El hambre «nueva arma de guerra»

La organización «Acción contra el Hambre» denuncia la nueva emergencia

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MADRID, 12 oct (ZENIT.org).- El hambre es una tragedia que afecta, hoy por hoy, a más de 800 millones de personas en todo el mundo, en especial en Asia, África y Latinoamérica. Cada 3,6 segundos muere una persona por falta de alimentos. Estos son algunos de los datos que se analizan en «Geopolítica del hambre, informe 2001», que ayer presentó en Madrid el presidente de la ONG «Acción contra el Hambre» (AcH), Olivier Longué.

Seis millones de niños menores de cinco años mueren cada año por causas relacionadas con la desnutrición, siendo ésta la principal causa de mortalidad infantil, continúa explicando Longué. 1.200 millones de personas viven con menos de un dólar al día. Más de 1.000 millones de personas carecen de acceso al agua potable. Más de 2.400 millones no tienen un saneamiento adecuado y unos 1.000 millones de adultos son analfabetos funcionales, mientras que unos 500 millones de niños no van al colegio.

El domingo se celebra en toda la Tierra el Día Mundial del Hambre. Este libro realiza un análisis, a través de seis puntos del planeta donde este año se ha sufrido de hambruna (Sierra Leona, Etiopía, Chechenia, Timor Oriental, Angola y Corea del Norte), llegando a varias conclusiones.

La principal, señala Longué, es que «el fenómeno del hambre ha dejado de ser una consecuencia de los conflictos bélicos, para convertirse en un objetivo de éstos». O dicho en otras palabras: el hambre, hoy por hoy, es un arma estratégica en las guerras que todavía hoy se sostienen. Prueba de ello es que hay más muertos entre la población civil que entre la militar, y no a causa de los bombardeos o fusilamientos, sino por los bloqueos de alimentos y material sanitario, que provocan un debilitamiento de la persona, lo cual le hace mucho más vulnerable a las enfermedades y la muerte.

«Podemos afirmar –señala el informe– que , efectivamente, cada vez más las guerras y los conflictos civiles armados son causantes de situaciones de inseguridad alimentaria; que quien tiene el control sobre los alimentos, tiene el poder; que las hambrunas son el arma más eficaz para que algunos gobiernos consigan sus propósitos (forzar el diálogo político, obtener el mando o financiar dichos conflictos); que la ayuda humanitaria es necesaria, pero la solución es política; y, sobre todo, que el hambre no es una fatalidad, es esencialmente política y se utiliza como arma de guerra».

Ante el Día Mundial del Hambre, los responsables de esta organización, presente en 40 países, ha querido hacer hincapié en las crisis de gran envergadura que tienen lugar en estos momentos y a las que se ha aplicado de forma incorrecta el calificativo de «humanitarias», cuando han sido tanto humanas como políticas. Si se hubieran evitado, 16 millones de personas en el Cuerno de África se hubieran visto liberados de las constantes amenazas de las hambrunas, así como 34 millones de nuevos pobres en los países de transición como ha sucedido en Europa del Este y la antigua URSS.

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ZENIT Staff

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