El Parlamento Europeo pide la prohibición universal de toda clonación humana

ESTRASBURGO, 21 noviembre 2002 (ZENIT.org).- El Parlamento Europeo aprobó este jueves una resolución en la que se muestra a favor de una prohibición universal y específica de todo tipo de clonación de seres humanos, en todas sus fases de formación y desarrollo.

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Según informa el Europarlamento en su página web http://www.europarl.eu.int, el informe votado fue redactado por la portuguesa Elisa Maria Damião, del Partido Socialista Europeo, y llevaba por título «Ciencias de la vida y biotecnología – Una estrategia para Europa».

Los diputados europeos adoptaron por 271 votos a favor y 154 en contra una enmienda introducida en el párrafo 20 en el que se pide a la Comisión Europea y a los Estados Miembros la prohibición de toda forma de clonación.

El nuevo artículo dice: «[El Parlamento Europeo] recuerda solemnemente el respeto debido a la vida y a la dignidad de todo ser humano, sea cual fuere su estado de desarrollo y de salud, y rechaza toda forma de investigación o utilización de las ciencias de la vida y de la biotecnología que sea contraria al citado principio fundamental».

A continuación, el Parlamento «reitera con insistencia que las Naciones Unidas deberían imponer una prohibición universal y específica de la clonación de seres humanos en todas sus fases de formación y desarrollo, y pide a la Comisión y a los Estados miembros que trabajen con ese objetivo».

La propuesta de promover una prohibición de la clonación humana pero sólo con fines reproductivos había sido presentada a la ONU por los gobiernos de Alemania y Francia. Representantes alemanes, en foros internacionales, habían considerado, sin embargo, la posibilidad de que se permitiera la clonación humana con fines de investigación o médicos.

La resolución del Parlamento Europeo no tiene capacidad ejecutiva para los gobiernos de la Unión Europea; su función es la de orientar las legislaciones de esos países.

En el mismo informe el Parlamento ha aprobado una resolución en la que comparte la opinión de poner fin a la moratoria sobre los alimentos modificados genéticamente, en vigor desde 1998, para promover la innovación.

También subraya que la biotecnología no servirá por sí sola para acabar con el hambre en el mundo pero podría resultar necesario recurrir a cultivos modificados para producir suficientes alimentos.

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ZENIT Staff

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