El Papa impulsa la promoción de una cultura ética a favor del medio ambiente

En su saludo al Comité Parlamentario de amigos de la «Fundación Hermana Naturaleza»

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ROMA, miércoles, 6 junio 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI advierte de la necesidad de respetar la creación y promover una cultura medioambiental caracterizada por valores éticos.

Con este saludo del Santo Padre se abrió, el martes, la presentación del Comité Parlamentario (italiano) de amigos de la «Fundación Hermana Naturaleza», en la sede de la Cámara de los Diputados.

La Jornada Mundial del Medio Ambiente fue el momento elegido para este encuentro, orientado a presentar una cultura medioambiental cristiana.

En este contexto envió el Papa su saludo a los participantes, a quienes invitó «a respetar siempre la creación y promover una cultura medioambiental fundada en el respeto de valores éticos, la protección de la vida, la economía solidaria y el desarrollo sostenible».

Igualmente les hizo llegar «un saludo personal, deseando pleno éxito a esta oportuna iniciativa».

De acuerdo con el presidente de la «Fundación Hermana Naturaleza»(www.sorellanatura.org), Roberto Leoni, solo con una nueva cultura fundada en las virtudes cristianas, «la acción de los legisladores podrá desarrollarse libre de los condicionamientos de una cultura medioambiental catastrofista y maltusiana».

Igualmente subrayó que «no es posible aceptar forzamientos ambientales como el aborto, la fecundación artificial carente de toda regla ética, las manipulaciones genéticas de seres humanos, la distorsión de las normas éticas que gobiernas las relaciones humanas, empezando por la formación del núcleo familiar, orientado a la alegría, a la vida y al amor».

Existen virtudes y valores indicados por la Doctrina Social de la Iglesia para regir sabiamente la relación entre humanidad y creación, recordó por su parte Manlio Sodi, profesor de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Salesiana.

Pero precisó: «Se debe contrarrestar la posición de quienes consideran la naturaleza por encima o al mismo nivel de las personas humanas».

Recalcando que «el hombre no debe abusar de la naturaleza», añadió que «la perspectiva trascendente del ser humano y de su relación con el Creador y con las demás criaturas favorece un uso ecológico de la naturaleza que no deshumaniza a la persona ni degrada el medioambiente».

El cuidado del medio ambiente presupone la aceptación del destino universal de los bienes de la tierra, un principio que se encargó de recordar también el profesor Sodi, insistiendo en la «necesidad de colaborar en el desarrollo ordenado de las regiones más pobres, así como en la necesidad de respetar los diferentes estilos de vida».

Una sana ecología «exhorta a un examen de conciencia; ofrece una ocasión de formación; mira a la persona en su grandeza e integridad; invita a la formulación de leyes y disposiciones que evidencien la armonía entre persona y naturaleza; respeta el medio ambiente para que, como se ha recibido, se transmita a los demás; vive en la conciencia de contribuir a la preparación de los cielos y de la tierra nueva, donde todo reencontrará el sentido originario dado por la impronta del Creador», concluyó.

En la presentación tomaron parte también Riccardo Cascioli -presidente del Centro Europeo de Estudios sobre Población, Ambiente y Desarrollo de Italia (CESPAS)- y Antonio Gaspari –coordinador del Master en Ciencias Medioambientales de la Universidad Europea de Roma-, autores de los volúmenes publicados por la editorial Piemme (2004-2006): «Le bugie degli ambientalisti» («Las mentiras de los ambientalistas»).

Sobre el fuerte carácter inhumano -y opuesto al desarrollo- de la ideología que domina el «ambientalismo», centrada en el hombre como cáncer del planeta, advirtió Cascioli.

Al respecto, Gaspari recordó la enseñanza de Juan Pablo II, quien –en su Encíclica «Centesimus annus»- invocaba una «ecología humana fundada en el primado de la persona humana y de su interioridad», «una ecología social del trabajo atenta a la calidad de vida y a un desarrollo económico para el hombre, no contra él», y «una ecología familiar que vea en la familia la primera escuela de humanidad y de humanización del mundo».

Angelo Sanza, decano de la Cámara de los Diputados de Italia y coordinador de los 69 diputados amigos de la «Fundación Hermana Naturaleza», invitó finalmente a las instituciones y a sus colegas a considerar seriamente la necesidad de una cultura del medio ambiente inspirada en el humanismo cristiano.

El encuentro recibió igualmente mensajes de aliento del cardenal Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación vaticana para los Obispos, y del obispo de Asís, monseñor Domenico Sorrentino.

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ZENIT Staff

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