El padre Jerzy Popiełuszko, símbolo de Polonia y de Europa

Mariusz Frukacz habla del sacerdote asesinado por el régimen comunista

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ROMA, miércoles 5 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- En esta entrevista, Mariusz Frukacz, sacerdote de la archidiócesis de Czestochowa, periodista y redactor del semanario católico “Niedziela” habla del padre Jerzy Popiełuszko, asesinado por el régimen comunista. Será beatificado en Varsovia el 6 de junio de 2010.

Fue el sacerdote de los obreros y del sindicato. Se batió valientemente, practicando la caridad del Evangelio, en defender los derechos humanos contra un régimen despótico, violento y asesino. Sus homilías encendían los corazones y aún siendo manso y bueno, asustaba al régimen.

Para hacerlo callar, primero fue amenazado, luego implicado en un accidente de tráfico del que salió milagrosamente ileso, mientras que, el 19 de octubre de 1984, fue secuestrado y asesinado por tres funcionarios del Ministerio del Interior.

Su cuerpo fue encontrado el 30 de octubre de 1984 en las aguas del Vístula, cerca de Włocławek.

Hablamos del padre Jerzy Popiełuszko, asesinado con sólo 37 años por el régimen comunista. En sus funerales, participaron más de 400.000 personas. Diecisiete millones han visitado su tumba y cada 19 de octubre se celebra una vigilia de 24 horas para recordarlo.

Héroe nacional polaco, ha sido reconocido por la Iglesia Católica como mártir y será beatificado en Varsovia, el domingo 6 de junio de 2010, en la plaza Piłsudski.

Dedicado a su historia y a los sucesos de Polonia de los años ochenta, el director Radaf Wieczynski ha dirigido el filme “Popiełuszko”.

Con motivo de su beatificación, el semanario católico “Niedziela” ha editado un cd (en polaco) titulado “Padre Jerzy Popiłuszko. Mártir por la fe y la patria”. Un cd que relata de forma teatral la vida y obra del capellán del sindicato “Solidaridad”, dirigido por el padre Ireneusz Skubiś Skubiś, redactor jefe de “Niedziela”, y Ksawery Sokołowski, con Marian Florek (actor) en colaboración con Anna Przewoźnik del Estudio de la Radio de “Niedziela”.

El CD, que dura cerca de treinta minutos, contiene la canción de Marcin Styczeń dedicada al padre Popiełuszko titulada: “Estaba preparado para todo”.

Para conocer la naturaleza profunda de la fe católica de los polacos y las implicaciones de mártires de nuestro tiempo como el padre Popiełuszko, ZENIT ha entrevistado a Mariusz Frukacz, sacerdote de la archidiócesis de Czestochowa, periodista y redactor de “Niedziela”, así como corresponsal de KAI (Agencia Católica de Informaciones).

-¿Quién fue el padre Jerzy Popiełuszko? ¿Cuáles eran sus virtudes heroicas y por qué será beatificado?

Frukacz: el padre Jerzy Popiełuszko, asesinado en 1984, fue vicario en la parroquia de San Estanislao de Kostka en Varsovia. En los años 80 del siglo XX, fue pastor de los trabajadores y capellán de “Solidaridad”. En su vida pero también en su enseñanza, sobre todo durante las misas por la patria, representó la fidelidad total al Evangelio de Cristo, a la enseñanza de la Iglesia; en modo especial en sus homilías recordaba los pensamientos e ideas del siervo de Dios Stefan Wyszyński, “Primado del Milenio” y maestro de Juan Pablo II.

El padre Popiełuszko promovió el respeto de los derechos humanos, de los derechos de los trabajadores y de la dignidad de las personas, todo a la luz del Evangelio. Por Polonia y por el mundo entero practicó y testimonió las virtudes del valor, de la fidelidad a Dios, a la Cruz de Cristo y al Evangelio, amor por Dios y por la patria. Representó el patriotismo en sentido cristiano, como virtud cultural y social. Su beatificación es un ejemplo para los sacerdotes, a la luz de su total fidelidad a Cristo. Además representa el símbolo de las víctimas de la ideología nazi. Nazismo y comunismo han perseguido al pueblo polaco y a su fe. Por este motivo, en los tiempos actuales necesitamos testigos de la fe como Popiełuszko.

-El padre Popiełuszko era capellán de “Solidaridad”. ¿Cómo se distingue su obra de sacerdote de la de activista político?

Frukacz: El padre Popiełuszko era un sacerdote que llevaba siempre consigo las palabras tomadas del profeta Isaías y del Evangelio de Lucas: “Me ha enviado a llevar la alegre noticia a los pobres, a vendar las heridas de los corazones rotos”. Esta frase se encuentra en la estampa de su ordenación sacerdotal.

Como capellán de “Solidaridad” estuvo siempre con los trabajadores durante las huelgas, ayudaba a las familias de los obreros perseguidos y encarcelados. El padre Popiełuszko no era un activista político en el sentido usual de la palabra, sino que recordaba siempre que la acción política debe servir al bien común, debe reconocer la dignidad de las personas y respetar los derechos humanos. En este sentido podemos decir que el padre Popiełuszko, queriendo realizar su vocación sacerdotal de servir a la humanidad participó intensamente en la vida social. La finalidad de sus acciones no era de carácter político reductivo o particular.

-¿Cómo han logrado “Solidaridad”, el papa Juan Pablo II y sacerdotes como Popiełuszko derrotar al poderoso régimen soviético?

Frukacz: “Solidaridad” no fue sólo un sindicato de los trabajadores. Se formó desde el principio como un movimiento nacional de diez mil personas. Fue el primer movimiento en el que la Iglesia católica y el mundo de los trabajadores se unieron. Debemos recordar que, para la ideología comunista, el obrero es la persona que no cree y en el nombre de la ideología materialista debe mantenerse lejos de la fe y de la Iglesia católica. “Solidaridad” ya en su nacimiento, en 1980, representó lo contrario de la filosofía marxista y comunista. Iglesia católica y obreros estaban coherentemente y sólidamente juntos.

Para comprender mejor las razones de la derrota del poderoso régimen comunista y soviético debemos mirar al gran e importante papel desempeñado por Juan Pablo II. Todo empezó en el primer viaje de Juan Pablo II, en 1979. Fue el primer viaje del Papa eslavo a un país de la Europa central y oriental. Fueron proféticas las invocaciones y las oraciones que Juan Pablo II pronunció en la Plaza de la Victoria (hoy plaza Piłsudski), “que el Espíritu Santo descienda sobre esta tierra y la haga cambiar”. El año después nació “Solidaridad”.

Hay que recordar también la VI Jornada Mundial de la Juventud, en agosto de 1991, en Jasna Góra y Czestochowa. Fue la primera Jornada de la Juventud con participación de los jóvenes de Europa oriental. El Santo padre celebró la santa misa el 15 de agosto y tres días después cayó el régimen soviético.

Personalmente pienso también que debemos mirar el papel del cardenal Stefan Wyszyński, primado de Polonia, encarcelado por el régimen comunista en los años 1953-56.

Fue el cardenal Wyszyński quien organizó los “Votos de Jasna Góra” en 1956, la Novena con motivo de los mil años del Cristianismo en Polonia (1957-1966). Eran años durísimos, en los que parecía imposible sobrevivir al dominio soviético. Y sin embargo Wyszyński logró organizar y garantizar la actividad religiosa y social de los fieles en Polonia. Fue el mismo cardenal Wyszyński quien reforzó y defendió la llamada “Teología de la Nación” para reforzar la identidad católica de los polacos.

-¿Cuánto contó la fe católica del pueblo polaco en la derrota del comunismo?

Frukacz: Como ya he explicado, para el pueblo polaco la fe tiene su importancia también en la vida social. No es una cosa privada. La fe tiene una dimensión social y nacional. Para nosotros María, la Virgen Negra de Czestochowa, es la Reina de Polonia. Para nosotros, la fe está unida al verdadero patriotismo, es decir el amor a Dios y a la patria. En las banderas polacas, muchas veces se puede ver la frase “Dios, Honor, Patria”. Pienso que esta identidad y esta
práctica religiosa han alimentado la fuerza espiritual que ha derrotado al comunismo. Querría recordar que el régimen marxista-leninista se situó contra Dios (ateo) y contra la nación (internacionalismo comunista). Debemos recordar también que incluso Jesús amaba a su patria y lloraba por la suerte de Jerusalén.

-En Italia, hay un filme que relata la historia del padre Popiełuszko. ¿Lo ha visto?

Frukacz: Juan Pablo II dijo que, gracias a la sangre derramada por el padre Popiełuszko, nosotros los polacos estamos en Europa. El filme sobre el padre Popiełuszko recuerda no sólo la vida del sacerdote mártir sino también los valores cristianos y sociales que necesitamos no sólo en Polonia sino sobre todo en Europa. El padre Popiełuszko es la persona que se ha inscrito en la historia de Polonia y de Europa. Pienso que este filme representa la figura del padre Popiełuszko así como era, en manera atrayente y verdadera.

Por Antonio Gaspari, traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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