La batalla de las parejas homosexuales para equipararse al matrimonio

Científicos buscan procrear niños sin la intervención de una mujer

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ROMA (Redacción central), 28 oct (ZENIT.org).- El pasado lunes, Juan Pablo
II se pronunció en contra de la legalización de las uniones homosexuales
durante su discurso de bienvenida al nuevo embajador de Holanda ante la
Santa Sede. De este modo, el Papa comentó la reciente decisión del
Parlamento de ese país de aprobar el reconocimiento legal de las parejas del
mismo sexo. El pontífice recordó la doctrina de la Iglesia, según la cual,
la unión entre un hombre y una mujer en el matrimonio no debería equipararse
a otro tipo de uniones.

La preocupación de la Iglesia es comprensible, cuando se constatan los
constantes esfuerzos de los grupos de presión homosexuales que buscan romper
barreras culturales y legales e imponer la homosexualidad como estilo de
vida codificado.

Beneficios económicos
Además de pedir cambios en las leyes nacionales y de los Estados en esta
materia, los grupos homosexuales se han movilizado para convencer a las
empresas a ofrecerles los mismos beneficios propios de los matrimonios.

En Estados Unidos, por ejemplo, une estudio realizado por el «Human Rights
Campaign» (un grupo de orientación homosexual) revela que una quinta parte
de las empresas que se encuentran en la lista de las primeras quinientas
compañías realizada por la revista «Fortune» ofrecen seguridad social a las
parejas de los empleados homosexuales. En total, según un despacho de
Associated Press (25 de septiembre), 3.572 compañías, universidades, estados
e instituciones municipales ofrecen o han anunciado que ofrecerán seguridad
social a quienes conviven con sus empleados. Este dato ha aumentado en un
25% con respecto al año anterior, cuando había 2.856 compañías que habían
asumido o estaban asumiendo este compromiso.

El informe se publicaba después de que en el mes de junio pasado tres
grandes compañías automovilistas (DaimlerChrysler, General Motors y Ford),
así como la United Auto Workers anunciaran que ofrecerán este tipo de
asistencia a sus más de 400 mil empleados.

«Esto supone que por primera vez todo un sector de la economía
estadounidense, junto a su gremio, ha decidido colectivamente ofrecer
beneficios familiares a las parejas», afirma el informe.

Cuando las tres grandes compañías automovilísticas hicieron público el
anuncio, el «New York Times» (9 de junio) constataba que hasta ese momento,
las dos compañías estadounidenses más grandes que ofrecían beneficios a las
parejas del mismo sexo eran IBM y Citigroup.

El artículo explicaba también que la arquidiócesis católica de Detroit
expresó su consternación ante la decisión de las empresas automovilísticas.
La Iglesia católica está a favor de la apertura y la igualdad en el sistema
sanitario, pero considera que «todo lo que compromete o erosiona a la forma
tradicional de familia atenta contra el tejido de las relaciones morales que
la Iglesia trata de promover», afirmó Ned McGrath, portavoz de la
arquidiócesis.

Las quinientas compañías de la lista de Fortune que ofrecen o piensan
ofrecer beneficios sociales a las parejas homosexuales eran 70 en agosto de
1999. Un año después, eran 102.

Una de las empresas más influyentes en la cultura estadounidense, Walt
Disney, ofrece desde hace tiempo este tipo de asistencia. El 3 de junio, la
agencia Associated Press revelaba que, si bien en el pasado la compañía
desalentaba a los grupos a celebrar los «Gay days» («días homosexuales») en
los parques de atracciones, ahora esto ha cambiado.

De hecho, en este año, los «Gay days» cumplen diez años en los parques de
Disney y, de hecho, esta costumbre se ha extendido a otros parques de
atracciones que no son de la compañía, como el de Universal en Orlando o
SeaWorld, también en Orlando. Además, en los últimos años, algunas
atracciones de Dinsey World, como el Typhoon Lagoon, parque acuático, o el
club de la Isla del Placer, han organizado este tipo de actividades.

Los homosexuales quieren tener hijos
Los beneficios ofrecidos por las compañías no son más que una de las
reivindicaciones exigidas por los grupos homosexuales. En estos momentos, se
está librando una importante batalla para reconocer a las parejas de gays la
posibilidad de tener niños. En Inglaterra, el «Sunday Times» (3 de agosto)
revelaba la historia de un niño que nació en ese mes con cuatro «padres»
homosexuales, después de que una asistente sanitaria lesbiana se inseminara
artificialmente con el esperma de un amigo homosexual.

Jayne Mugglestone, de 35 años, y la mujer con la que vive pretenden
compartir las responsabilidades paternas con el padre biológico del niño y
con el amigo de su padre. Parece que es el primer acuerdo de este tipo.

Cuando la noticia se hizo pública, Cornelia Oddie, directora de «Family
Youth Concern», afirmó: «Un niño no es un capricho. Los derechos de los
niños deberían ponerse por encima de todo. El niño tiene derecho a tener dos
padres, una madre y un padre. Los dos ofrecen una contribución diferente a
la vida del niño».

Otro aspecto del debate gira en torno a las nuevas técnicas de
fertilización, que podrían permitir a los padres homosexuales concebir
niños. Según informa el «Times» (25 de septiembre) parejas homosexuales de
hombres podrían concebir niños sin necesidad de contar con la contribución
de una mujer, utilizando las técnicas genéticas que dieron a luz a Dolly, la
primera oveja clonada.

El doctor Calum MacKellar, catedrático en bioética y bioquímica en la
Universidad de Edimburgo, explicaba en el artículo que la investigación en
las técnicas de clonación para tratar problemas de infertilidad debería
permitir a una pareja homosexual de hombres concebir un niño utilizando
únicamente su propio ADN.

De todos modos, el doctor MacKellar admite que por el momento, los embriones
concebidos con este sistema en los experimentos animales han fracasado en su
inmensa mayoría. A un embrión concebido únicamente con ADN paterno le faltan
ciertos genes maternos que permiten su desarrollo normal.

Ahora bien, el doctor MacKellar considera que los avances genéticos caminan
rápidamente y este problema podría ser resuelto rápidamente.

Dada la importancia de la familia para el tejido social y cultural de una
nación, el resultado de un argumento tan delicado será de decisiva
importancia en los próximos meses y años.
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Contenido provisto por SEMANA INTERNACIONAL
(C) Innovative Media, Inc.

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ZENIT Staff

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