Irak: Voces del mundo católico piden la revocación del embargo

Dura denuncia del diario de los católicos italianos

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ROMA, 14 enero 2001 (ZENIT.org).- Cuando se cumplen diez años después de la guerra del Golfo, un editorial publicado hoy por Romanello Cantini, en la primera página del diario de la Iglesia católica en Italia, Avvenire, hace una dura denuncia ante la persistencia del embargo que golpea a la población más pobre e inocente del país.

De aquella guerra, recuerda el diario católico, «la condena más pesada cae todavía hoy sobre las clases más pobres y más impotentes de la población iraquí. Es más, parece que el castigo del embargo golpea sobre todo a los más inocentes, aquellos que en tiempos de la invasión de Kuwait por parte de Saddam Hussein, y de la guerra que siguió, no habían ni siquiera nacido».

Exponentes de la Iglesia católica y, en particular Juan Pablo II y organismos de la Santa Sede han denunciado en repetidas ocasiones que los efectos del embargo en ocasiones son desproporcionados con respecto a los objetivos que pretenden.

El articulista de «Avvenire» se hace eco de una reciente entrevista con el patriarca cristiano de Bagdad, su beatitud Raphael I Bidawid, en la que calcula que, en los últimos diez años, han muerto en Irak un millón y medio de niños por
falta de alimentación y de curas adecuadas.

Y añade que quizá nadie ha recordado a tiempo que lo que una vez se llamaba «asedio por hambre» a los propios enemigos «está expresamente prohibido por la IV Convención de Ginebra de 1949». Un abuso claramente denunciado por la Santa Sede en el documento del Consejo Pontificio Cor Unum «El hambre en el mundo – Un reto para todos: el desarollo solidario (1996)» (n 16). Esta falta de memoria, indica el diario católico, es la única explicación para que se haya tardado seis años en establecer el programa «petróleo a cambio de alimentos».

«Avvenire» denuncia no sólo las imposiciones de la comunidad internacional, sino también el juego sucio de Saddam Hussein que dan la impresión de asistir a «un cínico juego del gato y el ratón entre los responsables de la ONU y el dictador iraquí a costa de una población que es la única que está pagando un precio cada vez más opresivo».

En opinión del diario, la política de tratar de debilitar al régimen iraquí no está dando ningún resultado, al contrario, Saddam parece estar más fuerte que nunca. «No se explican de otro modo –indica– la expulsión de los inspectores de la ONU, su lenguaje y su política a menudo inútilmente provocatorios, la misma manipulación de la prometida visita del Papa que condujo un año después a su anulación, cuando aquel encuentro podía significar una cuña importante incluso para la ruptura del aislamiento internacional de Irak» (Cf. Zenit, 3 de marzo de 2000).

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ZENIT Staff

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