El sacerdote ruandés acusado de genocidio se presenta al tribunal de la ONU

El padre Athanase dejó Italia y viajó a Tanzania para probar su inocencia

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FLORENCIA, 7 febrero 2002 (ZENIT.org).- El sacerdote ruandés, acusado por facciones cercanas al gobierno de Kigali de haber participado en el genocidio, ha viajado a Tanzania y para presentarse voluntariamente ante el Tribunal Penal Internacional de la ONU encargado de juzgar los crímenes cometidos durante la guerra civil.

«Después de haber tenido conocimiento de la acusación que pesaba sobre mí, he querido ir personalmente a Arusha para responder a todas las acusaciones»,afirma el padre Athanase Seromba Sumba Bura en una carta enviada al arzobispo de Florencia, Ennio Antonellis.

El padre Athanase, 38 años, que salió ayer de Italia, estaba acogido en la diócesis de Florencia desde 1997. En 1999 los diarios se hicieron eco de las acusaciones de participación en el genocido de 1994 en que murieron dos mil tutsis.

La acusación de genocidio había sido suscitada por «African Rigths Watch», una organización cercana al actual gobierno ruandés que ya en el pasado había tomado como objetivo a sacerdotes y religiosos. De acusaciones similares nació el proceso a monseñor Misago, obispo de Gikongolo, que fue absuelto en el año 2000.

«Con cordialidad os escribo estas líneas –dice el sacerdote ruandés a los católicos de Florencia–, para expresaros mi agradecimiento más sincero y filial por la gran hospitalidad que me habéis mostrado durante mi estancia de cuatro años en vuestra diócesis. Ahora seré sometido a juicio, pero no dudo de vuestro apoyo moral y espiritual que me acompañará».

En la carta, el sacerdote explica también el estado de ánimo con el que ha llegado a la difícil decisión: «Tras la tragedia que sacudió a mi país, tras la pérdida de mis parientes, hermanos y hermanas, amigos y conocidos, mi presencia entre vosotros me hacía creer que había encontrado un pequeño momento para tratar de olvidar todo lo que me ha sucedido».

«Desgraciadamente, heme aquí sobre el banco de los acusados como traidor, organizador y ejecutor de un plan genocida que ha sacudido a mi país –añade–. He gritado por doquier para justificar mi inocencia, pero mi grito no ha sido escuchado, porque ante la política y la justicia humana no es bastante gritar sino que hay que probar la propia inocencia ante una institución político-humana».

El sacerdote maduró la decisión de presentarse ante la Corte hace algunos meses, cuando empezaron los primeros contactos tanto con la fiscal del Tribunal Internacional de La Haya, Carla del Ponte, como con el canciller del Tribunal Internacional de la ONU en Arusha. En las últimas semanas, el padre Athanase se había puesto en contacto con la policía de Florencia para ser acompañado y protegido por la Interpol.

El verano pasado, cuando aumentó la oleada informativa sobre su caso, el sacerdote pidió a la diócesis florentina poder dejar la parroquia para ocultarse a los micrófonos y telecámaras, declarando, sin embargo, su disponibilidad para responder a las acusaciones en las sedes adecuadas.

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ZENIT Staff

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