Así lo confirma la propuesta de texto que distribuyó este domingo la presidencia irlandesa entre los veinticinco Estados miembros para preparar las últimas negociaciones sobre el documento esta semana.
El preámbulo mantiene la última versión en la que reconoce como inspiración de la UE «la herencia cultural, religiosa y humanista» del viejo continente.
«La decisión de Dublín tiene lugar tras la dura presión de Bélgica, en particular, pero también de Francia para mantener el texto sin ninguna referencia religiosa específica», informa «EUobserver.com».
A final de mayo, siete países de la UE –Italia, Lituania, Malta, Polonia, Portugal, República Checa y Eslovaquia– había pedido de nuevo en una carta conjunta una referencia al cristianismo en el proyecto de constitución europea.
«Esta cuestión sigue siendo una prioridad para nuestros gobierno, así como para muchos representantes del Parlamento Europeo y de los Parlamentos Nacionales, así como para millones de ciudadanos», decía la carta.
En referencia a esta misiva, un diplomático irlandés afirmó este domingo que «no creemos que sea posible lograr un consenso en esta materia; por este motivo no hemos propuesto nada».
De todos modos, el diplomático no descartó que la mención pueda ser afrontada por los líderes europeos este fin de semana.