La responsabilidad de las estrellas del fútbol

Entrevista con el padre Kevin Lixey, encargado de la sección «Iglesia y deporte» del Consejo Pontificio para los Laicos

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 20 junio 2006 (ZENIT.org).- Las estrellas del fútbol parecen tener en ocasiones un impacto más decisivo que los mismos profesores de escuela, como demuestra la fiebre que provoca el Mundial que se está disputando en Alemania.

Para reflexionar en este tipo de factores educativos, sociales, e incluso religiosos del mundo del fútbol, Zenit ha entrevistado al padre Kevin Lixey L.C., encargado de la sección «Iglesia y deporte» del Consejo Pontificio para los Laicos en la Santa Sede.

La sección fue instituida por Juan Pablo II poco antes de que se celebraran las Olimpiadas de Atenas, en 2004, para intensificar la presencia de la Iglesia en el mundo del deporte.

–El mundial de fútbol atrae la atención del planeta. Parece que, en este período la Tierra gira en torno a un balón. Hay más naciones en la FIFA que en la ONU. ¿Qué dice la Iglesia?

–Padre Lixey: Efectivamente, el fútbol es uno de los fenómenos que más pasiones despierta en el mundo, pero al mismo tiempo ayuda «a establecer relaciones fraternas entre los hombres de todas las clases, naciones y razas», como dice el número 61 de la «Gaudium et Spes».

El entretenimiento es algo propio de la condición humana y el fútbol entretiene. En este sentido, se puede decir que el fútbol está al servicio del hombre. Pero hay que prestar atención para que no sea al revés, para que hombre no se someta al fútbol hasta dañar su dignidad, porque el futbolista, el aficionado puede llegar a convertirse en un esclavo de este entretenimiento.

El mundial de fútbol es una escuela de humanidad cuando muchos países se ponen de acuerdo para realizar una actividad que respete unas normas precisas y busque una superación continua en un ambiente de sana competitividad. Estas características hacen del fútbol, y más concretamente del Mundial, una herramienta pedagógica de la convivencia.

–¿Qué actividades esta desarrollando la Iglesia católica en Alemania con motivo del mundial?

–Padre Lixey: Entre otras, la Iglesia de Alemania celebró una misa de apertura en Munich el 9 de junio, y ofrece misas y atención pastoral en las ciudades y en los días que hay partidos, en alemán y también en las lenguas correspondientes a los países que juegan.

Además, el DJK, asociación deportiva católica, ha publicado un libro de oraciones y meditaciones con ocasión del mundial, que incluye una selección de textos del magisterio de los papas dirigido a los deportistas.

Hay también un sitio en Internet de la conferencia episcopal de Alemania que incluye una reflexión que dio el entonces Cardenal Joseph Ratzinger con ocasión de la copa mundial de fútbol de 1978.

–El mundial de fútbol muestra la enorme importancia que el deporte tiene en la sociedad actual y en particular su influjo en los jóvenes. ¿Qué diría usted a uno de los jugadores que esta participando en este mundial?

–Padre Lixey: Que los ojos del mundo están puestos en él, cosa que seguramente ya sabe, y que para muchos jóvenes lo que él hace es tomado como modelo. Por ello, si bien es verdad que tienen la responsabilidad de vencer, también tienen la responsabilidad de convertirse en un testimonio para los jóvenes y los niños, que los consideran sus modelos de inspiración y aspiración, que se peinan como ellos, que los imitan en su modo de jugar, pero también en sus actitudes, en sus reacciones.

Con la ocasión de la bendición del Estadio olímpico de Roma, antes del Mundial de 1990, el Papa Juan Pablo II decía a los futbolistas: «Os están mirando los deportistas de todo el mundo. ¡Sed conscientes de vuestra responsabilidad! No sólo el campeón en el estadio; también el hombre con toda su persona ha de convertirse en un modelo para millones de jóvenes que tienen necesidad de líderes y no de ídolos. Tienen necesidad de hombres que sepan comunicarles el gusto de lo arduo, el sentido de la disciplina, el valor de la honradez y la alegría del altruismo. Vuestro testimonio, coherente y generoso, puede impulsarles a afrontar los problemas de la vida con igual empeño y entusiasmo».

Estas frases del Papa encierran un programa de vida para el futbolista y responden seguramente a uno de los grandes valores que representa el deporte en el mundo de hoy: ser un punto de referencia para la educación de las futuras generaciones.

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ZENIT Staff

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