IV Congreso de Rectores de Santuarios de América Latina y el Caribe – Declaración final

De rectores de Santuarios de América Latina

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APARECIDA, lunes, 19 junio 2006 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración final (difundida por el dicasterio misionero) de rectores de santuarios al término de su IV Congreso Americano celebrado del 23 al 28 de mayo en el Santuario Nacional Nuestra Señora de Aparecida (Brasil).

El encuentro celebrado también es prólogo de la V Conferencia del Episcopado General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (www.celam.info) que acogerá este santuario mariano brasileño 13 al 31 de mayo de 2007, a cuya inauguración está previsto que asista Benedicto XVI.

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Declaración final de IV Congreso de Rectores de Santuarios de América Latina y el Caribe
Rectores de Santuarios de América Latina

1. En el IV Congreso Americano de Rectores de Santuarios celebrado en el Santuario Nacional Nuestra Señora de Aparecida, Brasil, entre los días 23 al 28 de mayo 2006, nos reunimos representantes de 13 países de América Latina y el Caribe; y en vista y preparación a la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, hemos querido reflexionar y entregar nuestro aporte al Pueblo de Dios que peregrina en los santuarios.

2. Nuevamente, siguiendo las experiencias de los anteriores congresos, hemos querido compartir nuestras experiencias para realizar avances teológicos pastorales y llegar a acuerdos que puedan ser aplicables en cada uno de nuestros lugares; y en comunión con la Santa Sede que a través del Directorio para la Piedad Popular y tantas otras reflexiones y aportes actuales, nos alientan en la tarea pastoral.

3. A partir de la experiencia pastoral de los santuarios, hemos querido reflexionar con el fin de acompañar, con renovada fuerza, el camino de los peregrinos que a ellos acuden, para que en Cristo tengan Vida.

4. Nuestras reflexiones queremos ofrecerlas también al proceso de preparación de la V Conferencia, con el fin de aportar de nuestra pastoral específica a la reflexión de la Iglesia en nuestra América Latina.

CONCLUSIONES – APORTES
1. EL VALOR DE LA PIEDAD POPULAR Y EL SANTUARIO EN LA VIDA DEL PUEBLO LATINOAMERICANO
La piedad popular constituye un núcleo fundamental para comprender el modo de la expresión cómo se vive la fe cristiana y católica en nuestro continente. En esta expresión se recoge la honda experiencia de una parte muy importante del pueblo creyente americano, que recoge a diversas clases sociales y expresiones culturales. Por ello que no es posible una profunda comprensión de la realidad eclesial latinoamericana, sin tener seriamente esta realidad de fe.

La Iglesia en América ha ido descubriendo el valor que tiene la piedad popular, y ya no sólo es tolerada; sino que recuperada e integrada en el proceso de la evangelización.

La piedad popular tiene espacios de especial expresión de la fe a través de los Santuarios, repartidos a lo largo de toda la América Latina y el Caribe. El santuario tiene en la historia de la fe cristiana en América un rol muy importante; y hoy, no es posible comprender el acercamiento de la Iglesia a los grandes grupos humanos que se identifican con la fe católica, pero que están distantes de la expresión formal de ella, sino que a través del proceso de encuentro y evangelización de los santuarios.

2. SANTUARIO, INSTRUMENTO EN LA CONSTRUCCIÓN DEL REINO DE DIOS
El Santuario participa en la construcción del Reino de Dios a través del encuentro con la vida de los peregrinos que llegan a él. Se puede percibir la necesidad urgente que aún existe del compromiso de los creyentes como discípulos en las diversas realidades, al descubrir tanto dolor, frustraciones, temores y desesperanzas en los romeros. El trabajo pastoral del santuario debe ser realizado en el estilo de Jesús, que ofrece la Buena Noticia de la salvación a través del servicio permanente y acogedor. Entrar en la experiencia del Reino es entrar en la experiencia de Jesús: ser otro Cristo. El santuario debe mostrar la plenitud de vida que significa vivir la vida en Cristo. Esta invitación se vive en la permanente motivación de entrar en el discipulado de Jesús, haciendo la experiencia de María, la Madre del Señor y de los santos, actualizadores en la historia de este seguimiento.

3. SANTUARIO, LUGAR DE ACOGIDA
La acogida se sigue presentando para los santuarios como un don y tarea, a través del cual podemos abrazar al peregrino con los brazos abiertos al modo de Jesús, convirtiéndonos nosotros, servidores y discípulos, en rostros vivos del Maestro que acoge a todos sin ningún tipo de discriminación. Nuestras actitudes de acogida y respeto son una puerta abierta para el paso de Dios por la vida del romero (peregrino), que viene buscando con fe al Señor.

4. SANTUARIO, LUGAR PARA LA COMUNICACIÓN Y EVANGELIZACIÓN
La experiencia de la piedad popular constituye un modo especial de acercarse al pueblo sencillo, que tantas veces está distante de las formas más tradicionales de pastoral. Se convierte en una posibilidad de comunicación del Evangelio, expresadas, vividas y contextualizadas en la simbología y ritmo propio de la realidad del pueblo creyente. Es necesario saber utilizar los diversos medios de comunicación social para presentar el Evangelio de manera atrayente.

5. SANTUARIO, LUGAR PARA CONFIRMAR LA DIGNIDAD HUMANA
En la experiencia del santuario hay una oportunidad permanente para reconocer la dignidad en cada persona que acude, descubriendo en ella el valor de ser hijo e hija de Dios. Así, todo gesto pastoral en el santuario permite confirmar esa conciencia que el peregrino trae al acercarse a Dios. Dignidad que se busca y se expresa de modo particular en la celebración festiva del Bautismo. El mismo santuario al valorizar al peregrino, confirma y aumenta esta dignidad que impulsa a trabajar para construir un mundo más justo que incluya a todos. El peregrino no es un mero receptor en la vida de los santuarios sino quien, por el contrario, trae la realidad de las preocupaciones, anhelos y logros de la vida cotidiana.

Los pastores y los agentes de pastoral en general, en un contacto estrecho con los peregrinos, podemos pulsar las situaciones de injusticia establecidas y sufridas por nuestro pueblo, y las que se van gestando para acompañarlas desde la Palabra de Dios.

El hecho de que al santuario se traigan las preocupaciones más hondas, comunica también las preocupaciones acerca de la supervivencia y en lo que afecta a la dignidad humana. Así la actitud del santuario será constituir un espacio de anuncio y denuncia que confirme la irrenunciable acción profética de la Iglesia.

6. SANTUARIO, LUGAR PARA REANIMAR LA ESPERANZA
En el santuario se produce el encuentro de lo humano y lo sagrado de manera extraordinaria, vivida en la experiencia de la manifestación de Dios simbólica y ritual, donde el hombre al encontrarlo se encuentra consigo mismo, con los otros y con la creación. Este intercambio sagrado vivido en la experiencia de la fe en la Trinidad Santísima, a través de la devoción a la Virgen María y los santos, vuelve a reanimar la esperanza de miles que en la marcha cotidiana van perdiendo los motivos de vivir. El santuario es un lugar para volver a reanimar la esperanza, profundizar la confianza, en la medida que se celebra y se ahonda en el misterio de la fe y de la Pascua de Jesucristo.

7. EL VALOR DE LA ROMERIA (O PEREGRINACIÓN) AL SANTUARIO
La peregrinación tiene una profunda expresión simbólica, que continúa hoy expresando hondamente las búsquedas humanas de sentido y de encuentro con el otro en la experiencia de la plenitud. En este contexto el santuario ayuda a que la experiencia de búsqueda y apertura que trae el peregrino pueda encontrarse con la belleza de lo que significa seguir a Jesús como discípulos. La búsqueda y el modo que tiene de hacerlo el peregrino, constituye un profundo desafío para r
eflexión del santuario para ofrecer los puentes del encuentro y el diálogo que verdaderamente acojan y sean respuesta a la búsqueda de fe del peregrino.

8. SANTUARIO, LUGAR DE LA CELEBRACIÓN DE LA LITURGIA Y LA VIDA
El santuario, como centro de peregrinación y encuentro con el Dios de la vida, les permite a los peregrinos encontrarse con el Señor que salva y redime misericordiosamente. Asistimos de manera siempre nueva a la liturgia de salvación que obra Dios por nosotros; y desde esta experiencia, brota nuestra liturgia, como experiencia de Acción de Gracias en la centralidad cósmica de Cristo redentor. Así, tenemos un desafío siempre permanente de hacer que la celebración sea digna, inculturada, participativa, fructífera y fraterna; para que el santuario siempre se constituya en oasis de encuentro con Dios, la Virgen y los santos, en el misterio de la Redención.

Asimismo la liturgia se completa en el envío misionero, para que volviendo renovado a lo cotidiano, pueda dar testimonio de lo que Dios ha hecho en su vida en el encuentro en el Santuario.

9. EL SANTUARIO COMO ESPACIO DE LA BELLEZA QUE ABRE A LA INTERIORIDAD Y AL ENCUENTRO SAGRADO
Nuestros templos, cualquiera sea su materialidad y dimensiones, deben constituirse en iconos que reflejen la santidad de Dios, el encuentro sagrado y el encuentro entre los hombres. Así, el camino de la belleza es una ayuda extraordinaria para la evangelización mistagógica del pueblo de Dios. El lenguaje de los signos, cercanos y comprensibles para la mayoría de los peregrinos, ayuda para que el santuario sea un lugar en permanente oración y para la oración festiva y diaria de los peregrinos.

10. COMPROMISO

• Asumimos el compromiso, desde lo expresado en esta declaración, de permanecer al servicio de nuestros hermanos peregrinos, de quienes aprendemos constantemente lo que el Espíritu Santo suscita a la Iglesia en su caminar en la fe.

• Queremos ser para ellos rostro de Cristo.

• Deseamos que nuestra manera de vivir y anunciar el evangelio sea un testimonio del amor preferencial de Dios por los más pobres y heridos por la vida.

• Nos ponemos en manos de la Madre del Señor, a cuyos pies hemos realizado este encuentro en NS. Aparecida, patrona del Brasil y como Ella queremos cumplir con su pedido «… hagan lo que Él les diga».

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ZENIT Staff

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