La fuerza de la Renovación Carismática, estar en el corazón de la Iglesia

Entrevista con Allan Panozza, presidente del ICCRS

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CASTELGANDOLFO, 29 septiembre 2003 (ZENIT.org).- Ante «un mundo que ha perdido la visión de Dios», la «corriente de gracia» de la Renovación Carismática católica tiene en su horizonte la misión de dar a conocer el centro de su experiencia: el conocimiento de Jesús.

Así lo constató Allan Panozza –presidente de los «Servicios Internacionales de la Renovación Carismática Católica» (ICCRS)— en esta entrevista concedida a Zenit en Castelgandolfo.

En esta localidad a 30 kilómetros de Roma, más de 1.000 delegados de la Renovación Carismática Católica de 73 países participaron del 20 al 25 de septiembre en el retiro que ha dirigido el predicador de la Casa Pontificia –padre Raniero Cantalamessa, ofm cap.– sobre el tema de la santidad a la luz de la Encíclica de Juan Pablo II «Novo Millennio Ineunte».

El cardenal James Francis Stafford, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, y el obispo Stanislaw Rylko, secretario de dicho dicasterio, estuvieron entre los invitados a la cita internacional convocada por el ICCRS.

–Desde la perspectiva del ICCRS, ¿cuál es la situación actual de la Renovación Carismática católica en el mundo?

–Allan Panozza: Creo que la Renovación Carismática es una obra de Dios. Más de cien millones de católicos han vivido la misma experiencia de la efusión o bautismo en el Espíritu en el seno de la Renovación. La obra de Dios nunca falla y el Espíritu de Dios está obrando.

La mayoría de los carismáticos católicos están en Latinoamérica. Se calcula que alrededor de 60 millones de personas están activamente implicados en la Renovación Carismática en esa parte del mundo. Pero en otros países, especialmente en África y en Asia, la Renovación Carismática es muy fuerte y está creciendo mucho y muy rápidamente. En mi país, Australia, la Renovación Carismática es muy activa.

Creo que la fuerza de la Renovación Carismática es que está en el mismo corazón de la Iglesia y creemos que Jesús es el centro de la Iglesia. La gracia más importante del bautismo en el Espíritu es que nos lleva a una relación más profunda con el Señor. Jesús es el corazón de la Iglesia que está latiendo y la Renovación Carismática está muy metida en el corazón de la Iglesia, donde está Jesús.

La Renovación Carismática aprecia muchísimo al Santo Padre. Además, ICCRS está trabajando muy de cerca con el Consejo Pontificio para los Laicos.

–Tras estos días de encuentro y de retiro con más de mil delegados de todo el mundo, ¿qué desafíos han constatado que tiene la Renovación Carismática en el mundo y en la Iglesia?

–Allan Panozza: Considero que sucede un poco como en la Iglesia primitiva, cuando Jesús hacía milagros y el Espíritu Santo se palpaba. Muchas personas no lo entendían, y a veces lo que no se entiende se cuestiona. Uno de los problemas a los que se enfrenta la Renovación Carismática se refiere a la naturaleza de los carismas: por su espectacularidad, muchos católicos no saben cómo tomar la Renovación Carismática; tienen incertidumbre.

Muchas veces me preguntan: «¿Qué piensa la Iglesia sobre la Renovación Carismática?» «¿Qué piensa el Santo Padre de la Renovación?» «¿Qué es ICCRS?» El Vaticano dio Estatutos a ICCRS en 1993 con un mandato de la Santa Sede: servir a la Renovación Carismática en todo el mundo. Es la razón de nuestra existencia. Nos relacionamos con entidades carismáticas en 220 países. Y aunque la Renovación Carismática sea fuerte, siempre existe ese elemento de incertidumbre dentro de la Iglesia motivado por la falta de comprensión hacia esta «corriente de gracia». Esto también se puede aplicar a los sacerdotes. Si el sacerdote se diera cuenta del poder que tiene la efusión del Espíritu a través del bautismo… A menudo digo a los sacerdotes: «El mejor público que vais a tener son los carismáticos, porque están muy abiertos, están hambrientos, aman enormemente a la Iglesia y apoyan mucho a los sacerdotes».

El mundo ha perdido la visión de Dios. Por eso, creo que el otro gran objetivo que tiene la Renovación Carismática es traer el mundo el conocimiento de Jesús. Aunque esto sea la buena noticia, el mundo en su mayor parte no lo quiere saber. En cuanto a la evangelización, dos tercios del mundo nunca han oído el nombre de Jesús. Tenemos una gran tarea ante nosotros, en la Renovación Carismática y en la Iglesia.

–¿Trabaja ICCRS con los movimientos eclesiales?

–Allan Panozza: La mayoría de los movimientos han surgido en la Iglesia desde el Concilio Vaticano II, aunque hay excepciones, como es el caso del Movimiento de los Focolares, que empezó en 1943. La Renovación Carismática ha empezado a trabajar con mucha fuerza con los movimientos para servir a la Iglesia. En mi terminología diría que ondea la bandera católica. Vivimos un momento en que la Iglesia católica y el sacerdocio están bajo un ataque muy fuerte. Y los movimientos nos proporcionan un antídoto muy poderoso. En mi país, Australia, junto a los focolares, durante cuatro años hemos reunido a todos los movimientos de la Iglesia en Pentecostés. Este año, hemos contado 35 movimientos distintos cooperando y trabajando juntos para presentar la visión de los carismas que cada uno tiene, todos diferentes pero combinados para ser una Iglesia en acción. Creo que los movimientos son verdaderamente la Iglesia en acción.

–¿Tiene ICCRS perspectivas ecuménicas en su labor?

–Allan Panozza: La Renovación Carismática católica ha estado en primera línea en las relaciones con los movimientos pentecostales. Por ejemplo, en mi experiencia hemos trabajado diecinueve años con un encuentro ecuménico anual no sólo los movimientos principales, sino también las denominaciones pentecostales en una gran celebración para la fiesta de Pentecostés.

A través de la dimensión de la Renovación, y especialmente en el amor a la Palabra de Dios, hemos encontrado un terreno común para concentrarnos en lo que nos une –que es Jesús–, distinto a lo que nos divide, que es doctrinal. Cuando nos centremos en Jesús –pero en el tiempo de Dios, no en nuestro tiempo–, creo que la Iglesia será una.

Estoy firmemente convencido de algo más: de acuerdo con los documentos del Concilio Vaticano II, es responsabilidad de los católicos tomar la iniciativa. No podemos esperar a que un hermano separado venga a nosotros y diga: «Queremos lo que vosotros tenéis». Es iniciativa nuestra y el Santo Padre lo dice así. Y eso mismo hacemos dentro de nuestra Iglesia: a los que han perdido la fe hay que presentarles a Jesús primero, y a través de ello hacer que entren en la vida sacramental de la Iglesia y atraerlos una vez más.

–¿Qué ambiente se respira en este retiro internacional de la Renovación Carismática católica?

–Allan Panozza: Más de mil personas de 73 países participan en este encuentro. Creo que la alegría y el espíritu de unidad y amor que se ha experimentado es contagioso. Y queremos contagiar al mundo, no con un virus, sino con el amor de Jesús.

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ZENIT Staff

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