Los milagros, testimonio del carácter histórico de Jesús

El teólogo Carmelo Dotolo aclara su valor

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ROMA, miércoles, 16 marzo 2005 (ZENIT.org).- Para poder afirmar la historicidad de Jesús y de los textos sagrados, los milagros tienen un papel fundamental, afirma Carmelo Dotolo, profesor de Teología de las religiones de la Universidad Pontificia Urbaniana de Roma.

La historicidad de Jesús y de los Evangelios es un tema discutido desde el mismo nacimiento del cristianismo y ha sido siempre objeto de encendidos debates e importantes conflictos. La posibilidad de los milagros sigue siendo negada por corrientes de pensamiento, mientras que la Iglesia católica sigue reconociéndolos en los procesos como requisito en los procesos de beatificación y canonización.

«Si se expurga a la narración evangélica de los milagros, lo que queda es bastante poco: un buen maestro de moral, que protegía a las mujeres, etc., pero nada más. Si se quitan los milagros, el mismo Jesús histórico deja de tener historia», explica el profesor en una entrevista concedida a Zenit.

Según el experto, la afirmación del «carácter mítico» de la figura de Jesucristo es el malentendido más frecuente presentado por el pensamiento laicista.

A partir del siglo XVIII, el debate tomó un relieve «de primer nivel» y comenzó «un verdadero asedio por parte de la cultura de la Ilustración contra el catolicismo», aunque esta crítica ha servido también positiva para hacer comprender a los cristianos «que los Evangelios no son una narración como cualquier otra, sino que tienen una estructura profunda».

«Los Evangelios y el resto del Nuevo Testamento, nos presentan un fenómeno absolutamente extraordinario: en un hombre determinado, absolutamente marginal respecto a las categorías sociales y culturales del tiempo, no sólo se ha manifestado una presencia de lo divino, sino que en él se ha manifestado Dios», constata Dotolo.

La frase «el Verbo se ha hecho carne», según el profesor, «revoluciona completamente la experiencia religiosa acumulada hasta entonces, e implica una revisión del concepto de Dios».

«Nos encontramos ante una realidad que choca con la razón: la de un Dios, hecho hombre. Un Hombre, cuyos gestos y palabras son los de Dios», prosigue el teólogo, constatando que se trata seguramente de «un concepto muy duro para la razón. Pero Dios va mucho más allá de nuestra razón e incluso de nuestra imaginación».

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ZENIT Staff

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