igual que le sucederá al lector, «revivir» por así decir de cerca y de nuevo los avatares de una vida sorprendente. Él recordaba con la mayor tranquilidad del mundo cómo fundó la congregación con 20 años, sin ser ni siquiera sacerdote, o cómo llegó por primera vez a Europa para establecer un centro vocacional y un noviciado a los 26 años con 20 dólares en el bolsillo. Ese joven se las apañó para poder ser recibido en audiencia por el Papa Pío XII quien, de manera totalmente inesperada, se interesó personalmente por la congregación, a pesar de que en ese momento no estaba formada más que por un puñado de adolescentes en el lejano (para la época) México. Y lo más impresionante es que yo me iba dando cuenta de que ya desde entonces tenía muy claro que aquellos jóvenes deberían formarse en las mejores universidades para que se convirtieran en sacerdotes que respondieran a los desafíos de un mundo nuevo, apasionante y complejo. Creo que basta leer algunas de las primeras páginas del libro para que el lector «reviva» también esta aventura. Desde luego, desde el punto de vista de la lógica humana, es imposible de comprender.

–En algún artículo que he leído sobre los Legionarios, les colocan entre la derecha católica. Es ésta la impresión que se ha llevado entrevistando al padre Maciel.

–Jesús Colina: Habría que comenzar diciendo que la Legión y el Regnum Christi no tienen una postura política. En sus respuestas el P. Maciel ilustra con gran claridad como su misión es la evangelización. Están para servir a la Iglesia y a la sociedad. Y esto lo podemos ver en sus obras de apostolado. Algunos podrán etiquetarlas de derechas o izquierdas según su punto de vista. Pero estoy convencido de que estas categorías no son aptas para realidades eclesiales como son la Legión y el Regnum Christi. Para darle una idea de lo que se puede decir, he visto un artículo en una página web en el que se coloca a los Legionarios como parte de la Masonería del Gran Oriente. Increíble pero cierto [risas…]. Como acabo de decir al igual que sucede con Juan Pablo II, se podría decir que en algunas cuestiones el padre Maciel o los Legionarios podrían catalogarse como de izquierdas y en otras como de derechas. De hecho, ¿qué significa ser hoy de derechas? He vivido en varios países de dos continentes y la respuesta a la pregunta varía según países y obviamente según la posición del que habla.

Por otra parte, he de confesar que mi respuesta a esta pregunta tiene un límite. El entrevistador no ha cumplido todavía los 35 años y, por tanto, no tiene la madurez de vida que requeriría una empresa de estas características. Esto significa que no me tocó vivir en primera persona las rabiosas divisiones entre izquierdas y derechas que se dieron en los años sesenta, setenta y ochenta. Esto llegó a dividir incluso a la Iglesia. Para la gente de mi generación, en tiempos de internet, estas categorías tienen otros significados.

–Entonces, ¿no es verdad eso de que los legionarios son ricos?

–Jesús Colina: El padre Maciel me contaba que los legionarios, a diferencia de lo que se acostumbra a hacer en algunas congre
gaciones religiosas, no tienen ni siquiera un sueldo. Viven de su comunidad y en comunidad. Y esto no debe ser nada confortable. Las habitaciones de los legionarios son sencillas y en ellas no encontrará más que un reclinatorio, una mesa, una silla, una cama, y unos cuantos libros. Es verdad que sus instituciones, seminarios, escuelas, universidades… tienen una arquitectura moderna y sugerente que en algunos puede crear esta impresión. El padre Maciel me decía que, «puesto que la Iglesia se preocupa de lo verdadero y de lo bueno, no puede dejar de lado lo bello». Esto hizo posible que en el seno de la Iglesia, por ejemplo, en el Renacimiento, surgieran algunas de las obras de arte (pintura o arquitectura) más bellas de todos los tiempos. Para el padre Maciel y para los legionarios, vivir en un ambiente digno y bello, no está reñido ni con el evangelio ni con el voto de pobreza, pues por lo que he constatado no solamente se evitan los gastos superfluos, sino que también viven con mucha austeridad y un tremendo control de los gastos en cosas necesarias. Por el contrario, los ambientes armoniosos, ayudan a vivir con serenidad y profundidad el evangelio, sin que esto implique un rechazo de otras posibles formas de vivir la pobreza dentro de la Iglesia, que la verdad son sumamente atractivas.

Ya que saca el tema, hay otro aspecto que se me hace más importante. Se critica el que los legionarios en su anuncio del evangelio se preocupen también porque sea escuchado por los líderes en los diferentes campos de la sociedad. Al hablar con el padre Maciel comprendí algo que antes no había visto con claridad. Es común escuchar críticas sobre la corrupción de los líderes (políticos, empresarios, del espectáculo, etc.). Ahora bien, yo me pregunto, ¿no es un fenómeno normal si a los católicos les es excluido a priori el anuncio del mensaje de amor de Dios a estas personas? ¿No será más bien anti-evangélico excluir a una categoría del anuncio del evangelio según nuestros propios criterios?

–¿Qué aportación considera que pueden hacer los Legionarios de Cristo y el Movimiento Regnum Christi a la Iglesia de hoy?

–Jesús Colina: El padre Maciel responde a esta pregunta de muchos modos durante la entrevista. Personalmente creo que su insistencia en resaltar la importancia de la caridad evangélica, como parte central de la doctrina de Cristo es algo antiguo pero a la vez siempre novedoso. Es una aportación de consecuencias ilimitadas si realmente se toma en serio. Piense usted en lo que sería el mundo si cada católico, cada cristiano, viviese hasta sus últimas consecuencias el mandato que Cristo dejó en la Última Cena. Y en cierto sentido es ésa la misión de la Legión y del Movimiento Regnum Christi. Puede ser, en verdad, como el perno de la nueva evangelización. Pero eso ya no depende de un solo hombre, ni de una sola congregación. Es tarea y compromiso de todos los cristianos. En realidad serán las futuras generaciones las que podrán responder la pregunta que me ha hecho. Ellos podrán valorar mejor cuál es y será la aportación de estas nuevas realidades eclesiales.

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ZENIT Staff

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