¿Es exagerada la cobertura mediática de la salud del Papa?

Habla Norberto González Gaitano, decano de comunicación institucional de la Universidad de la Santa Cruz

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ROMA domingo, 6 marzo 2005 (ZENIT.org).- El decano de la Facultad de Comunicación Institucional de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma no se sorprende por el impresionante despliegue con el que los medios de comunicación están siguiendo la salud de Juan Pablo II

Norberto González Gaitano considera que «es lógico que la Santa Sede ajuste su política de comunicación a la realidad de los hechos, sin falsos optimismos y sin alarmismos».

El profesor González Gaitano es consultor del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales y autor de «El deber de respeto a la intimidad» y «La Interpretación y la narración periodísticas», de Eunsa, entre otros libros.

–La cobertura mediática de la salud del Papa, ¿es exagerada?

–Gaitano: En el Jubileo del año 2000 el Papa agradeció a los periodistas su trabajo informativo, que posibilitó un mayor y mejor conocimiento de ese acontecimiento excepcional de la vida de la Iglesia. No era la primera ni la única vez que lo había hecho.

A algunos ahora, incluso entre los propios informadores, les puede parecer exagerada la atención de los medios hacia la salud del Santo Padre, por la natural empatía con su sufrimiento, pues no deja de ser un hombre y, además, muy querido.

El cardenal Ratzinger ha valorado este hecho y sus efectos con justicia: «En una sociedad que esconde el dolor y la cercanía de la muerte, el testimonio del Papa es profético», dijo más o menos tras visitarlo recientemente.

–El Papa es el primer pontífice claramente mediático. ¿Cree que le molesta saber que su vida está permanentemente bajo la mirada del mundo? </b>

–Gaitano: Me parece obvio que el propio Papa optó desde el inicio de su pontificado por no evitar a los medios cuando podrían serle incómodos, ni por instrumentalizarlos cuando le ayudan a dar conocer su misión de pastor universal de la Iglesia e incluso de figura de Cristo para la humanidad.

Sencillamente, convive con naturalidad con ellos en las horas que la gente llama buenas y en las que llama malas. Por eso supera las mediaciones y llega directamente a las personas, también a los informadores.

–Por parte de la Santa Sede se está dando una imagen de tranquilidad, alejada de alarmismos. ¿Le parece una buena política de comunicación?

–Gaitano: Tras las comprensibles precipitaciones y vacilaciones de la crisis que determinó su primer ingreso en el Gemelli, no sólo la Santa Sede sino que todos hemos aceptado el hecho de que el Papa atraviesa una nueva etapa en su enfermedad, que supone un punto de no retorno a la situación precedente.

Es lógico que la Santa Sede ajuste su política de comunicación a la realidad de los hechos, sin falsos optimismos y sin alarmismos, originados más por la expectativa de novedades para poder contar que por nuevos estados críticos de salud.

Se ha hablado en algunos ambientes informativos de escasa o insuficiente información, juicio que podría ser válido en la primera reacción: es comprensible que quienes debían decidir con urgencia la hospitalización del Papa en la madrugada no pensaran prioritariamente en los medios. Es comprensible que la noticia estallase apenas el Santo Padre entró en el Gemelli.

La salud del Papa es vigilada atentamente por los medios en los últimos años. Un periodista de agencia lo vio entrar y, lógicamente, dio la noticia desencadenando la explosión informativa. Es lo que, en el jergo académico profesional, se llama «efecto grillete o de disparo».

La Oficina de Prensa de la Santa Sede se encontró por pocas horas en fuera de juego, pero retomó el control de la situación en menos de doce horas, ciertamente con mano férrea como corresponde a las situaciones de crisis.

Por ejemplo, leo lamentelas de algunos periodistas que no cuentan con partes de los médicos ni pueden entrevistarlos como en el pasado. Ignoro el fundamento de esas quejas y de la situación en otras intervenciones quirúrgicas del pasado.

Sé en cambio, es un principio de manual de la comunicación de las instituciones, que el interlocutor oficial con los medios en situaciones de crisis debe ser sólo uno. Ganan todos, la institución, los periodistas y, por supuesto, el público. Y viceversa.

–En su facultad preparan a la Iglesia a afrontar crisis mediáticas: ¿se puede calificar de crisis, la situación actual?

–Gaitano: Si nuestra Facultad pretendiera preparar a «la Iglesia» para afrontar crisis, incluso mediáticas –permítame la ironía–, la habríamos cerrado o trabajaríamos para otra institución con más futuro en este campo.

La Iglesia, de crisis, tiene sobrada experiencia milenaria y, sin embargo, la receta para superarlas no la ha destilado todavía. Las resuelve un poco misteriosamente, desde dentro, con enormes contradicciones, pero con una ayuda poderosa que viene de fuera y de dentro a la vez, de manera imprevisible y serenamente; a veces trascurren una o dos generaciones para resolverlas.

Nosotros, más modestamente, intentamos preparar a las personas que gestionarán la comunicación de las instituciones eclesiásticas para afrontar desde el punto de vista informativo las crisis que surgen desde dentro y para crear crisis fuera, en la sociedad: las que debe crear y crea el mensaje cristiano, cuando se procura vivir y presentarlo en plenitud.

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ZENIT Staff

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